Anahí está presa desde el 10 de enero en el penal de Ezeiza, cuando fuera trasladada desde el hospital Fernández. Sufrió más de tres meses de abandono por parte del Servicio Penitenciario Federal, el juez Ercolini y los Juzgados 1 y 2 de Lomas de Zamora, que le negaron atención médica y los insumos básicos que necesita por su estado de salud. Recién ahora –después de varias presentaciones de habeas corpus, acciones legales y callejeras exigiendo atención médica y mejoras en las condiciones del módulo–, Anahí empezó a hacerse estudios, recibir tratamiento kinesiológico y consultar con un médico. Todo esto con un ridículo halo de peligrosidad, con turnos secretos y traslados con grupos especiales para terroristas.
El daño es irreversible, ella se estaba recuperando de una operación de reconstrucción del lado derecho de su cara, la amputación de varias falanges y la rotura de la clavícula izquierda. Convive con una infección en la cara causada por las prótesis y necesita otra operación para sacarlas. En vez de eso, la llenaron de antibióticos (por 30 días) que le destruyen el estómago, le pusieron unos brackets que le lastiman la boca y le negaron una dieta blanda. Sobrevive gracias a los envíos desde afuera, gracias a la solidaridad.
¡Muerte al Estado! ¡Abajo los muros de las prisiones!
El daño es irreversible, ella se estaba recuperando de una operación de reconstrucción del lado derecho de su cara, la amputación de varias falanges y la rotura de la clavícula izquierda. Convive con una infección en la cara causada por las prótesis y necesita otra operación para sacarlas. En vez de eso, la llenaron de antibióticos (por 30 días) que le destruyen el estómago, le pusieron unos brackets que le lastiman la boca y le negaron una dieta blanda. Sobrevive gracias a los envíos desde afuera, gracias a la solidaridad.
¡Muerte al Estado! ¡Abajo los muros de las prisiones!
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