viernes, 13 de julio de 2018

NICARAGUA TAN VIOLENTAMENTE DEMOCRÁTICA

Una reforma desató la cólera en Nicaragua el 18 de abril, cuando el gobierno anunció que aumentaría las contribuciones de trabajadores y empresarios e imponía una retención del 5% a los jubilados. La situación de conflicto se da a su vez en un marco más amplio que incluye también reclamos de los campesinos, estudiantes y del movimiento de mujeres.

Rápidamente empezaron los primeros asesinados por la represión en Managua, la capital, así como en distintas localidades. Al mismo tiempo se sucedieron ocupaciones en universidades y se plantaron barricadas enfrentando a las balas policiales. Al día de hoy, las movilizaciones no han cesado y hay localidades enteras paralizadas, como Masaya, León, Matagalpa, Jinotega y Diriamba.

El 22 de abril, frente a la masiva reacción social, el presidente Daniel Ortega anuncia la retirada de la reforma de la Seguridad Social, con más de treinta muertos en menos de una semana de enfrentamientos. El 30 de mayo, en ocasión del día de la madre, se realizó la “madre de las marchas”: madres de los reprimidos y asesinados marcharon con las fotografías de sus hijos, junto a manifestantes que fueron heridos y torturados.

Sectores que provienen principalmente de escisiones del actual partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional buscan la renuncia de la pareja presidencial y proponen una junta de salvación nacional, que haga reformas institucionales y legislativas que permitan organizar elecciones libres y transparentes en un plazo máximo de 180 días. Se baraja la posibilidad de adelantar las elecciones para marzo de 2019.

Por otro lado, también se extiende la memoria y la solidaridad entre los participantes de las movilizaciones, muchos de ellos, hijos o nietos de épocas de agitación revolucionaria contra Somoza. En algunas ciudades se reúne comida en las parroquias para alimentar a los jóvenes que cuidan las barricadas y se organizan en turnos para cocinar en fogones improvisados. También se hacen colectas de dinero para comprar los morteros, con los que se defienden las barricadas, muy numerosas por cierto.

El partido de gobierno junto a paramilitares y mercenarios en motos persiguen y hostigan a los pueblos en lucha. Los asesinatos de niños y ancianos despertaron gran indignación, alrededor de 300 son las personas asesinadas hasta el momento por el terrorismo de Estado, se habla de 1.300 heridos y más de 500 detenidos.

La prensa burguesa habla de crisis, mientras los sectores sociales combativos no tienen tiempo para cuestionar y conversar todo lo que les gustaría transformar, las cosas se complican y cambian constantemente, en este convulsionado territorio de 6 millones de habitantes.

Las patronales, la iglesia y las alternativas opositoras al régimen de Ortega tienen sus propias agendas para Nicaragua y esperan aprovechar el levantamiento para implementarlas. Pero una vez más, no podemos desestimar las movilizaciones como si estuviesen orquestadas por los sectores más reaccionarios o por aquellos en disputa con el sandinismo oficial, como si la lucha de los proletarios no fuese ya posible, como si todo pasara entre las organizaciones que luchan por el poder del Estado.

Con gobiernos progresistas o sin ellos, en Nicaragua, Haití, Francia o México las luchas de los explotados estallan a pesar de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario