Celebramos que aún exista un “nosotros”
a contracorriente del individualismo competitivo reinante. Un
“nosotros” de explotados que se rebelan y luchan con lo que tienen a su
alcance, y que hacen posible que hoy sean 50 los números editados del
boletín La Oveja Negra. Es de gran satisfacción y queremos compartirlo
con los nuestros.
Incluimos algunas palabras en las que se
condensa la aspiración de este proyecto. Se trata de extractos de la
presentación a nuestro libro La Oveja Negra, selección de textos. Febrero de 2012 – Agosto 2015. Lazo Ediciones.
¿Qué sentido podría tener reflexionar
sobre este mundo si no es para cambiarlo? Conmocionar el mundo con el
solo acto del pensamiento es imposible. (…) La Oveja Negra no es una
tribuna de opiniones o una vidriera donde cada uno pueda mostrar su
individualidad. En estos tiempos en los que se publicita y se convence
de que lo mejor es que cada satisfacción sea resuelta individualmente,
en los que se promociona la competencia y el destacar sobre los demás,
nosotros estamos por lo contrario. Logramos una homogeneidad de
posiciones revolucionarias y una misma intencionalidad. Esto no se logra
simplemente en las reuniones para la confección de un periódico, pero,
sin duda, ponerse juntos con empeño en un mismo proyecto colabora mucho
con ello. (…) Otra satisfacción compartida es poder mantener la
constancia en la periodicidad del boletín. Al comienzo lo realizábamos
cada dos meses y luego sentimos necesario hacerlo una vez al mes, al
notar que teníamos más cuestiones para compartir y que ya no entraban en
una sola hoja (tampoco queríamos transformar la publicación en una
revista). La Oveja Negra es gratuita pero esto no significa que no
cueste dinero hacerla. Sin embargo, el financiamiento del proyecto no
puede volverse un fin en sí mismo, ni tampoco un obstáculo para su
realización. Encontramos que la manera más simple de hacerlo es
aportando entre los editores y entre personas interesadas que colaboran
cuando pueden. En muchos casos son las mismas personas las que se llevan
algunas copias para difundir en los lugares que frecuentan, a sus
amigos, conocidos; así como otros las imprimen por sus propios medios,
incluso en otras ciudades y países. Compañeros desconocidos de otras
regiones del mundo han traducido textos de La Oveja Negra al griego, al
italiano, al francés, al inglés o al alemán, poniéndolos a circular por
la web. El internacionalismo es para nosotros esencial, y no nos
referimos solo a compartir con compañeros de otras regiones, sino a
pensarnos y a actuar como una expresión mundial desde el primer momento,
como parte de una misma clase, con las mismas necesidades. Desde
siempre los revolucionarios hemos afirmado la necesidad de trascender
las fronteras, formales o informales, que impone el Capital. Esto debe
verse reflejado en cada uno de nuestros actos. Un proyecto de estas
características está al alcance de cualquiera que se proponga hacerlo,
se trata de tener constancia y esforzarse lo necesario. Sin ser un
profesional de cada especialidad, ni aprendiéndolo en la universidad, se
puede escribir, corregir, diagramar, ilustrar, imprimir y distribuir.
UNA EXPERIENCIA DE LUCHA AUTÓNOMA EN ROSARIO
Vivimos días de bronca y
dolor. Caminamos, saltamos, gritamos, lloramos, y encontramos en la
lucha el único modo de mantenernos de pie. Apoyando y apoyándonos en la
acción contagiosa de los mapuche rebeldes en el sur.
Para este número teníamos pensada una
edición especial por cumplirse 50 números del boletín, donde tratáramos
varios temas, pero la urgencia nos exige aportar sobre la lucha social
en esta región del globo. Con este fin queremos compartir el ejemplo de lo realizado en Rosario, sin por ello ponernos como ejemplo.
Este nuevo número, estrechamente ligado con el anterior, es parte de
una continuidad de diversas acciones que fueron realizadas
colectivamente.
Para nosotros no se trató de un tema
“novedoso” porque apareció en los medios y al cual nos acoplamos para
aprovechar la situación, sino que se trató simplemente de mantener una
coherencia y una continuidad, con respecto a Santiago, a la comunidad de
Cushamen y a nosotros mismos.
En 2016 fueron realizadas diversas
actividades callejeras y de difusión en solidaridad con las lof en
resistencia de Cushamen, comunidades mapuche en conflicto que desde
marzo de 2015 están en proceso de recuperación territorial efectiva al
magnate Luciano Benetton, 1.000 hectáreas, sobre las 900 mil que posee.
En junio de ese año, fue detenido el lonko
weichafe Facundo Jones Huala, que enfrentaba por entonces su primer
proceso, por el cual estuvo preso durante tres meses. El 27 de junio de
2017 fue detenido por segunda vez. Se realizó en ese entonces una
jornada de difusión, el 14 de julio, poco después de su encarcelamiento.
En el lapso de tiempo hasta la fecha, el
contacto humano y el impulso solidario fueron tomando una fuerza
colectiva mayor, gracias a la actividad permanente. Esta actividad
grupal hoy motiva el hecho de escribir estas palabras. Con el objetivo
de dar un testimonio a los sectores y revolucionarios y a todos aquellos
que se solidarizan con la causa mapuche y ante la posterior
desaparición forzada de Santiago Maldonado. Instando a más compañeros y
compañeras a comprometerse con la situación de la comunidad mapuche
pero, ante todo, a comprometerse con una transformación radical de la
sociedad, en la localidad donde se encuentren.
A la semana de la desaparición del
compañero Santiago se hizo un corte de calle en una zona céntrica, con
ruido y volantes. A las dos semanas se concentró frente a un
destacamento de Gendarmería Nacional para escrachar a los responsables
inmediatos de este atropello estatal. El 1 de septiembre, a un mes de la
desaparición, se convocó a una manifestación autónoma que concluyó en
la Bolsa de Comercio, donde hablamos y leímos un escrito de Santiago.(1)
Mientras tanto, todos los días, se pegaban afiches, stickers, se
dejaban volantes, pintadas, se iba a distintas radios y se conversaba
sobre el tema donde se podía. Además, fueron impulsadas y preparadas
jornadas de difusión y reflexión en esta y otras ciudades, circulando a
su vez el número anterior de este boletín que también fue difundido en
otras partes del mundo. A partir de esos artículos y panfletos se
realizó un video titulado ¡Con los rebeldes siempre!, recopilando distintos registros, sobre todo de compañeros en el lugar y fragmentos de los compas de Inchiñ comunicación mapuche.
La invitación
es a movilizarse y reflexionar, extraer lecciones de lo que pasa,
conocer otras luchas, de otros tiempos y otros lugares. Excediendo lo
individual, las miserias politiqueras y los oportunismos de todo tipo.
No se trata simplemente de “llevar la teoría a la práctica” como suelen
decir los que quieren pensar por nosotros. Se trata de una práctica
indivisible. La misma teoría revolucionaria existe gracias a las
prácticas revolucionarias del proletariado. Entonces así como debemos
desbordar lo teórico, debemos extraer lecciones teóricas de nuestras
prácticas.
Claro que nos entusiasmamos y en esa
pasión a veces queremos todo inmediatamente, pero así como no se puede
expresar todo en cada gesto, palabra o acción, tampoco se puede
solucionar todo en una manifestación, en un debate o en un corte de
calle. Esto requiere compromiso y permanencia, pensándonos
históricamente, con los rebeldes de todas partes, que nos precedieron y a
quienes precederemos nosotros.
Nota:
1. Por su parte, la marcha mayoritaria concluyó en silencio y en el Monumento a la bandera ¡símbolo máximo del genocidio del pueblo mapuche! Y cagándose en las ideas y la práctica del compañero.
A SANTIAGO LO SECUESTRARON LUCHANDO
Aunque les pese a los inquisidores que critican a los encapuchados que cortan calles y rutas o tiran piedras,
la última vez que se lo vio al compañero, se encontraba encapuchado,
cortando una ruta y dispuesto a defenderse del ataque de las fuerzas de
seguridad del Capital con los medios que tenía a su alcance.
«Grupos minoritarios que quieren imponerse
a través de la violencia» es una definición que acertadamente podría
emplearse hacia los mismos agentes del Estado. Sin embargo, es más
frecuente oírla para criminalizar, demonizar o caricaturizar los medios
de lucha que desarrolla la clase explotada hace siglos.
Claro que existen infiltrados, han
existido y seguirán existiendo en todos los gobiernos. Los hemos visto,
hemos visto sus fotografías, pero de ahí a otorgarles todo accionar
violento hay un abismo. Estas simplificaciones que apuntan a golpear al
gobierno en realidad le hacen juego a la pasividad reinante. Pensemos un
diciembre del 2001 con este imaginario que se viene imponiendo sobre
los encapuchados, los disturbios y los violentos. Es el imaginario que
está legitimando la próxima represión, donde el Estado toma coraje para
tirarnos con balas de goma o hasta desaparecer a un compañero.
Entendemos que uno de los más importantes
mensajes de la comunidad mapuche y del compañero Facundo desde la cárcel
es justamente lo siguiente: que se puede hablar de anticapitalismo, que
se puede hablar de revolución. Y que consecuentemente, se puede
accionar en ese sentido. Ello no significa que la violencia sea un signo
de radicalidad (de ir a la raíz como la palabra lo indica), cualquiera
puede emplearla.
La desaparición de Santiago, la cárcel de
Facundo y la represión al movimiento mapuche son parte de una totalidad,
de un conflicto violento, histórico y social que excede a los mapuche,
un conflicto entre la vida y el capitalismo, imposible de ser resuelto
al corto o mediano plazo.
No se puede rechazar la violencia del Estado y luego esperar su respuesta pacífica. Ningún
Estado puede satisfacer las necesidades de los explotados, porque
Estado significa violencia, enmascarada si es posible, pero si es
preciso, franca y descarada. (2)
Nota:
2. ¡Destruyamos al Estado!, publicado el 1ro de mayo de 2016
FUERA Y CONTRA EL REFORMISMO
En el movimiento social existe una táctica históricamente contrapuesta a la revolución: el reformismo. Re–formar: re hacer la forma conservando el contenido.
La lucha consecuente de los guerreros del
Movimiento Mapuche Autónomo del Puelmapu (MAP), despierta la simpatía de
amplios sectores anticapitalistas y revolucionarios. Así como también,
sacudió el aletargado transitar de diversos sectores sociales, políticos
y sindicales. Muchos de ellos en plena campaña electoral.
Es de notar, que la
represión sufrida cotidianamente por las comunidades mapuche en el sur,
la prisión de Facundo Jones Huala, y sobre todo, el profundo contenido
social del MAP, está en el mismo o peor grado de desconocimiento y
tergiversación que antes de la desaparición del compañero Santiago
Maldonado.
A su vez, Santiago obtuvo una triste popularidad a costa de ser digerido y luego utilizado por el mundo político. Hoy todos hablamos de Santiago, pero hablamos de personas distintas. Sus compañeros no reivindicamos al desaparecido, sino al sonriente luchador.
Se golpean el
pecho y claman por más democracia y Estado, que es lo que desapareció a
Santiago y lo que mantiene preso a Facundo.
El reformismo critica al gobierno, confiando en e impulsando una nueva administración de la miseria reinante. Salen
a pedir la renuncia de la ministra de seguridad Patricia Bullrich o
hasta del presidente Mauricio Macri, porque no ven un problema en sus
funciones sino en las personas. Esta es la lógica de la clase
dominante, que intenta establecer una serie de reivindicaciones
fácilmente canalizables que imposibilitan ir más lejos en la lucha.
Toda lucha parte de una necesidad, y toda necesidad contiene su reivindicación y su reforma. La
revolución es justamente la generalización de todas las
reivindicaciones, buscando la raíz de nuestros problemas. La lucha en
defensa de la tierra no puede ser reducida a «una lucha contra la
extranjerización de la tierra». No se trata de un problema de
propietarios sino de la propiedad privada misma.
Entendemos que no se pueden separar las
necesidades humanas inmediatas de la necesidad humana de revolución, o
sea, si se separa lo que se necesita ahora (tierra, alimentos) de lo que
también se necesita ahora (combatir la propiedad privada y el Estado)
es porque los políticos y los sindicalistas transforman nuestras
reivindicaciones en reformas. En resumen, la Revolución Social por la
que bregamos es la generalización de todas las luchas y reivindicaciones
que llevamos a cabo los proletarios. (3)
Nota:
3. ¡Viva la revolución social!, publicado el 1ro de mayo de 2015
AUTONOMÍA Y AUTOORGANIZACIÓN
Para la lucha alentamos la organización
de clase y por tanto autónoma de las expresiones burguesas. En
oposición desde los hechos mismos a las organizaciones sindicales,
democratistas, de derechos humanos, a quienes reconocemos como agentes
del orden capitalista. No criticamos su dirigencia, su burocracia o sus
personalismos. Criticamos en la práctica su función social objetiva:
reprimir a los explotados que se rebelan. Sí, reprimir,
se puede reprimir con balas y palos así como también preventivamente:
desfigurando los intereses propios y reemplazándolos por necesidades de
la economía, del Estado, disuadiendo para encorsetar la lucha entre
urnas y leyes, boicoteando los proyectos revolucionarios, metiendo miedo
y partiendo desde la victimización permanente.
