El tercer aniversario del asesinato de Rafael Nahuel nos encuentra atravesando una situación de control y confinamiento que, aunque parece atenuarse, durante todo el año ha agudizado aún mas las miserables condiciones de vida en esta región.
La violencia policial se ha disparado y como corolario el Estado argentino ha comunicado su decisión de profundizar el avance sobre el territorio, a fin de acrecentar la producción agroindustrial. Apoyo a la megaminería, licencia para la instalación de megagranjas porcinas y el compromiso según el ministro Basterra de llegar a las 200 millones de toneladas en las próximas cosechas de granos.
A pesar del aislamiento oficial y del fogoneo a la delación, miles de personas en toda la región han salido a la calle para expresar su disconformidad con este ataque generalizado contra la vida.
Multitudinarias manifestaciones se han vivido en Mendoza y Chubut contra la megaminería y aquí en el Litoral, contra los incendios en las islas.
La miseria ha obligado a miles de personas a tomar tierras en las periferias de grandes centros urbanos soportando la violencia policial.
Y en la Patagonia, a pesar de la represión de los últimos años las recuperaciones territoriales mapuche tampoco han cesado.
En este contexto, donde la defensa de propiedad privada por parte de la burguesía se expresa sin tapujos, es indispensable traer la memoria viva del compañero Rafael Nahuel.
Rafael Nahuel, parte de la humanidad despojada, arrinconada en los cordones de miseria de las ciudades, luchó en comunidad por restablecer un vínculo directo con la tierra. Siendo parte, habitándola, buscando lo colectivo en ella.
Sus asesinos son los que operan en el espejismo de las “áreas protegidas”, formas que tiene el Capital para lavarse la cara y seguir destruyendo todo.
A Rafael Nahuel lo mataron por encargo de quienes pretenden transformar la naturaleza en una postal vacía, que se vende a precio de entrada. Parques Nacionales, empresas turísticas y el ecologismo ciudadanista coinciden en esto.
¿Será por eso que las últimas manifestaciones contra la comunidad Lafken Winkul Mapu en Bariloche se escudaron con el argumento de la defensa de los bosques nativos?
Lo mismo sucedió contra las tomas de tierra que se dieron este año en El Bolsón.
La industria del turismo es destructiva como cualquier otra rama productiva. Lo saben aquí también los isleños de Puerto Gaboto, desalojados y amenazados al instalarse el Parque Nacional “Islas de Santa Fe”.
Rafael Nahuel, weichafe mapuche, seguirá viva su memoria cada vez que intentemos una y otra vez sacar del medio a quienes solo nos reducen a recursos y mercancías.
Esta lucha tiene que ser también contra los se quieren mostrar como defensores de la tierra y no son más que mercachifles vestidos de verde.
Estrechemos lazos de solidaridad activa, desde el Paraná al Relmu Lafken y a cualquier lugar del mundo donde se resista el avance del Estado y el Capital.
¡Rafael Nahuel y Santiago Maldonado viven en la lucha!
¡Solidaridad con la clandestinidad de Lautaro Curruhuinca!
¡Libertad a Facundo Jones Huala!
¡Tierra y Libertad!
Rosario - 25 de noviembre del 2020
Al cierre de este texto, el día martes 24 de noviembre la comunidad de Rafael Nahuel, Lafken Winkul Mapu, fue tiroteada con balas de plomo por parte de la policía.
* este volante se repartirá en las lecturas y proyecciones que realizaremos en el Acampe por los Humedales.
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