viernes, 13 de julio de 2018

LA PRESENCIA DE UNA AUSENCIA

A poco de cumplirse un año de aquel 1º de agosto en que se llevaron a Santiago, es importante que la conmemoración esté acompañada de la memoria revolucionaria y la extensión del conflicto social. Santiago era una persona sensible, un rebelde, sus escritos y rapeos hablan tan fuerte que el viento no los lleva. Agita y nos conmueve, contra el papa, los presidentes, los megaproyectos y contra el orden existente, con gracia, con certeza.

A Santiago lo trataron de desaparecer dos veces: primero las fuerzas armadas y luego otros, ocultando su lucha, su vida, sus ideas. Al Santiago anarquista que se solidarizó con los presos por los saqueos de Bariloche, que luchó en las asambleas y barricadas de Chiloé, que cortó la ruta 40 por la liberación de Facundo, le organizaron misas y lo metieron en discursos electorales. Intentaron reducirlo a una víctima: de gendarmería, de Bullrich, de Macri o hasta de los propios mapuche como impulsó el oficialismo. Mientras tanto, sus compañeros de lucha fueron perseguidos por la policía y tildados de infiltrados en las movilizaciones, lo que continúa hasta el día de hoy.

«Es de notar, que la represión sufrida cotidianamente por las comunidades mapuche en el sur, la prisión de Facundo Jones Huala, y sobre todo, el profundo contenido social del Movimiento Mapuche Autónomo del Puelmapu, está en el mismo o peor grado de desconocimiento y tergiversación que antes de la desaparición del Brujo.» Decíamos esto el año pasado, lo que no ha hecho más que empeorar desde entonces.

Recientemente, estamos siendo testigos de una nueva campaña de mentiras en la que se busca establecer a los mapuche como quienes engañaron y abandonaron a Santiago, a la vez que mintieron a la familia. Santiago no fue engañado a Cushamen, sabía lo que hacía y lo que no hacía. Los que no saben nada son los asesinos y encubridores que piensan que con fuerza y mentiras van a parar la lucha y la solidaridad. Para eso publican escuchas realizadas a Sergio Maldonado y a Ariel Garzi, el cual ya salió a decir que esas transcripciones son en parte falsas. Estas escuchas son una parte más del permanente mensaje mafioso del Estado, no solo hacia los mapuche, sino hacia todo el movimiento social. Como cuando plantaron el cuerpo muerto de Santiago, quieren sembrar el ejemplo de lo que nos puede pasar cuando se desobedece, cuando se lucha por una realidad diferente. Así como del otro lado del alambre, se busca quebrar a los grupos que brindan apoyo a las recuperaciones territoriales, para aislar a las comunidades en conflicto, a sus autoridades, voceros y combatientes. 

Como hace un año, como siempre, el Estado, su Justicia y sus cárceles no pueden dar ninguna respuesta más que la violencia, contra todos aquellos que enfrentan su terrorismo y su mundo de muerte y miseria.

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