sábado, 26 de enero de 2019

ACTUALIDAD DE LA LUCHA MAPUCHE

Dicho y hecho. Como adelantábamos en la última Oveja Negra, un nuevo montaje dejó tras las rejas al lonko de la lof en resistencia dpto. Cushamen. El 21 de diciembre pasado, el tribunal de Valdivia (Chile) dio a conocer la sentencia sobre el caso Pisu Pisué por el cual Facundo Jones Huala fue extraditado el 11 de septiembre de 2018. Lo que debía ser una absolución por la falta de contundencia de pruebas, las irregularidades en la obtención de la información y en el levantamiento de pruebas, entre otras manipulaciones, terminó en una condena de nueve años de prisión efectiva, a la cual se le restaron los 1178 días que ya pasó en prisión preventiva, con lo cual le quedan por cumplir en la cárcel de Temuco cinco años y siete meses. La impunidad y la violencia de los Estados asesinos no terminan acá, por supuesto. El día anterior, la fiscalía federal de Esquel pidió la indagatoria de doce compañeros mapuche imputándolos como miembros de una asociación ilícita, acusándolos de incurrir en falso testimonio y obstruir la pesquisa por la desaparición del Brujo. Básicamente los acusan de armar una organización con el fin de desviar la investigación, responsabilizar a los gendarmes y aprovecharse de la situación para visibilizar su lucha. Los hubieran acusado igualmente, hace un año, si se hubieran negado, como de hecho hicieron en un principio, a todos los violentos rastrillajes y a dar declaraciones sobre los hechos. Todo tan ridículo e impune como el caso por el homicidio de Rafael Nahuel. Si bien, a principios de enero, el juez Moldes imputó a cinco integrantes de Prefectura, al sostener la versión del “enfrentamiento” –sin ningún tipo de prueba–, los procesó por «homicidio agravado, cometido con exceso en la legítima defensa», delito con una pena que puede ser excarcelable. Por si fuera poco, también procesó a Fausto Jones Huala y Lautaro González por «usurpación y atentado a la autoridad».

Ya sabemos lo que es el Estado, lo que es este sistema de muerte siempre tan perverso, pero la indignación nos crece por dentro como un fuego, quizás nunca nos curemos de espanto. Esto es parte de nuestra humanidad.

Así y todo, la manipulación legal, política y mediática no puede detener lo que la necesidad enciende en los corazones que luchan. Antes de fin de año, la comunidad Coñomil Epuleo, inició el control territorial ingresando a predios usurpados por colonos y empresarios. Esta recuperación se dio en el marco del llamado a movilizarse por el asesinato de Camilo Catrillanca. Desde la cárcel de Temuco, el 5 de enero pasado, los Presos Políticos Mapuche Facundo Jones Huala, Alberto Curamil, Daniel Canio, Álvaro Millalen, José Cáceres, difundieron una declaración pública denunciando la negación sistemática al derecho de ejercer su espiritualidad, anunciando futuras movilizaciones y convocando a un Nguellipun que se realizó a las afueras de la cárcel.

Mucho se olvida de la historia, sin embargo, lo claro es que por más represión que desplieguen Estados y mercenarios al servicio de los ricos empresarios y terratenientes, la resistencia y la lucha nunca mueren.

¡Libertad a Facundo Jones Huala!
¡Viva la lucha del pueblo mapuche!
¡La sangre derramada no será negociada!

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