LUCIANO
ARRUGA
El cuerpo de Luciano Arruga apareció sin
vida el día de la lealtad peronista, el 17 de octubre del año 2014
de esta “década ganada”, tres días después de que aumentaran a
un millón de pesos la recompensa por datos sobre su paradero. Es uno
de los más de 4200 asesinados por las instituciones democráticas y
uno de los más de 200 que se encuentran desaparecidos, aunque la
presidenta afirme que «Hoy afortunadamente nadie desaparece de
ningún lado, estamos vivitos y coleando», tal como dijo el año
pasado en La Plata, en la inauguración de la biblioteca ‘‘Madres
de Plaza de Mayo’’ del Colegio Nacional.
Estaba desaparecido desde el 31 de enero del
año 2009, cuando tenía 16 años. Fuentes judiciales determinaron
que habría muerto atropellado por un vehículo el mismo día de su
desaparición y enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.
Pero esa no se la cree nadie... ¿Por qué? Porque a Luciano la
policía lo tenía marcado desde antes. Fue detenido en septiembre
del 2008 y llevado al destacamento de Lomas del Mirador, en donde,
como no es comisaría ni cárcel, lo retuvieron en la cocina.
Su hermana Vanesa lo escuchó: «Me están cagando a palos», y
escuchó también la amenaza de las fuerzas del orden: «Negro de
mierda, te van a violar en la 8ª y vas a aparecer en un zanjón».
Luciano les había contado a su mamá y a su
hermana que la policía le había ofrecido "trabajar para
ellos". Con 16 años y sin antecedentes era un buen candidato
para el puesto que le ofrecían los responsables de la seguridad: era
joven y fácil de sacar de la cárcel. Al no aceptar, comenzaron a
hostigarlo y a detenerlo sin razón aparente. Decirle que no a la
mafia policial tuvo su costo.
Según testigos, Luciano Arruga fue visto
por última vez moribundo en el piso del destacamento de Lomas del
Mirador, una comisaría que en la última dictadura cívico-militar
funcionó como Centro Clandestino de Detención. Para agregar más
datos a la continuidad burguesa de dictadura-democracia, comentamos
que en el año 2007 fue reinaugurado como una dependencia de la
Comisaría novena de esa localidad al calor de los reclamos de la
agrupación Vecinos Alerta por Lomas del Mirador. Vanesa lo explica
contundente y sintéticamente: «el
grupo de vecinos pedía más policías y era la misma policía la que
sembraba el terror en el barrio».
FRANCO
CASCO
En la ciudad de Rosario, Franco Casco de 20
años estaba desaparecido desde el 6 de octubre. Había estado
detenido en la Comisaría Séptima, pero desde allí aseguraban
haberlo liberado por falta de antecedentes. Sus familiares y amigos,
naturalmente, sospechaban de la policía.
Franco era de Florencio Varela y había
venido de visita a Rosario. El mismo día de su desaparición había
decidido tomarse un tren con destino a Retiro para volver a su casa,
pero tal como lo expresó su madre Elsa, Franco nunca
llegó. Dos días después su padre viajó a Rosario, y tras no
obtener noticias ni en la estación de trenes ni en la de ómnibus se
dirigió a la Comisaría Séptima, en donde le informaron que dos
noches atrás Franco había sido detenido por resistencia a la
autoridad, pero que, ante la falta de antecedentes, había sido
liberado. A la semana siguiente, cuando Elsa decidió viajar en busca
de respuestas, obtuvo una versión completamente diferente de la
narrada a su marido por parte del personal de la Comisaría: ahora
Franco había pasado por allí “para luego ser puesto en libertad”
un 7 de octubre. En la fiscalía, contó, había visto dos fotos de
su hijo con el rostro golpeado, así como también denunció que la
firma del libro de guardia no coincidía con la de su hijo.
El día jueves 30 de octubre, durante la
redacción de este número del boletín, y en plena movilización por
su desaparición, apareció un cuerpo sin identificar en el río
Paraná a la altura del parque España, luego de una denuncia
telefónica. Horas más tarde, sus familiares reconocerían el cuerpo
de Franco. Para suerte del gobierno
socialista provincial, su policía encontró el cadáver en menos de
un mes, por lo que ahora no tendrán que cargar con el peso de otro
desaparecido en democracia.
Compartimos un fragmento del volante
repartido en la concentración a la que convocamos el día viernes 31
de octubre tras enterarnos de la noticia en la zona centro de la
ciudad de Rosario:
«¿Cuántos
más tienen que morir? ¿Cuánta policía más hace falta en la
calle? ¿Cuántos abusos tendremos que soportar? Digamos basta, pero
entre todos, juntos, sin caer a pedirle nada al Estado que es el
mismo que nos asesina. Del Estado, de los partidos y la policía no
esperamos nada, más que muerte y explotación. Todos los explotados
juntos tenemos que luchar y crear lazos humanos y solidarios para
defendernos de los ataques de estas lacras. Todos juntos podemos
vencerles. Para que ningún hermano, hijo, amigo, vecino, caiga de
nuevo por las torturas y las balas de las fuerzas del Estado, llámese
policía, policía comunitaria o Gendarmería. Ellos
nos quieren muertos: de hambre, de trabajo, por sus golpes. ¡Basta!
»
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