Desde hace algunas semanas los bosques de la Comarca Andina del Paralelo 42 entre Río Negro y Chubut están ardiendo. El 9 de marzo se desató el primer foco en inmediaciones de Las Golondrinas, cerca de Lago Puelo. Casi en simultáneo otro se prendió cerca de Cerro Radal, descontrolándose en breve tiempo. Fueron siete en total los focos que se desataron en toda la región de modo simultáneo y que ya arrasaron 15.000 hectáreas. Se calculan entre 200 y 500 familias las que han sido afectadas directamente por el fuego, ya sea con pérdida total o parcial de sus viviendas. A su vez, varias de las localidades sufrieron cortes de luz y agua.
La zona venía siendo azotada por las llamas al menos desde el 24 de enero, cuando desde el barrio El Mirador en El Bolsón se expandió el fuego a lo largo de 13 kilómetros, hasta el paraje Cuesta del Ternero. El fuego pudo ser controlado en ese momento, no por el Estado, sino por la acción colectiva de la región. El mismo esfuerzo se mantiene hoy. Habitantes de las ciudades y parajes, así como de las comunidades mapuche, salen a enfrentar el fuego y ayudar a quienes han perdido todo. Desde diversos lugares del país han llegado donaciones al lugar.
Al día de la fecha se contabilizan tres muertes: Sixto Garcés Liempe, peón rural mapuche de 56 años, María Briones, oriunda de Las Golondrinas de 51 años y José Luis Rivero de 68 años.
Esta situación se suma a los incendios de alrededor de un millón de hectáreas durante el 2020, a lo largo y ancho de la región argentina.
Ante esta situación es inevitable la comparación con los terribles incendios que se vivieron en las islas del Paraná durante el 2020 y que aún continúan.
Tras un año de movilizaciones, hay varias cosas que podríamos compartir con los pobladores patagónicos. La pregunta flota en el aire: ¿quién está de detrás de todo esto? Allí como aquí, todo apunta a ciertos sectores empresarios, agropecuarios e inmobiliarios como responsables de las quemas. En el Litoral, después de un año no hay nombres concretos. En cambio, el Estado se ocupó de culpar a kayakistas y acampantes, así como los sectores más rancios del ecologismo señalaron a los pescadores e isleños.
Desde la Municipalidad de Rosario se intentó incluso fomentar un patriotismo de aldea, acusando de todo a la vecina provincia de Entre Ríos.
Desde hace días, en la Comarca Andina se habla de una suerte de venganza por parte del Estado ante el masivo rechazo a la megaminería, que nuevamente se hizo notar con enormes movilizaciones contra el proyecto de zonificación minera. A esta posible acción deliberada se suma el factor de la expansión del monocultivo de pino que, reemplazando al bosque nativo, funciona como verdadero combustible debido a los bruscos cambios de humedad que produce en el suelo y el ambiente.
Más allá de todo, hay que tener en cuenta lo siguiente: los terrenos quemados y vacíos de gente ya son propicios para proyectos productivos de distinta índole. La matriz productiva tiende a expandirse en tragedias como esta. Y en esto siempre ganan los mismos.
Otra afirmación que se suele escuchar es: “El Estado está ausente”. No. El Estado está presente. Y es cómplice. Primero, como garante de la expansión y desarrollo capitalista en la región hace más de 150 años, y segundo, con todas las acciones concretas y cotidianas que funcionarios políticos realizan en estos casos: “tardar” en mandar los recursos necesarios, entorpecer la solidaridad de los voluntarios organizados, cuando no directamente robar los insumos donados solidariamente, dividir a la población en “buenos”, “malos”, “terroristas”, “hippies”. Así, por ejemplo, ni lerdos ni perezosos, sectores de la burguesía acusan a la Resistencia Ancestral Mapuche de los incendios para seguir remachando la represión, ya agudizada en los últimos años, sobre las comunidades mapuche. Desde la mafia sindical y peronista, la UOCRA amedrenta a manifestantes y golpea a quienes razonablemente fueron a increpar al presidente Fernández en su visita a Lago Puelo el 13 de marzo; incidentes que los obligaron a abandonar la zona y volver a Buenos Aires. Luego, tras una serie de allanamientos, seis personas fueron detenidas y posteriormente liberadas por el ataque a piedrazos de la camioneta de Parques Nacionales en que viajaba el presidente, acusadas de “atentado contra la autoridad y daños”. Una vez más, rápidamente surgió desde el progresismo la hipótesis de los infiltrados, que contribuye a criminalizar todo intento de lucha que no se adecúe a sus cánones.
Por otro lado, tanto a orillas del Paraná como en los bosques de la Comarca, se verá asomar la cabeza del nacionalismo progre o de izquierda que nos propondrá la estatización del desastre.
Lo quieren hacer aquí con la hidrovía, y no faltará mucho para que nos propongan nacionalizar y “compartir la riqueza” de la megaminería, el turismo o las plantaciones de pinos.
Mientras tanto, pese a todos los esfuerzos, los incendios en el norte patagónico continúan y aquí, desde las islas del Paraná, todavía llega en ciertas noches un fuerte olor a humo.
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