martes, 26 de septiembre de 2017

SOLIDARIDAD ES SEGUIR LUCHANDO

Celebramos que aún exista un “nosotros” a contracorriente del individualismo competitivo reinante. Un “nosotros” de explotados que se rebelan y luchan con lo que tienen a su alcance, y que hacen posible que hoy sean 50 los números editados del boletín La Oveja Negra. Es de gran satisfacción y queremos compartirlo con los nuestros.
Incluimos algunas palabras en las que se condensa la aspiración de este proyecto. Se trata de extractos de la presentación a nuestro libro La Oveja Negra, selección de textos. Febrero de 2012 – Agosto 2015. Lazo Ediciones.

¿Qué sentido podría tener reflexionar sobre este mundo si no es para cambiarlo? Conmocionar el mundo con el solo acto del pensamiento es imposible. (…) La Oveja Negra no es una tribuna de opiniones o una vidriera donde cada uno pueda mostrar su individualidad. En estos tiempos en los que se publicita y se convence de que lo mejor es que cada satisfacción sea resuelta individualmente, en los que se promociona la competencia y el destacar sobre los demás, nosotros estamos por lo contrario. Logramos una homogeneidad de posiciones revolucionarias y una misma intencionalidad. Esto no se logra simplemente en las reuniones para la confección de un periódico, pero, sin duda, ponerse juntos con empeño en un mismo proyecto colabora mucho con ello. (…) Otra satisfacción compartida es poder mantener la constancia en la periodicidad del boletín. Al comienzo lo realizábamos cada dos meses y luego sentimos necesario hacerlo una vez al mes, al notar que teníamos más cuestiones para compartir y que ya no entraban en una sola hoja (tampoco queríamos transformar la publicación en una revista). La Oveja Negra es gratuita pero esto no significa que no cueste dinero hacerla. Sin embargo, el financiamiento del proyecto no puede volverse un fin en sí mismo, ni tampoco un obstáculo para su realización. Encontramos que la manera más simple de hacerlo es aportando entre los editores y entre personas interesadas que colaboran cuando pueden. En muchos casos son las mismas personas las que se llevan algunas copias para difundir en los lugares que frecuentan, a sus amigos, conocidos; así como otros las imprimen por sus propios medios, incluso en otras ciudades y países. Compañeros desconocidos de otras regiones del mundo han traducido textos de La Oveja Negra al griego, al italiano, al francés, al inglés o al alemán, poniéndolos a circular por la web. El internacionalismo es para nosotros esencial, y no nos referimos solo a compartir con compañeros de otras regiones, sino a pensarnos y a actuar como una expresión mundial desde el primer momento, como parte de una misma clase, con las mismas necesidades. Desde siempre los revolucionarios hemos afirmado la necesidad de trascender las fronteras, formales o informales, que impone el Capital. Esto debe verse reflejado en cada uno de nuestros actos. Un proyecto de estas características está al alcance de cualquiera que se proponga hacerlo, se trata de tener constancia y esforzarse lo necesario. Sin ser un profesional de cada especialidad, ni aprendiéndolo en la universidad, se puede escribir, corregir, diagramar, ilustrar, imprimir y distribuir.

UNA EXPERIENCIA DE LUCHA AUTÓNOMA EN ROSARIO
Vivimos días de bronca y dolor. Caminamos, saltamos, gritamos, lloramos, y encontramos en la lucha el único modo de mantenernos de pie. Apoyando y apoyándonos en la acción contagiosa de los mapuche rebeldes en el sur.

Para este número teníamos pensada una edición especial por cumplirse 50 números del boletín, donde tratáramos varios temas, pero la urgencia nos exige aportar sobre la lucha social en esta región del globo. Con este fin queremos compartir el ejemplo de lo realizado en Rosario, sin por ello ponernos como ejemplo. Este nuevo número, estrechamente ligado con el anterior, es parte de una continuidad de diversas acciones que fueron realizadas colectivamente.

Para nosotros no se trató de un tema “novedoso” porque apareció en los medios y al cual nos acoplamos para aprovechar la situación, sino que se trató simplemente de mantener una coherencia y una continuidad, con respecto a Santiago, a la comunidad de Cushamen y a nosotros mismos.

