lunes, 2 de marzo de 2020

PACTO PARA TODOS

En Argentina, desde que asumió el actual gobierno, se predica la unidad y en consonancia se propicia el diálogo, la conciliación de subordinados con poderosos.

Las diversas fracciones de burócratas reparten funciones disciplinadoras. Las convocatorias realizadas para pactar con corporaciones patronales, industriales y ruralistas tuvieron también una favorable respuesta de gran parte de los referentes de los llamados “movimientos sociales”.

Tras la convocatoria de la nueva ministra de seguridad, Sabina Frederic, el 28 de enero se concretó una reunión entre dirigentes de movimientos sociales y los nuevos jefes de Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y Policía Aeroportuaria. La reunión llevada a cabo en una dependencia de la propia Gendarmería en Capital Federal, tuvo por objetivo empezar a “promover canales de diálogo” para buscar “la paz social”. En la reunión participaron dirigentes de organizaciones como Movimiento Evita, CTEP, CCC, Barrios de Pie, Movimiento Trabajadores Excluidos, Martín Fierro, Movimiento Octubres y una parte del Frente Popular Darío Santillán. (1)

Esta progresiva institucionalización de los movimientos sociales y, en particular, de aquellos que nuclean trabajadores desocupados, subocupados, informales o “de la economía popular”, no comenzó con este nuevo gobierno.Viene dándose desde hace años y se suma a las razones de por qué, frente a una de las peores crisis y empeoramiento de nuestras condiciones de vida como explotados, la paz social reina en todo el territorio.

Mientras Fernández, hábil y cínicamente, asegura que «la economía popular llegó para quedarse» y que «la gente necesita un horizonte de progreso» y se necesita «trabajar en conjunto el compromiso de erradicar definitivamente el hambre en Argentina», el modelo extractivista impulsado no hace más que asegurar un futuro de hambre y muerte para todas y todos.

Tras la crisis de del 2000, Cristina Fernández dijo que la Argentina era una gran fábrica recuperada que había podido recomponerse, hace algunos días Alberto Fernández agradecía «a los movimientos sociales, una nueva forma que apareció en la Argentina y que llamamos economía popular, que no tiene la rigidez de la economía formal, pero que es una realidad a la que hay que atender y prestarle mucha atención a lo que hacen porque se ocupa de lo que otros quieren descartar». Y así es que, otra vez, los explotados se ocupan de lo que la economía descarta, aceptando las migajas y las pobres posibilidades de inclusión en el gobierno de este mundo de mierda.

Es evidente que los mecanismos represivos contarán con la anuencia de estos personeros de sectores social y económicamente “excluidos”, referentes políticos cada vez más incluidos e institucionalizados en las arcas de la dominación estatal burguesa. Un diario burgués lo decía más claramente: «Ya no están en la calle reclamando frente al Estado, sino que entraron para administrar los recursos. En concreto, asumieron en los ministerios de Desarrollo Social, de Vivienda y Hábitat y de Trabajo.»

Todo un clima de pacto, concordancia y contubernio que no nos sorprende pero que no soslayamos y que, en todo caso, es una alerta más a la hora de organizar las luchas presentes y por venir.

Nota:
1. Familiares y compañeros de Darío denunciaron esta reunión, así como la continuidad de los represores en el gobierno.

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