lunes, 18 de noviembre de 2019

¿Guerra?

Pese a la decisión anunciada el sábado 19 de dar marcha atrás con el aumento en las tarifas del subte, se recrudeció la revuelta.

A última hora del día domingo 20 fue cuando Piñera rodeado de milicos afirmó aquello de «Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite incluso cuando significa pérdidas de vidas humanas con el único propósito de producir el mayor daño posible». Y agregó que «esos enemigos están en guerra contra todos los chilenos que quieren vivir en democracia». Esa democracia que algunos días permite la excepción de torturar, violar y matar frente a los ojos de cientos de sus ciudadanos, tal como sucedió en Chile y hasta quedó registrado en decenas de videos que han circulado. En la misma declaración advierte que saca a la calle 9500 efectivos de las Fuerzas Armadas y de orden para proteger justamente la libertad y los derechos de los ciudadanos. A pesar del estado de excepción, las manifestaciones se sucedieron en varias regiones del país y provocaron miedo en la burguesía.

La democracia y el Estado de derecho son defendidos por las fuerzas armadas y es así que Piñera manifestó que estas tenían «total apoyo y respaldo de nuestro gobierno», es decir, el gobierno se ponía a las órdenes de los milicos para proteger la democracia. Y no es una contradicción. Amargamente confirmábamos lo que desde hace tiempo venimos afirmando: que democracia y dictadura son las dos caras del Capital, e incluso que estamos entrando en un nuevo período donde se combinarán elementos de los gobiernos parlamentarios con los de los gobiernos de facto como los que conocimos en la década de los 70 del siglo anterior por estos territorios.

Llamar fascista a esa combinación no solo es un error de análisis, ya que luego se paga muy caro en el enfrentamiento abierto, aunque este no quiera ser reconocido. El Estado no es criticado, solo aquellos que lo dirigen son denunciados comparándolos con represores del pasado reciente (ver cuadro Izquierda en Ecuador, derecha en Chile). Así hasta en las nauseabundas muestras de conciliación con los asesinos, cuando llamaban a abrazar a los pacos, en plenos abrazos estos soltaban y continuaban la represión. En un video, ante esta reacción digamos “natural” de estos protectores de los ricos, podemos ver una persona angustiada gritándoles «Estábamos haciendo un pacto de paz». Debemos decir que ese es el resultado de razonar desde un punto de vista no simplemente incauto sino patriótico y burgués, en ausencia de una comprensión material que no comprende el accionar de las fuerzas represivas estatales y apelan a la moralidad como explicación última.

Algunos compañeros comenzaban a pensar que estaba desarrollándose un golpe de Estado encubierto en Chile. Ya que desde el Poder Ejecutivo y los medios de comunicación masivos se estaban desplegando una serie de técnicas para generar caos, confusión y terror, preparando el terreno para una intervención militar masiva con el apoyo de una parte de la población. Con efectivos militares y policiales de civil añadiendo destrucción y caos a la destrucción y el caos generado por la propia revuelta proletaria. La represión ya brutal escalaba rápidamente. Así también comenzaba a manifestarse una tendencia a la autoorganización, con algunas asambleas territoriales autoconvocadas para comenzar la semana.

La intensificación cualitativa y cuantitativa del “sistema penal subterráneo” ya constituye un abierto terrorismo de Estado, ocultado por los grandes medios pero retratado directamente por miles de cámaras y subidos a páginas personales y redes de contra-información. Detenciones ilegales, golpizas, lanzamiento de lacrimógenas al cuerpo, represión indiscriminada sobre manifestantes pacíficos, uso de recintos ilegales de detención, asesinatos, torturas, al menos 20 muertos, 4360 detenidos registrados (y denuncias de detenciones para el sólo efecto de golpear, que no se registran oficialmente), una cantidad de lesionados cercano a los 1650 y que incluye varios en estado grave, incluyendo al menos a 160 personas con heridas oculares por el uso desproporcionado de balines policiales(8). El reporte del INDH al 15 de noviembre nos arroja estos datos, los cuales nunca serán precisos pero nos dan una noción de la situación general. Se ha denunciado también el atropello a las personas en situación de calle, que evidentemente es poco o nulamente contabilizado.

El Estado impone la violencia generalizada y el terror social, sin llegar a matar. Ahogar con gases para asustar y dispersar, arrestar y controlar, someter y humillar…y selectivamente dejar con la marca del Estado desfigurando rostros, mutilando, destruyendo el olfato y globos oculares.

Estas violencias ¡e incluso mutilaciones! no son "excesos fascistas", son constituyentes del terrorismo de Estado que las fuerzas represivas están destinadas a llevar adelante para mantener la paz y el orden. Así como la violación, principal y ampliamente contra las mujeres, ha sido y es un arma de guerra.