En 2016 fueron realizadas diversas actividades callejeras y de difusión en solidaridad con las lof en resistencia de Cushamen, comunidades mapuche en conflicto que desde marzo de 2015 están en proceso de recuperación territorial efectiva al magnate Luciano Benetton, 1.000 hectáreas, sobre las 900 mil que posee.

En junio de ese año, fue detenido el lonko weichafe Facundo Jones Huala, que enfrentaba por entonces su primer proceso, por el cual estuvo preso durante tres meses. El 27 de junio de 2017 fue detenido por segunda vez. Se realizó en ese entonces una jornada de difusión, el 14 de julio, poco después de su encarcelamiento.

En el lapso de tiempo hasta la fecha, el contacto humano y el impulso solidario fueron tomando una fuerza colectiva mayor, gracias a la actividad permanente. Esta actividad grupal hoy motiva el hecho de escribir estas palabras. Con el objetivo de dar un testimonio a los sectores y revolucionarios y a todos aquellos que se solidarizan con la causa mapuche y ante la posterior desaparición forzada de Santiago Maldonado. Instando a más compañeros y compañeras a comprometerse con la situación de la comunidad mapuche pero, ante todo, a comprometerse con una transformación radical de la sociedad, en la localidad donde se encuentren.

A la semana de la desaparición del compañero Santiago se hizo un corte de calle en una zona céntrica, con ruido y volantes. A las dos semanas se concentró frente a un destacamento de Gendarmería Nacional para escrachar a los responsables inmediatos de este atropello estatal. El 1 de septiembre, a un mes de la desaparición, se convocó a una manifestación autónoma que concluyó en la Bolsa de Comercio, donde hablamos y leímos un escrito de Santiago.(1) Mientras tanto, todos los días, se pegaban afiches, stickers, se dejaban volantes, pintadas, se iba a distintas radios y se conversaba sobre el tema donde se podía. Además, fueron impulsadas y preparadas jornadas de difusión y reflexión en esta y otras ciudades, circulando a su vez el número anterior de este boletín que también fue difundido en otras partes del mundo. A partir de esos artículos y panfletos se realizó un video titulado ¡Con los rebeldes siempre!, recopilando distintos registros, sobre todo de compañeros en el lugar y fragmentos de los compas de Inchiñ comunicación mapuche.

La invitación es a movilizarse y reflexionar, extraer lecciones de lo que pasa, conocer otras luchas, de otros tiempos y otros lugares. Excediendo lo individual, las miserias politiqueras y los oportunismos de todo tipo. No se trata simplemente de “llevar la teoría a la práctica” como suelen decir los que quieren pensar por nosotros. Se trata de una práctica indivisible. La misma teoría revolucionaria existe gracias a las prácticas revolucionarias del proletariado. Entonces así como debemos desbordar lo teórico, debemos extraer lecciones teóricas de nuestras prácticas.
Claro que nos entusiasmamos y en esa pasión a veces queremos todo inmediatamente, pero así como no se puede expresar todo en cada gesto, palabra o acción, tampoco se puede solucionar todo en una manifestación, en un debate o en un corte de calle. Esto requiere compromiso y permanencia, pensándonos históricamente, con los rebeldes de todas partes, que nos precedieron y a quienes precederemos nosotros.

Nota: 
1. Por su parte, la marcha mayoritaria concluyó en silencio y en el Monumento a la bandera ¡símbolo máximo del genocidio del pueblo mapuche! Y cagándose en las ideas y la práctica del compañero. 

A SANTIAGO LO SECUESTRARON LUCHANDO
Aunque les pese a los inquisidores que critican a los encapuchados que cortan calles y rutas o tiran piedras, la última vez que se lo vio al compañero, se encontraba encapuchado, cortando una ruta y dispuesto a defenderse del ataque de las fuerzas de seguridad del Capital con los medios que tenía a su alcance.

«Grupos minoritarios que quieren imponerse a través de la violencia» es una definición que acertadamente podría emplearse hacia los mismos agentes del Estado. Sin embargo, es más frecuente oírla para criminalizar, demonizar o caricaturizar los medios de lucha que desarrolla la clase explotada hace siglos.

