lunes, 18 de noviembre de 2019

Anexo II/ Bolivia: Revuelta y Golpe de Estado

El intento de tercera reelección de Evo Morales y la acusación de fraude el 20 de octubre desató una ola de protestas y enfrentamiento durante 20 días en Bolivia. Morales o el expresidente Mesa podrían ser los ganadores, pero el clima enrarecido por mutuas acusaciones enalteció la figura de Luis Fernando “El Macho” Camacho, un empresario católico de Santa Cruz de la Sierra dispuesto a sacar a Morales del poder. El 8 de noviembre la policía, afín a Camacho, se amotina en Cochabamba, Sucre y Santa Cruz y el 10 las FFAA le “sugieren” al presidente dimitir.

Morales consigue asilo en México. La presidencia es ocupada por la vicepresidenta del senado, Jeanine Yañez teniendo a Camacho detrás. Como en tiempos del Santo Oficio estos personajes adjudican al dios cristiano el triunfo sobre los indios. En La Paz los estudiantes de la Universidad Católica y del acomodado Barrio Sur, festejaban en el centro.

Por fuera de estas alianzas o peleas políticas circunstanciales, y a pesar del terror, entre el proletariado se cocinan cosas más interesantes. Porque, sobre todo, y lo más importante, Morales había perdido apoyo de quienes decía representar. Razones sobran. Evo Morales, en sintonía con el progresismo latinoamericano, fue la mejor carta para la modernización capitalista en la región. La división y cooptación de organizaciones y comunidades indígenas contrarias al MAS, la brutal represión y hostigamiento a los defensores de la selva del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) y de la Tariquia, la continuidad de la minería a cielo abierto y la explotación de litio con China y Alemania, la expansión de la frontera agrícola para el comercio ganadero que tuvo su corolario con el desolador incendio del Bosque Chiquitano en los meses pasados, la folklorización de las culturas quechua y aymara como estética de Estado… En definitiva Morales podía apalear y gasear movilizaciones, y dividir comunidades sin que lo acusen de racista o imperialista. Podía vender los “recursos naturales” sin que lo acusen de “vaciar el país”.

Antes que el Ejercito, fueron la Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), hasta ayer aliados, quienes habían pedido la renuncia del presidente.

Donde más se ha destacado la autoorganización es en El Alto, la ciudad que rodea a La Paz.

Rebeldes protagonistas contra el gasolinazo de Morales en el 2011, saben bien lo que viene con el burgués racista Camacho y su títere Yañez. Y tampoco olvidan a Mesa, responsable junto con Sánchez de Lozada de la masacre de octubre del 2003 durante la Guerra del Gas.

«¡El Alto de pie, nunca de rodillas!» gritan sus habitantes resueltos a resistir el golpe. Durante la madrugada del 10 al 11 cortaron la autopista que une al aeropuerto con La Paz. Se hicieron fogatas y vigilancia en las esquinas, con los vecinos armados con palos y cacerolas ante el hostigamiento de grupos parapoliciales.

El día 12 los vieron bajar hacia el centro paceño, en una multitudinaria marcha donde confluyeron además habitantes de las provincias y de la misma ciudad de La Paz. Se realizó un cabildo popular autoconvocado. Repudiaron el golpe, además de aclarar que no son del MAS, denunciando a este por intentar obligarlos a marchar en defensa de Morales. La jornada terminó con 8 asesinados por las fuerzas estatales.

Las secuencias se repitieron el día 13 y 14 con enormes movilizaciones y asambleas terminando en disturbios y enfrentamientos durante varias horas con la policía y las FFAA. El día 15 otra enorme manifestación, esta vez en la región de Cochabamba culminó con 5 asesinados por la policía. Fiel a su estilo siempre oficialista, la COB llamó al dialogo y a mantener la paz social.

¿Qué sucederá en Bolivia? Lejos de las especulaciones del progresismo y de los medios burgueses busquemos y escuchemos la voz de los rebeldes. Un testimonio recogido en El Alto nos dice: 

«No dudo que hay muchos intereses detrás, los Estados Unidos, China, Rusia, las corporaciones, los de siempre, siempre los de siempre, con nuevas caras, pero los mismos discursos y al otro lado el pueblo, el que siempre tiene que poner la sangre. (…) Pero, ¿quién dio poder al caudillismo del facho Camacho?, un don nadie que de pronto se presentó como el salvador de un fraude, quién impulso el juego de las cartas, quién empezó a darle el papel de héroe-víctima… (…) Estos días he tenido mucha rabia, mucha bronca… y es que ya estoy cansada de ver a mis hermanos y hermanas ser usados como carne de cañón, una y otra vez, aferrándose a cualquier caudillo con un hilo de esperanza, me he cansado de ver a los héroes que se proclaman salvadores de indios, mientras humillan a las mujeres públicamente y firman acuerdos con las transnacionales y conceden minas sobre territorios indígenas (Evo aprobó 207 contratos mineros días antes de las elecciones, eso sin mencionar que firmo acuerdo con la transnacional canadiense Prophecy Developmet Corp para explotar Pulacayo)… sí, la whipala no volverá a esconderse, pero no olvidemos que en este pedazo  de mundo hay más pueblos que han sido pisoteados una y otra vez y no hemos escuchado las voces de defensa a sus derechos, no se han indignado contra el hermano Evo por mandar a apalear a mujeres, wawas y ancianos… a riesgo de que me linchen me pregunto ¿será que un símbolo vale más que los cuerpos de estas hermanas y hermanos?»

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