«El desarrollo del medio urbano es la educación capitalista del espacio. Representa la elección de una cierta materialización de lo posible, excluyendo las demás» decían los situacionistas.
En esta vuelta a la profundización del aislamiento social volvemos a notar las calles vacías o escasamente transitadas. Y no se trata solo de control y disciplina: se trata de circulación. Se trata de que nuestra circulación es la circulación mercantil, y que a menor trabajo circulando hay menos seres humanos circulando: nuestros movimientos se confunden con los movimientos del Capital. Hace ya tiempo que el espacio de las calles dejó de ser un lugar de encuentro y comunicación para convertirse principalmente en un lugar de tránsito.
Las últimas luchas masivas en países como Francia y Chile lo habían comprendido: bloquear la circulación para exigir que los gobiernos hagan lo que se supone deben hacer, para llamar la atención de los demás proletarios aún pasivos, e incluso para desviar el uso del espacio público: hacer de la cotidiana pista mercantil un lugar de encuentro para ser y hacer experiencias de lucha.
En esta ocasión, al Estado ya no le queda más que organizar el bloqueo. Los nuevos “piquetes” son los controles de gendarmería y policía en las rutas que evitan el desplazamiento de una ciudad a otra. Bloqueos que permiten la circulación de mercancía y la circulación estricta de mercancía fuerza de trabajo.
Se trata de un bloqueo de arriba hacia abajo que, en su carácter no-espontáneo, y especialmente en su involuntaria hiperatomización, ilustra la actual crisis de una manera tan clara como las verdaderas huelgas de masas del pasado. La cuarentena y el bloqueo son, entonces, una especie de huelga vaciada de sus características combativas y colectivas pero capaz, sin embargo, de provocar un profundo choque, tanto en la psique como en la economía.
En la ciudad de Rosario hay paro de transporte intermitente desde que comenzó el año debido al reclamo salarial de los trabajadores del sector. Los días sumados rondan los noventa. A diferencia de contextos anteriores, la intervención del Estado en el conflicto se ha caracterizado por su dilación. El paro colabora con la falta de movimiento y se vuelve un infierno para quienes en plena cuarentena tenemos que seguir yendo a trabajar.
En estos días ha habido otras medidas por reclamos salariales que se extendieron por el país, amenazantes y armadas, de quienes intensificaron su “trabajo” en esta cuarentena. Se trata de la policía bonaerense que exige mejores sueldos. Por eso los perros guardianes llegaron hasta la casa del amo a exigir su premio por gestionar el castigo. Finalmente lo consiguieron y seguirán haciendo su tarea, que es defender la propiedad y mantener el orden y la normalidad capitalista.
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