Incluso en el grado de minoría en que nos
encontramos los revolucionarios, los anticapitalistas, consideramos que
dejar pasar estas políticas sería festejar los golpes sufridos en el
pasado por distintos compañeros y por nosotros mismos, así como también
anular el contenido revolucionario de las acciones futuras. Nuestros métodos de lucha hoy determinan los de mañana.
Es preciso combatir el grado de
complicidad y complacencia actual, así como la confusión generalizada y
la reforma. Nada nos obliga a pedir ayuda y apoyo a los calculadores
políticos, que solo buscan publicitarse. Nada nos une, porque tenemos
horizontes de vida muy diferentes: gestionar el capitalismo o destruirlo, esa es la cuestión.
Hay que evitar la integración a las
alternativas burguesas así como a los híbridos interclasistas y
multisectoriales, que en nombre de una pretendida unidad solo buscan
mantener la sociedad capitalista.
Es necesario continuar apelando a la
unidad de las expresiones revolucionarias en lucha de nuestra clase, y
esto necesariamente se opone a los llamados de la izquierda que buscan
dividirnos y callarnos. La idea de que la multiplicidad de voces es algo
bueno para la lucha se demuestra totalmente ilusa cuando las acciones y
consignas radicalizadas son calladas, ninguneadas o criticadas
sistemáticamente.
Nos suelen decir que somos débiles porque estamos divididos, pero es al revés: estamos divididos porque somos débiles.
Débiles como clase, que por no dotarnos de una perspectiva
revolucionaria propia aceptamos las opciones burguesas y por no
construir nuestras propias maneras de organizarnos terminamos sumándonos
al carro de la derrota de los oportunistas ya conocidos.
Muchos, así como Santiago, asumiendo este
rechazo nos solidarizamos con una lucha completamente por fuera de
partidos y sindicatos, una lucha por conseguir directamente lo que se
necesita: la tierra para vivir, el aire, el agua, la comunidad entre
seres humanos.
Por eso, frente a la represión hay que
generar vínculos solidarios y redes de comunicación entre cercanos.
Estimular el intercambio constante de experiencias combativas, y la
consolidación teórica y organizativa. La teoría revolucionaria encuentra
su sentido en función de la acción revolucionaria.
POR LA RADICALIZACIÓN DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL EXISTENTE
El
caso de Santiago y de la represión a la comunidad mapuche es una
muestra de que el problema no es el gobierno de turno, el problema es la
explotación capitalista. Los burgueses y sus servidores
reafirman que la ganancia vale más que la vida en cada desaparición,
amenaza y encarcelamiento, cuando cercan la tierra y nos contaminan,
cuando defienden a las mercancías frente a los seres humanos. Nosotros,
la clase explotada y oprimida del mundo, por el contrario en cada
resistencia a su mundo invertido afirmamos todo lo contrario.
El conflicto entre la humanidad y el
capitalismo no tiene una salida a corto o mediano plazo. Y es una
muestra de la falta de soluciones que se encuentran en las estructuras
legales del Estado. También lo es de la carencia de perspectiva
revolucionaria a gran escala, y de la larga lista de obstáculos que
supone asumir una perspectiva contrapuesta a los intereses de la clase
dominante. A saber, la preservación de sus privilegios y poderío a toda
costa, sacrificando los intereses de los explotados, su salud y su
existencia misma, de ser necesario.
Esto no va a ser solucionado por una
minoría por revolucionaria que sea, ni de la noche a la mañana. La
realidad social de la clase explotada solo puede ser transformada por su
propia acción directa y movilización permanente.
Radicalizar es, como decíamos, ir a la
raíz, profundizar, reapropiarnos de nuestra historia, comenzar nuevos
movimientos, porque no es algo espontáneo que sucederá
indefectiblemente.
La mejor manera de solidarizarnos con Santiago y con el pueblo mapuche en resistencia es seguir luchando.