lunes, 18 de noviembre de 2019

¡VAMOS HACIA LA VIDA!

«El abismo no nos detiene:
el agua es más bella despeñándose.»
(Vamos hacia la vida. Ricardo Flores Magón, 1907)

En distintas regiones del planeta estalla la revuelta proletaria, sincronizando el hartazgo, pero también la creatividad, la desobediencia, el amor y la rabia. Francia, Hong Kong, Irak, Ecuador, Chile, Líbano, Colombia, Bolivia, Haití (ver anexos) son solo algunos de los países donde ahora mismo o en las últimas semanas se agudiza la lucha de clases.
Por compartir el mismo idioma y por cercanía, pero también por los testimonios de primera mano de compañeros, nos enfocaremos en Ecuador y Chile, siendo Chile además una situación sobresaliente. Sin embargo, no podemos dejar de hacer referencias a otras luchas que vienen de largo aliento como es el caso de Haití o Francia con los denominados “chalecos amarillos”(1).

Sin tampoco desmerecer otras más recientes como en el Líbano donde, tras dos semanas de conflicto que significaran cortes de calle en las principales entradas de la capital, mientras bancos, escuelas y universidades estaban cerrados, el primer ministro debió renunciar(2).

Sí, hemos dicho proletariado, hemos dicho lucha de clases. Aunque nos digan que es algo antiguo, anticuado. Y claro que es antiguo, el proletariado no es una nueva identidad en las góndolas de los supermercados, es una realidad social de hace siglos. Así de anticuados somos quienes día a día, debemos vender nuestra fuerza de trabajo esperando que alguien la compre y esclavizarnos por turnos para alquilar algún lugar, transportarnos, llenar la panza, comprar algún medicamento, distraernos y sobrevivir. Y también quienes no logramos venderla, los llamados “población sobrante”, que hacemos todo tipo de malabares para conseguir algo de dinero para seguir adelante.

Acá o allá nos hablan de derecha e izquierda, de neoliberalismo o populismo, de diferencias políticas, de patrias, pero ocultan lo esencial: el antagonismo de clases.Este significa la imposibilidad material de la coincidencia de necesidades e intereses con nuestros explotadores y gobernantes.

Por eso nos interesamos desde tan lejos sobre estos conflictos en curso. Simplemente porque el capitalismo es mundial y nuestra clase también. Pese a la aplastante paz social reinante de esta nueva transacción democrática en Argentina (3) y aunque nos digan que acá "el estallido fue en las urnas" queremos aprender de las luchas de nuestra clase, de sus formas de organizarse, de las características distintivas de este nuevo ciclo de revueltas.

En Argentina, pese a un mayor empeoramiento de las condiciones de vida que en Chile o Ecuador, el Partido del Orden(4) provee una vía constitucional y por tanto de representación para el proletariado.

El presente y el futuro gobierno acuerdan la transición ordenada del palo y la zanahoria. Represión armada, política y económica: golpes, electoralismo, encarcelamientos, gatillo fácil, subsidios y planes sociales miserables. ¿Han persuadido a tanta gente que no hay otro horizonte que esperar y esperar mientras nos matan de hambre, con “accidentes” laborales, sus fuerzas represivas o mientras nos arruinan con agrotóxicos y otras nocividades propias de este sistema de muerte? Ya veremos cuánto tarda en explotar esta burbuja inflada a mentiras.

En la lucha contra el paquetazo en Ecuador podía escucharse que no querían "terminar como Argentina" refriéndose a la aceptación de las medidas del FMI, a lo que también debería agregarse una ineludible referencia al hecho de quedarse en la pasividad y no salir a luchar.

El asesor de la burguesía John Authers, en el portal de Bloomberg, empresa dedicada a ofrecer servicios de información financiera, lo alertaba muy bien a su clase: «el hecho de que los chilenos se hayan rebelado contra el costo de la vida es alarmante y sugiere que una situación similar podría suceder fácilmente en el resto del mundo en desarrollo.» Y le da una posible solución a la burguesía chilena: «Chile carece de un movimiento populista, o de un caudillo político astuto. Tal figura podría haber sido capaz de usar la ira pública para sus propios fines (...). En Chile, donde la política convencional carece de un partido o una personalidad para canalizar sus quejas, los manifestantes han recurrido al vandalismo autodestructivo.» Esa es la necesidad del Capital con sus líderes carismáticos ¡y ya no lo decimos nosotros sino la propia burguesía!

Los gobiernos populistas o, en su defecto, las oposiciones populistas de cada región ya no son ninguna novedad. Que el apoyo al “populismo de base” sea en realidad el reclutamiento de la base proletaria para el populismo tampoco. Apoyar al populismo es apoyar no solo la representación y la delegación sino también la represión, el inminente aumento de la tasa de explotación "en favor del país y su pueblo", es en definitiva la defensa del capitalismo y el Estado.

Desde la voz oficial de los gobernantes de todos los partidos políticos o su tropa de obsecuentes, vemos que quienes se salen de las urnas y los petitorios, tomando las riendas de sus acciones, acelerando el trote y dejando atrás a quienes intentar representarles, son motivo de burla cuando no de lástima, incluso son acusados de infiltrados o desestabilizadores a sueldo para alguna fracción burguesa (que no es la suya). Es que quienes solo se mueven por dinero y prestigio piensan que todo el mundo tiene los mismos móviles que ellos, que no hay otra manera de vivir.

A los poderosos la voz de los rebeldes se les hace incompresible, al igual que sus acciones. Los primeros días del estallido en Chile, se filtró un audio de su "primera dama" Cecilia Morel: «Estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé, y no tenemos las herramientas para combatirlas (...). Lo que viene es muy, muy, muy grave.» Es que no se trata de una petición ordenada ni de un diálogo con el Estado, entonces este nos trata de inadaptados, de bárbaros, de extranjeros, de alienígenas(5).

Nosotros comprendemos qué hacen, qué dicen y qué sienten los rebeldes de diferentes latitudes porque hay una existencia compartida, pese a la diversidad de territorios, a los distintos niveles de explotación, o las características culturales, sexuales y étnicas. Para asumir y profundizar la lucha, hacemos nuestros en este número del boletín los testimonios de compañeros cercanos que participan activamente en las revueltas, y extractamos diferentes panfletos, artículos y reflexiones. Solo por razones de espacio estos materiales no están completos, así que invitamos a leerlos completos ya que en la web pueden encontrarse(6). Además recomendamos escuchar los últimos programas especiales de Temperamento Radio que realizamos junto a compañeros de aquellas regiones: Lucha en Ecuador y perspectiva internacional (15/10/2019), Revueltas en Ecuador y Chile (24/10/2019) y Testimonios y Reflexiones desde Chile - Catalunya: Critica al nacionalismo (02/11/2019) (7).

Remarcamos la perspectiva común con estos compañeros que han compartido sus palabras, ya que no pretendemos dar una imagen homogénea del movimiento a partir de ellas, sino compartir aprendizajes de la lucha y las rupturas revolucionarias que se van desarrollando en su seno. Estas rupturas son impulsadas por diversos grupos, pero su extensión los excede completamente, y es ahí donde el salto de calidad se produce.
«Esta revuelta que no tiene nombres ni dirección única no es de nadie porque es de todxs lxs rebeldes e insurrectxs que estamos en la calle combatiendo, por lo que pretender de manera ridícula adjudicarse tal o cual acción dentro del marco de esta revuelta es sencillamente intentar burdamente hegemonizarla.» escribían manos, justamente, anónimas(8).

Los días pasan vertiginosamente, si leemos las noticias de dos semanas atrás parecen viejas, sin embargo, desde el epicentro del conflicto nos dicen que se les hacen aún más extrañamente antiguas, aunque los días de revuelta parecen más largos de lo habitual.

