El miércoles 6 de marzo el
diario de la ciudad de Rosario anunció un acto oficial a realizarse el
día 8 por la mañana, «día internacional de las mujeres», en el cual se
haría entrega de los «reconocimientos Virginia Bolten» a las mujeres
«trabajadoras de oficios no tradicionales».
Este nuevo gesto político del gobierno
municipal no puede causarnos más que asco y rabia. Tal como expresamos
en 2014, en referencia a la placa conmemorativa que lleva su nombre,
quienes abogan por la libertad de culto, quienes dirigen a la sociedad
desde sus asquerosas bancas, quienes defienden la institución familiar,
jamás estarán de acuerdo con el viejo y pertinente lema «Ni dios, ni
amo, ni marido» (ver La Oveja Negra, nro.16).
Sin embargo, no nos sorprende que la
burguesía hoy, tal como hizo a lo largo de toda su historia, profane una
vez más la memoria revolucionaria y usurpe sus nombres y luchas para
intentar vaciar su contenido; para, en definitiva, autoperpetuarse y
justificar su dominio.
Virginia Bolten fue una proletaria
iniciadora del movimiento de mujeres en esta región, atea y comunista
anárquica. Su militancia y sus discursos apuntaban contra los maridos,
pero también contra los patrones, contra Dios y contra el Estado. Por
eso es difícil imaginar algo más opuesto a sus ideas que un burgués (o
burguesa) otorgue un premio al trabajo en el edificio de la Sede de
Gobierno.
Sus manipulaciones perversas de nuestro
pasado nos revuelven las tripas, a la vez que nos incitan a gritar aún
más fuerte: ¡no saquearán nuestra memoria! La historia de lucha por la
emancipación humana continúa y no podrán ahogar nuestras voces con sus
homenajes hipócritas y sus democráticos premios.
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