domingo, 13 de octubre de 2013

MEMORIA: BARRIO REFINERÍA Y COSME BUDISLAVICH

Refinería es el primer barrio obrero de la ciudad, surgido alrededor de la industria modelo «Refineria Argentina de Azúcar» fundada en 1889 que, lejos de la imagen pintoresca y nostálgica de muchos progres actuales, era un lugar insalubre donde los trabajadores con sus familias vivían hacinados. A su vez, las condiciones laborales en la Refinería de Azúcar eran pésimas.

Los proletarios, hartos de aguantar, declaran la huelga el día 18 de octubre de 1901. Algunos se reúnen en el conventillo «El Atrevido» donde crean el Sindicato de Obreros de Refinería. Se conforma un comité de huelga, integrado, entre otros, por Florencio Sánchez, que ya empezaba a ser reconocido como autor teatral y en ese momento era secretario de redacción del diario La República. Él será el encargado del redactar el manifiesto de los huelguistas:

«¡A los huelguistas obreros y obreras de la Refinería!: El trabajo rudo y penoso al cual estamos sometidos, los dolores, las miserias y las prepotencias de los patrones nos han obligado a cruzar las manos.
Cansados de vernos engañados y mistificados por unos cuantos holgazanes de levita que en un día de farra gastan el producto que todos los obreros hacemos en varios meses, debemos mostrarnos dignos de ser hombres, defendiendo con energía nuestros derechos hasta que tengamos completa satisfacción.
¡Obreros y obreras! En todas partes del mundo nuestros compañeros luchan por su bienestar en contra de los usureros de todos los países, demostrando que los explotados no están dispuestos a ceder. La época de los carneros que se dejaban esquilar ha desaparecido. Los patrones tienen esclavos con traje de esbirros que guardan las riquezas por nosotros producidas, tienen todo lo necesario para resistir: nosotros tenemos brazos y nuestra voluntad inquebrantable para defendernos y triunfar.
Y cuando crean aplastarnos por el hambre acordémonos que el pan y la libertad no se piden: se toman. ¡Obreros y obreras! Para ayudar a la huelga, los compañeros de la Refinería vendrán en nuestro auxilio.
¡Soldados! Acordaos que sois hijos del pueblo, que tenéis un machete para castigar a los obreros en huelga, mañana, cuando os echen de los cuarteles y tengáis que recurrir a las fábricas para ganar un mísero mendrugo, vuestros hijos vestirán el uniforme de esclavos y harán con vosotros lo que hoy hacéis con nosotros. Todos somos explotados, y por consiguiente debemos unirnos para combatir el Capital
¡Viva la solidaridad obrera! ¡Viva la huelga!»

Al otro día, unos 200 trabajadores se juntan en las puertas de la fábrica esperando ser atendidos por los dueños para entregar el pliego de condiciones. Nadie los recibe. Piden aumento de salario y jornada de 8 horas.
La policía se hace presente en el lugar y reconoce en el tumulto a Rómulo Ovidi, agitador anarquista. Comienza la represión y detienen a Ovidi. Los obreros se acercan para evitar el traslado del compañero y uno de ellos quiere sujetar los caballos del carruaje policial. Hay forcejeos y éste corre hacia el lado del norte. A la altura del hoy Bv. Avellaneda cae asesinado de un balazo en la nuca Cosme Budislavich, ascensorista de 34 años, tristemente célebre por ser considerado el “primer mártir obrero”, víctima del “gatillo fácil”, otro eufemismo para nombrar los asesinatos del Estado.

En el diario La Capital el administrador de Refinería se horroriza: «Esta hoja (el manifiesto escrito por Sánchez) produjo su efecto hasta sobre las mujeres que ocupamos para acondicionar el azúcar en pancitos, quienes desfilaron esa noche (el 20 de octubre) en frente de nuestro establecimiento gritando “Viva la anarquía”».

El día 23 se declara la huelga general en la ciudad con una alta participación de todos los trabajadores. Se reprime el velorio de Budislavich en la Casa del Pueblo frente a la Plaza López. En acto de repudio se reúnen 8.000 personas donde toman la palabra destacados militantes del socialismo y del mundo ácrata local. En el lugar estaban los grupos de obreros anarquistas «La venganza será terrible», «Náufragos de la vida», «Las Proletarias», «La Voz de la Mujer», entre otros.

Actualmente Refineria vive un proceso denominado gentrificación en el cual el valor inmobiliario de un viejo barrio es dado por su historia, arquitectura y paisaje para convertirlo en lugar de residencia para los sectores acomodados. Pero la historia de nuestra clase no se oculta con el progreso del Capital, sus urbanizaciones, lujosos edificios y centros comerciales, como ocurre actualmente en el barrio de la Refinería, y tampoco puede ser desfigurada por sindicalistas y obreristas que quisieran hacer del mundo una enorme fábrica. Nuestra historia, con sus virtudes y debilidades, debe ser reapropiada para su balance y nutrirnos de ella para la lucha actual.

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