En el contexto represivo actual los testimonios de la policía bastan para que seas procesado luego de ser detenido en una protesta. El 1º de marzo, la Cámara Federal ratificó el procesamiento de la mayoría de los detenidos en diciembre en el marco de movilización y lucha contra la reforma previsional. Procesadas veintitrés personas, de las cuarenta y cuatro detenidas aquel día en la zona del Congreso. A once les dictaron falta de mérito. Quienes quedaron en prisión fueron Diego Parodi, Pablo Giusto y José María Carrizo. Pablo fue excarcelado el 28 de marzo.
Compartimos una carta de Diego Parodi desde la cárcel de Marcos Paz:
«Salud y libertad a todos, aunque acá adentro es lo menos que tenemos por la comida de mierda que nos dan y ¡ay! de vos si te enfermás; acá adentro no tengo celular, lo maneja un compañero a mi Facebook, yo escribo los comunicados. Hoy se repite el día como ayer, a las 3 am mira el carcelero por la mirilla de la celda para ver si estás vivo y te despierta con el ruido que hace, después vuelve a las 7 am y a las 8 abre la celda, hoy no me tocó la fajina [limpieza] me puse a escribir esto aunque hubiera estado bueno escribir lo que ocurre acá desde mi llegada, pero bueno, fue porque mi mente se sobrecalentaba como un motor que no para ni un momento entre muros y rejas. No soy de los que creen que las cosas pasan porque sí, porque «así tenía que pasar» dicen y así también justifican a los pobres y a los ricos y te dicen vos naciste pobre entre balas y drogas porque Dios te puso en esa posición para que te hagas más fuerte, sé honrado y no robes dice el Estado que roba; y yo creo que no es así, naciste pobre porque te robaron, te ocultaron con los cimientos para que tengas una vida más sana y libre posible y así se justifican muchas cosas con «le tenía que pasar así», si hablamos del mundo natural vemos que las cosas pasan así por algo; no porque sí. En esta sociedad impuesta, jerárquica y artificial las cosas pasan por algo, como las enfermedades, muchas inventadas en laboratorios como el sida que mata a muchos y otros muchos dirán se murieron porque les llegó la hora, ¡no!, alguien les adelantó el reloj de la muerte a beneficio propio, lo mismo ocurre con los llamados accidentes, que en realidad son asesinatos de tránsito, laborales, policiales, etc. En esta sociedad nada pasa porque sí, ni porque tenía que pasar, hay causas, hay culpables, hay intereses, yo no estoy preso porque sí, como el resto de los presos del 14 y 18. Santiago no murió de muerte natural, ni Rafael Nahuel, ni Diego Villarreal, ni el abuelo de Mar del Plata que se pegó un tiro en la cabeza por su jubilación de hambre, nosotros somos la consecuencia de una forma de vida insana, degradante, degenerada, depresiva, opresiva, depredadora de sí misma, una forma de vida impuesta por el Estado, y no solo el rebelde es humano no animal, también la misma naturaleza se subleva por todos los medios así como una flor nace entre los escombros, también se manifiesta agresivamente frente a los violentos que atentan contra ellos, la propiedad privada es la causante del robo. Libertad a todos los presos y presas, libertad a todos los animales no humanos, libertad a Jones Huala y a los mapuche. No van a quedar impunes. La rebeldía de los ingobernables va a ser la asesina de tus pesadillas.» (Cárcel de Marcos Paz, Bs.As., 2018)
Compartimos una carta de Diego Parodi desde la cárcel de Marcos Paz:
«Salud y libertad a todos, aunque acá adentro es lo menos que tenemos por la comida de mierda que nos dan y ¡ay! de vos si te enfermás; acá adentro no tengo celular, lo maneja un compañero a mi Facebook, yo escribo los comunicados. Hoy se repite el día como ayer, a las 3 am mira el carcelero por la mirilla de la celda para ver si estás vivo y te despierta con el ruido que hace, después vuelve a las 7 am y a las 8 abre la celda, hoy no me tocó la fajina [limpieza] me puse a escribir esto aunque hubiera estado bueno escribir lo que ocurre acá desde mi llegada, pero bueno, fue porque mi mente se sobrecalentaba como un motor que no para ni un momento entre muros y rejas. No soy de los que creen que las cosas pasan porque sí, porque «así tenía que pasar» dicen y así también justifican a los pobres y a los ricos y te dicen vos naciste pobre entre balas y drogas porque Dios te puso en esa posición para que te hagas más fuerte, sé honrado y no robes dice el Estado que roba; y yo creo que no es así, naciste pobre porque te robaron, te ocultaron con los cimientos para que tengas una vida más sana y libre posible y así se justifican muchas cosas con «le tenía que pasar así», si hablamos del mundo natural vemos que las cosas pasan así por algo; no porque sí. En esta sociedad impuesta, jerárquica y artificial las cosas pasan por algo, como las enfermedades, muchas inventadas en laboratorios como el sida que mata a muchos y otros muchos dirán se murieron porque les llegó la hora, ¡no!, alguien les adelantó el reloj de la muerte a beneficio propio, lo mismo ocurre con los llamados accidentes, que en realidad son asesinatos de tránsito, laborales, policiales, etc. En esta sociedad nada pasa porque sí, ni porque tenía que pasar, hay causas, hay culpables, hay intereses, yo no estoy preso porque sí, como el resto de los presos del 14 y 18. Santiago no murió de muerte natural, ni Rafael Nahuel, ni Diego Villarreal, ni el abuelo de Mar del Plata que se pegó un tiro en la cabeza por su jubilación de hambre, nosotros somos la consecuencia de una forma de vida insana, degradante, degenerada, depresiva, opresiva, depredadora de sí misma, una forma de vida impuesta por el Estado, y no solo el rebelde es humano no animal, también la misma naturaleza se subleva por todos los medios así como una flor nace entre los escombros, también se manifiesta agresivamente frente a los violentos que atentan contra ellos, la propiedad privada es la causante del robo. Libertad a todos los presos y presas, libertad a todos los animales no humanos, libertad a Jones Huala y a los mapuche. No van a quedar impunes. La rebeldía de los ingobernables va a ser la asesina de tus pesadillas.» (Cárcel de Marcos Paz, Bs.As., 2018)
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