Claro que existen infiltrados, han existido y seguirán existiendo en todos los gobiernos. Los hemos visto, hemos visto sus fotografías, pero de ahí a otorgarles todo accionar violento hay un abismo. Estas simplificaciones que apuntan a golpear al gobierno en realidad le hacen juego a la pasividad reinante. Pensemos un diciembre del 2001 con este imaginario que se viene imponiendo sobre los encapuchados, los disturbios y los violentos. Es el imaginario que está legitimando la próxima represión, donde el Estado toma coraje para tirarnos con balas de goma o hasta desaparecer a un compañero.

Entendemos que uno de los más importantes mensajes de la comunidad mapuche y del compañero Facundo desde la cárcel es justamente lo siguiente: que se puede hablar de anticapitalismo, que se puede hablar de revolución. Y que consecuentemente, se puede accionar en ese sentido. Ello no significa que la violencia sea un signo de radicalidad (de ir a la raíz como la palabra lo indica), cualquiera puede emplearla.

La desaparición de Santiago, la cárcel de Facundo y la represión al movimiento mapuche son parte de una totalidad, de un conflicto violento, histórico y social que excede a los mapuche, un conflicto entre la vida y el capitalismo, imposible de ser resuelto al corto o mediano plazo.

No se puede rechazar la violencia del Estado y luego esperar su respuesta pacífica. Ningún Estado puede satisfacer las necesidades de los explotados, porque Estado significa violencia, enmascarada si es posible, pero si es preciso, franca y descarada. (2)
Nota: 
2. ¡Destruyamos al Estado!, publicado el 1ro de mayo de 2016 

FUERA Y CONTRA EL REFORMISMO
En el movimiento social existe una táctica históricamente contrapuesta a la revolución: el reformismo. Re–formar: re hacer la forma conservando el contenido.

La lucha consecuente de los guerreros del Movimiento Mapuche Autónomo del Puelmapu (MAP), despierta la simpatía de amplios sectores anticapitalistas y revolucionarios. Así como también, sacudió el aletargado transitar de diversos sectores sociales, políticos y sindicales. Muchos de ellos en plena campaña electoral.

Es de notar, que la represión sufrida cotidianamente por las comunidades mapuche en el sur, la prisión de Facundo Jones Huala, y sobre todo, el profundo contenido social del MAP, está en el mismo o peor grado de desconocimiento y tergiversación que antes de la desaparición del compañero Santiago Maldonado.

A su vez, Santiago obtuvo una triste popularidad a costa de ser digerido y luego utilizado por el mundo político. Hoy todos hablamos de Santiago, pero hablamos de personas distintas. Sus compañeros no reivindicamos al desaparecido, sino al sonriente luchador.

Se golpean el pecho y claman por más democracia y Estado, que es lo que desapareció a Santiago y lo que mantiene preso a Facundo.

El reformismo critica al gobierno, confiando en e impulsando una nueva administración de la miseria reinante. Salen a pedir la renuncia de la ministra de seguridad Patricia Bullrich o hasta del presidente Mauricio Macri, porque no ven un problema en sus funciones sino en las personasEsta es la lógica de la clase dominante, que intenta establecer una serie de reivindicaciones fácilmente canalizables que imposibilitan ir más lejos en la lucha.

Toda lucha parte de una necesidad, y toda necesidad contiene su reivindicación y su reforma. La revolución es justamente la generalización de todas las reivindicaciones, buscando la raíz de nuestros problemas. La lucha en defensa de la tierra no puede ser reducida a «una lucha contra la extranjerización de la tierra». No se trata de un problema de propietarios sino de la propiedad privada misma.

Entendemos que no se pueden separar las necesidades humanas inmediatas de la necesidad humana de revolución, o sea, si se separa lo que se necesita ahora (tierra, alimentos) de lo que también se necesita ahora (combatir la propiedad privada y el Estado) es porque los políticos y los sindicalistas transforman nuestras reivindicaciones en reformas. En resumen, la Revolución Social por la que bregamos es la generalización de todas las luchas y reivindicaciones que llevamos a cabo los proletarios. (3)

Nota:
3. ¡Viva la revolución social!, publicado el 1ro de mayo de 2015

AUTONOMÍA Y AUTOORGANIZACIÓN
Para la lucha alentamos la organización de clase y por tanto autónoma de las expresiones burguesas. En oposición desde los hechos mismos a las organizaciones sindicales, democratistas, de derechos humanos, a quienes reconocemos como agentes del orden capitalista. No criticamos su dirigencia, su burocracia o sus personalismos. Criticamos en la práctica su función social objetiva: reprimir a los explotados que se rebelan. Sí, reprimir, se puede reprimir con balas y palos así como también preventivamente: desfigurando los intereses propios y reemplazándolos por necesidades de la economía, del Estado, disuadiendo para encorsetar la lucha entre urnas y leyes, boicoteando los proyectos revolucionarios, metiendo miedo y partiendo desde la victimización permanente.

Incluso en el grado de minoría en que nos encontramos los revolucionarios, los anticapitalistas, consideramos que dejar pasar estas políticas sería festejar los golpes sufridos en el pasado por distintos compañeros y por nosotros mismos, así como también anular el contenido revolucionario de las acciones futuras. Nuestros métodos de lucha hoy determinan los de mañana.

Es preciso combatir el grado de complicidad y complacencia actual, así como la confusión generalizada y la reforma. Nada nos obliga a pedir ayuda y apoyo a los calculadores políticos, que solo buscan publicitarse. Nada nos une, porque tenemos horizontes de vida muy diferentes: gestionar el capitalismo o destruirlo, esa es la cuestión.

Hay que evitar la integración a las alternativas burguesas así como a los híbridos interclasistas y multisectoriales, que en nombre de una pretendida unidad solo buscan mantener la sociedad capitalista.

Es necesario continuar apelando a la unidad de las expresiones revolucionarias en lucha de nuestra clase, y esto necesariamente se opone a los llamados de la izquierda que buscan dividirnos y callarnos. La idea de que la multiplicidad de voces es algo bueno para la lucha se demuestra totalmente ilusa cuando las acciones y consignas radicalizadas son calladas, ninguneadas o criticadas sistemáticamente.

Nos suelen decir que somos débiles porque estamos divididos, pero es al revés: estamos divididos porque somos débiles. Débiles como clase, que por no dotarnos de una perspectiva revolucionaria propia aceptamos las opciones burguesas y por no construir nuestras propias maneras de organizarnos terminamos sumándonos al carro de la derrota de los oportunistas ya conocidos.

Muchos, así como Santiago, asumiendo este rechazo nos solidarizamos con una lucha completamente por fuera de partidos y sindicatos, una lucha por conseguir directamente lo que se necesita: la tierra para vivir, el aire, el agua, la comunidad entre seres humanos.

Por eso, frente a la represión hay que generar vínculos solidarios y redes de comunicación entre cercanos. Estimular el intercambio constante de experiencias combativas, y la consolidación teórica y organizativa. La teoría revolucionaria encuentra su sentido en función de la acción revolucionaria.

POR LA RADICALIZACIÓN DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL EXISTENTE
El caso de Santiago y de la represión a la comunidad mapuche es una muestra de que el problema no es el gobierno de turno, el problema es la explotación capitalista. Los burgueses y sus servidores reafirman que la ganancia vale más que la vida en cada desaparición, amenaza y encarcelamiento, cuando cercan la tierra y nos contaminan, cuando defienden a las mercancías frente a los seres humanos. Nosotros, la clase explotada y oprimida del mundo, por el contrario en cada resistencia a su mundo invertido afirmamos todo lo contrario.

El conflicto entre la humanidad y el capitalismo no tiene una salida a corto o mediano plazo. Y es una muestra de la falta de soluciones que se encuentran en las estructuras legales del Estado. También lo es de la carencia de perspectiva revolucionaria a gran escala, y de la larga lista de obstáculos que supone asumir una perspectiva contrapuesta a los intereses de la clase dominante. A saber, la preservación de sus privilegios y poderío a toda costa, sacrificando los intereses de los explotados, su salud y su existencia misma, de ser necesario.

Esto no va a ser solucionado por una minoría por revolucionaria que sea, ni de la noche a la mañana. La realidad social de la clase explotada solo puede ser transformada por su propia acción directa y movilización permanente.

Radicalizar es, como decíamos, ir a la raíz, profundizar, reapropiarnos de nuestra historia, comenzar nuevos movimientos, porque no es algo espontáneo que sucederá indefectiblemente.

La mejor manera de solidarizarnos con Santiago y con el pueblo mapuche en resistencia es seguir luchando.

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