miércoles, 19 de febrero de 2025

SIN NOVEDADES: INCENDIOS Y ANTITERRORISMO

[versión extendida]

Nada nuevo bajo el sol del Capital. Otra vez arden extensos territorios, al sur y al norte de la Argentina. Nuevamente culpan, allanan y criminalizan a quienes habitan los territorios y el Estado afila su Ley antiterrorista.

Otra vez con que “El Estado está ausente”. Y repetimos lo publicado en marzo de 2021 sobre los incendios en la Comarca Andina (La Oveja Negra, nro. 75): «No. El Estado está presente. Y es cómplice. Primero, como garante de la expansión y desarrollo capitalista en la región hace más de 150 años, y segundo, con todas las acciones concretas y cotidianas que funcionarios políticos realizan en estos casos: “tardar” en mandar los recursos necesarios, entorpecer la solidaridad de los voluntarios organizados, cuando no directamente robar los insumos donados solidariamente, dividir a la población en “buenos”, “malos”, “terroristas”, “hippies”. Así, por ejemplo, ni lerdos ni perezosos, sectores de la burguesía acusan a la Resistencia Ancestral Mapuche de los incendios para seguir remachando la represión, ya agudizada en los últimos años, sobre las comunidades mapuche.»

Patricia Bullrich redobló la apuesta, además de los allanamientos: el 14 de febrero, firmó una resolución para declarar la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) como organización terrorista. El Código Penal tiene previsto una pena mínima de 10 años para los “jefes de asociaciones terroristas”.

«La RAM fue inscripta en el Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de Terrorismo y su Financiamiento (RePET). Este grupo pseudomapuche atacó nuestra soberanía, prendiendo fuego nuestros bosques y aterrorizando a nuestros ciudadanos. En nuestro gobierno, no hay lugar para los violentos. A los violentos que desafían la ley: su tiempo se les acabó. Vamos contra ellos hasta las últimas consecuencias.», ladró la Ministra de Seguridad en sus redes sociales.

Por el otro lado, la memoria selectiva. Cabe recordar quién firmó la Ley antiterrorista en Argentina en 2011. No para decir “son lo mismo”, sino para comprender la continuidad y el carácter de clase del Estado. En septiembre de 2019 publicamos un artículo titulado «Deforestación» ( La Oveja Negra, nro. 65):

«(…) durante toda la “década ganada” nuestra región sufrió el récord de desmonte por motivos agropecuarios, mientras se daba la bienvenida a nuevas inversiones de Monsanto y la minera Barrick Gold. Pero esto tampoco es propio de un gobierno en particular. En la Provincia de Santa Fe, por ejemplo, se pasó de tener casi 6.000.000 de hectáreas de bosques en 1935 a 840.000 en 2002, es decir, en ochenta años se “perdió” un 82% de bosques nativos. “Nada se pierde todo se transforma” dirán los eslóganes apaciguadores de la autoayuda, y en algo tienen razón, bajo la lógica de este sistema no se pierde nada mientras se transforme en valor: esos bosques fueron sistemáticamente destruidos para la ganancia.

Remarcar lo mismo a veces es necesario frente a lo invariable del Capital. En marzo de 2012, en el segundo número de este boletín, podíamos leer: “La producción capitalista es intrínsecamente depredatoria con el medio en que se desarrolla. Desde la génesis misma de este sistema perverso, la explotación de elementos naturales tenidos en cuenta como meros “recursos” (carbón, caucho, petróleo, entre los primeros) es una constante que arrasa la biodiversidad por doquier. En la región argentina, como país casi exclusivamente agroexportador, la modificación del bioma ha sido constante desde finales del siglo XIX. La región pampeana ha sido modificada en más de un 90% como causa de la explotación agropecuaria.”»

Parecieran situaciones excepcionales, pero solo si queremos indignarnos todos los días con lo mismo, generar contenidos para un streaming o hacer discursos electorales. El modo de producción capitalista es una catástrofe cotidiana, gobierne quien gobierne. La razón estatal no sabe de excepciones sino de reglas. No es el fin del mundo, pero tampoco es necesario entrar en una suspensión de la memoria, la reflexión y la acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario