Como expresaba una consigna en las protestas contra el proyecto de ley de Zonificación de la Actividad Minera: «Chubut ya decidió. No es No».
El día miércoles 14 de diciembre, aprobada esta ley, una masiva movilización se volcó en las calles de Rawson, con enfrentamientos contra la Policía, que reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos, donde además se incendiaron oficinas de Casa de Gobierno y del Tribunal Superior de Justicia. Las movilizaciones en esa ciudad continuaron durante 6 días hasta que, finalmente, el gobernador Arcioni dio marcha atrás el día 20, anunciando la suspensión de la ley, finalmente derogándola. El llamado a un futuro plebiscito también es rechazado por los manifestantes.
Las movilizaciones se extendieron a Comodoro Rivadavia, Esquel y Trelew, donde se incendiaron oficinas del diario El Chubut. A muchos kilómetros de allí se dieron muestras de solidaridad: en Catamarca, Córdoba, Buenos Aires y Rosario.
Es importante recordar que, más allá de que estos hechos se den en las principales ciudades de la provincia, el proyecto de Zonificación afecta directamente a las localidades del interior y zonas rurales de Chubut, específicamente en la zona de la meseta, en el centro-norte provincial.
Zonificar significa habilitar, delimitar en qué regiones de la provincia se podrá instalar la megaminería en contraste con aquellas donde no. Es un recurso surgido tras el rechazo popular a esta práctica a cielo abierto en la zona de Esquel en el año 2003. Por este motivo, se sancionó la ley 5001 que prohíbe dicha actividad y la utilización de cianuro, pero con el poder de exceptuar zonas en las que sí se habilita. Es decir, la Zonificación se intenta vender como una forma más saludable, “inclusiva e innovadora” según el Consejo Federal de Minería, de explotación de la tierra. Hecha la ley, hecha la trampa.
“Traidores” fue la pintada que vimos desde todas partes junto a una ventana que dejaba escapar el fuego y el humo. Contra el gobernador Arcioni y los 14 diputados que el miércoles por la noche aprobaron la ley que habilitó la explotación minera. ¿Son traidores o simplemente hacen lo que tienen que hacer como administradores y defensores del Estado y el Capital?
«A nadie le gusta reprimir, queremos realizar tareas que tienen que ver con el bienestar de la gente, pero hay que hacerse cargo de estas situaciones también … nuestra función es resguardar a los ciudadanos», aseguró Leonardo Das Neves, ministro de seguridad de la provincia.
Además de los balazos de goma y gases por parte del Estado, el día 28 de diciembre se llevó a cabo un gran operativo en la ciudad de Trelew, deteniendo a 3 personas acusadas de ser los responsables del incendio en El Chubut. Las movilizaciones continuaron en apoyo a los detenidos, que fueron liberados el día 31 aunque continúan procesados.
La lucha en Chubut no se trata de “500 ruidosos” como dijo Arcioni, ni puede reducirse a 6 días de disturbios. Las movilizaciones ya cuentan 20 años allí, y lo mismo para Mendoza, La Rioja y Catamarca.
Hace ya diez años, en el segundo número de este boletín, decíamos en un artículo titulado El Capital o la Tierra: «La lucha antiminera es una lucha legítima contra el Capital y si no se deja seducir con los cambios para-que-nada-cambie, recuperaciones o reformas, se profundizará siendo la negación a todas las formas que este puede tener. La llamada “megaminería” o demás desastres naturales motivados por la codicia y el progreso capitalista no son anomalías o hechos aislados, son la vía correcta que toma la ganancia sobre la vida.»
Estas luchas se han mantenido; ahora bien, cabe recordar que tampoco existe algo tal como la miniminería, y que luchar contra estos megaproyectos implica luchar contra toda una concepción de cómo debe reproducirse esta sociedad. Las llamadas luchas medioambientales suelen por lo general abocarse a los excesos del capitalismo en su depredación de la naturaleza, así como por su parte el ecologismo ciudadanista insiste con la regulación estatal y la responsabilidad individual. A pesar de este marco de fuerte influencia, en regiones como la nuestra, donde se depende en gran medida de la explotación de la tierra, las luchas contra el desarrollo de ciertos emprendimientos productivos como la minería pueden representar un verdadero problema para la rentabilidad capitalista. No se trata simplemente del cuidado del medioambiente, sino de un brusco freno al desarrollo capitalista. A diferencia, por ejemplo, del establecimiento de una industria o un comercio, un yacimiento minero o petrolífero, una hidroeléctrica, una hidrovía, o incluso un emprendimiento turístico, no se pueden trasladar a otro lugar si son rechazados por la población.
Creemos necesario asumir la perspectiva anticapitalista latente en estas luchas, comprender sus consecuencias y ponerlas en tensión respecto de otras luchas en curso. Sin cultivos transgénicos y sus agrotóxicos asociados, por ejemplo, no sería viable la reproducción social capitalista en este país. La búsqueda de alternativas productivas es válida, pero estas nunca tendrán la escala suficiente para ser rentables en los términos de esta sociedad, que depende del incesante desarrollo de las fuerzas productivas. No tememos oponernos al mismo, comprendiendo que su superación implica una total reconfiguración de los lazos sociales negando al valor como regulador de los mismos. ¿De qué sirve concientizar sobre los males de este mundo si no podemos comprender nuestra propia lucha? El debate entre todos aquellos que nos encontramos descontentos queda abierto.
La devastación capitalista nunca descansa. Durante las últimas semanas se agravaron los incendios forestales, tanto en la zona del bosque cordillerano como en los campos de la Península Valdés, situación que se extiende a 10 provincias más. El día 30 de diciembre el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Cabandié, dio luz verde a la explotación petrolífera en la costa bonaerense. Diversas manifestaciones se dieron en la zona de la costa, con epicentro en Mar del Plata. Aquí en Rosario los incendios en las islas se intensifican una vez más y nuevamente se reanudan las movilizaciones en defensa de los humedales y el río Paraná.
Me parece muy fuerte esta parte:
ResponderEliminar"La búsqueda de alternativas productivas es válida, pero estas nunca tendrán la escala suficiente para ser rentables en los términos de esta sociedad, que depende del incesante desarrollo de las fuerzas productivas. No tememos oponernos al mismo, comprendiendo que su superación implica una total reconfiguración de los lazos sociales negando al valor como regulador de los mismos."
Me parece muy fuerte que sean conscientes de que las alternativas "nunca tendrán la escala suficiente para ser rentables", y no importe. Y creo -desde mi ignorancia- que no se puede "negar al valor" de un día para otro, en el contexto de un país que sigue siendo capitalista... Me parece que es autoempobrecerse porque sí.
En esa parte que señalás nos referimos concretamente a las alternativas productivas planteadas en contraposición a la agricultura que se desarrolla actualmente en Argentina, como sería el caso de la agroecología y propuestas similares. Por eso decimos que si bien la búsqueda de este tipo de alternativas (más sanas y sustentables como se suele decir) es válida, no pueden tener la escala suficiente en los términos de esta sociedad.
EliminarPor otro lado, pueden existir alternativas o proyectos productivos a gran escala, tanto industriales, tecnológicas o extractivistas (como el caso de la minería), que podrían aumentar la rentabilidad en esta región. Entendemos a eso refiere tu comentario cuando mencionas el autoempobrecimiento. Los problemas centrales que vemos en ese caso son que:
• un aumento de la rentabilidad o de la productividad del trabajo puede implicar un aumento de salarios en determinados sectores pero se trata de seguir buscando mejores condiciones de explotación y no su superación (y por otra parte, tampoco es posible trabajo para todos)
• el desarrollo de las fuerzas productivas no es neutral y viene demostrando su nocivo impacto sobre la vida en general.
Por todo esto, entendemos que tanto la búsqueda de las "pequeñas" como las "grandes" alternativas implican al proletariado en la reproducción de esta sociedad y volvemos a la discusión de siempre, sobre si es posible conciliar reformas con una perspectiva revolucionaria. Para nosotros no es así y hemos reflexionado largamente al respecto. Por eso nos involucramos y reflexionamos sobre estas luchas que se vienen desarrollando, tratando de profundizar y asumir sus implicancias.