«Tocaciones, desnudamientos en los cuarteles, insultos y amenazas de connotación sexual y violación. La violencia político sexual hacia las mujeres se ha mantenido como un continuo. (...) Se trata de una agresión diferenciada hacia los cuerpos y las sexualidades de las mujeres, ejercida como una práctica sistemática y explícita. No son actos sin sentido; no cometen errores ni se les pasa la mano. Es un mecanismo de control y subordinación. Busca imprimir en el cuerpo un castigo, grabar en su memoria una sanción que pretende ser transmitida de generación en generación perpetuando el miedo, como advertencia de permanecer en el lugar asignado. (…) debemos recordar más que nunca que la violencia política sexual ha sido y sigue siendo uno de los instrumentos represivos centrales del Estado en contra de las mujeres.» (El Sol Ácrata nro.5. El continuo de la violencia político sexual. Chile, Octubre de 2019)

Las listas de abusos e injurias(9), los videos que muestran la violencia ejercida contra los rebeldes son necesarios para dejar en evidencia qué es el Estado, cuál es su justicia y cuáles son sus intenciones. Sin embargo, también nos angustian y hasta pueden desmovilizarnos. Circulaba un mensaje que decía «Toda información sobre asesinatos y torturas, mientras no sea confirmada por un organismo calificado de DDHH, debe ser considerada como falsa. Nada interesa más a la burguesía en este momento que traumatizar a los proletarios de Chile y así volver a tenerlos sumisos por treinta años más.» Más allá de que no podemos depositar nuestra confianza en organismos de DDHH o estatales de ningún tipo, es necesario dar cuenta de que los teléfonos y su mensajería instantánea difunden rápidamente, por sobre todo, el desconcierto.

Últimamente suele darse un protagonismo central a las mal llamadas "redes sociales" en el desarrollo de los movimientos sociales. Se llega hasta decir que crean el movimiento, o que son sus actores principales. Cuando, por el contrario, el capitalismo ha creado y desarrollado el individuo egoísta, separado y aislado; y todos los aparatos de enajenación, desde la televisión, al computador, a esas redes, son elementos centrales en la atomización de los seres humanos. Esas técnicas tienen la función central de limitar, todo lo posible, las relaciones humanas directas y sustituirlas por una comunicación basada en la mediación espectacular de las imágenes y textos. Por otro lado, se hace hasta una apología del desarrollo técnico del capitalismo. Sería más correcto afirmar que es a pesar de esas "redes" que nos comunicamos, y que se utilizan esas técnicas desviando, pirateando y rompiendo sus límites para desarrollar un contenido totalmente antagónico al porqué fueron creadas. Tal como se señala en el sexto comunicado de Evade Chile «La organización no puede depender de internet» ni «la comunicación por internet o por teléfono no puede reemplazar la comunicación cara a cara».
Asimismo, desde el panfleto anónimo, Una mirada anárquica al contexto de revuelta y represión del 26 de octubre de 2019 se afirmaba:

«Hoy muchas más personas están siendo testigos de lo que por años llevamos propagando: que a los poderosos no les importa engañar, torturar y asesinar con tal de proteger el mundo que han construido para su beneficio y que la única salida posible a la dominación contra nuestras vidas comienza con la rebelión destructora contra todo lo impuesto por quienes intentan hacer de nuestra existencia un régimen permanente de esclavitud y robo de nuestra libertad.

Estamos plenamente conscientes que todos los matices de la represión estatal, incluso los que pretenden aparentar un rostro “amable” forman parte del manual contrainsurgente inaugurado en Argelia, fortalecido en las dictaduras latinoamericanas y continuado por las tropas de ocupación en Irak, Haití y otros lugares del mundo. Sabemos de manera muy clara que la represión masiva y selectiva, las torturas, el exterminio, los montajes y las tácticas comunicacionales de guerra psicológica no son una novedad y hoy las vivimos y enfrentamos en un escenario que nunca se concibió como imposible: desenvolver nuestra cotidianidad y nuestra lucha en un estado de excepción con militares en la calle. (…)

Nos quieren paranoicxs, angustiadxs y aisladxs, pero seguimos activxs en el combate poniendo también en práctica herramientas de autocuidado y de contención psicológica y emocional en lo personal y lo colectivo para continuar vivxs y en pie de lucha.»Por otra parte, el lunes 21 David Veloso Codoceo (21 años) militar de Antofagasta se negó a obedecer la orden de reprimir. Cuando le ordenaron trasladarse a Santiago tiró su fusil al suelo y decidió desobedecer las órdenes. Hoy ya liberado y dado de baja por la institución Castrense. Y es una muestra de cómo las circunstancias transforman la conciencia de las personas. En revueltas generalizadas estas acciones se multiplican y los desertores llegan a responder con sus fusiles a sus antiguos jefes si no es poniéndolos a disposición de la propia insurrección. 



Notas:
(8) Este dato horroroso nos recuerda que contra los proletarios en Francia, los chalecos amarillos, las fuerzas de pacificación del Capital también apuntan sus lacrimógenas y sus balas no letales contra los ojos de los manifestantes. Incluso ha habido manifestaciones de estos “Mutilados para el ejemplo” que parafrasea la expresión “fusilados para el ejemplo” referida a los soldados franceses ejecutados en la Primera Guerra Mundial por evitar el combate. Estos heridos de guerra (de clases) la señalan como «la ultra violencia de la represión».
(9) INDH reporta 93 víctimas de violencia sexual, 40 corresponden a mujeres (una de ellas embarazada) 30 son hombres, 16 son niñas y 7 son niños.

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