Es cierto que, desde lejos, aunque desde cerca puede ocurrir, se corre el riesgo de quedarse con la imagen fija y no con el movimiento. Y no hacemos referencia solamente a las fotografías que aparecen en las pantallas que nos idiotizan, sabemos de la relevancia que tienen estas imágenes en nuestra sociedad, pero hacemos referencia a algo más: a no captar lo que está en movimiento. La mayoría de los momentos de la lucha suelen no ser fotografiados y cuando lo son, difícilmente expresan el trasfondo humano del cual fueron tomadas. Así podemos deslumbrarnos por las imágenes de represión y de ataques a la policía y el contenido social de las luchas queda caricaturizado a una serie de sucesos fotografiables, reducido a una finalidad en sí misma. De este modo, las fuerzas represivas del Estado son vistas no como un obstáculo sino como el objetivo a destruir. Evidentemente, la normalidad capitalista precisa ¡y mucho! de estos asesinos y torturadores a sueldo, pero el capitalismo no es una simple de suma de cosas y gentes, es una relación social, y una relación social no es destruida simplemente a palazos.

«Ninguna revolución es pacífica, pero la dimensión militar no es la central. La pregunta no es si los proles finalmente deciden irrumpir en las armerías, sino si revelan lo que son: seres mercantilizados que ya no pueden y ya no quieren existir como mercancías, y cuya rebelión hace explotar la lógica de capitalismo. Las barricadas y las ametralladoras fluyen de este "arma". Una revolución comunista jamás se parecerá a una matanza: no por cualquier principio no violento, sino porque será una revolución más por subvertir que por destruir al ejército profesional. Imaginarse un frente proletario contra un frente burgués es concebir al proletariado en términos burgueses, sobre el modelo de una revolución política o una guerra (tomar el poder de alguien, ocupar su territorio).» (Gilles Dauvé, Cuando las insurrecciones mueren).

«"Las balas se van a devolver” o "ya van a ver, ya van a ver, todas las balas se van a devolver" son variantes de una consigna que estos últimos días se ha rayado y gritado en las calles, se lee y suena bien, pero si somos responsables hemos de preguntarnos y ser capaces de responder entre otras cuestiones: ¿Estamos en condiciones de responder y rebasar la violencia del Estado y los empresarios? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para una respuesta satisfactoria desde el pueblo?

¿Cómo interactúa la violencia institucional con la de aquellos que pretenden oponérsele? ¿Qué organización hemos de darnos para ejercer esa respuesta? ¿En un periodo breve de tiempo hemos podido o podremos prepararnos para ejercer acciones que superen a las fuerzas del orden? No tengo una respuesta a ciencia cierta, pero lo que tengo claro es que debemos ser responsables y no pretendernos mártires.» (Escrito desde Chile, tomado de un muro de Facebook)


Notas:
(1) Ver No solo arde París... Anotaciones sobre los chalecos amarillos (Proletarios Internacionalistas) y Guerra de Clases nro.9: Chalecos amarillos (Tridni Valka).
(2) El estallido sucedió el 17 de octubre luego del anuncio de un impuesto sobre las llamadas telefónicas a través de WhatsApp, esa fue la gota que colmó la paciencia. La rápida anulación de la medida, tal como en Ecuador o Chile, no impidió que la revuelta llegara a todo el país. El 21 de octubre, Hariri anunció un plan de reformas que no convenció: medidas contra la corrupción, presupuesto sin nuevos impuestos, programa de privatizaciones para luchar contra el mal funcionamiento de los servicios públicos y ayudas en favor de los más desfavorecidos, de todos modos, debió dimitir. La acampada en la plaza Mohamed al Amin de la capital del país es el símbolo de la lucha.
(3) Ver Nueva transacción democrática en La Oveja Negra nro.65
(4) Ver La paz y el orden en La Oveja Negra nro.63
(5) Ver Conciliación o barbarie en La Oveja Negra nro.63
(6) La gran mayoría pueden encontrarse en panfletossubversivos.blogspot.com y los de Chile en hacialavida.noblogs.org
(7) Todos los programas puedes escucharse y descargarse en
blog.temperamento-radio.com
(8) Algunxs antiautoritarixs por la catástrofe social, ¿A dónde vamos? ¡Hacia la incertidumbre y la permanente conflictividad! Algunas palabras desde y por la revuelta de octubre. Chile, 28 de octubre.

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