En
el mundo existe resistencia por parte de los explotados a los designios
de los explotadores, que en función de la ganancia nos someten a
condiciones de vida miserables.
En
Tierra del Fuego y Santa Cruz, dos provincias al sur del territorio
argentino, hace meses se viven momentos de huelga, manifestaciones y
piquetes. En Tierra del Fuego, trabajadores de diferentes gremios llevan
adelante una dura lucha contra el paquete de medidas de ajuste que se
votaron en enero del corriente año, y a lo que debe sumarse la
resistencia al tarifazo de gas que incluye aumentos entre 500 y 1200% .
En el
transcurso de esta lucha vienen pasando cosas de las que debe hablarse.
Cuando llevaban 43 días de protestas, activos y jubilados decidieron
una manifestación en forma de piquete en una de las rutas del sector
costero, la zona fue liberada y comenzaron a llegar camiones con patotas
del sindicato de camioneros para levantar el piquete, golpeando y
hospitalizando a hombres y mujeres. Luego hubo hostigamiento y
persecuciones violentas por parte de la policía a familiares y
participantes de la lucha.
A
fines de mayo, luego de 90 días de acampe frente a la Casa de Gobierno,
fueron desalojados y reprimidos por la policía fueguina, que bajó por
las calles entonando las estrofas del himno argentino, para que minutos
después otros patriotas, ahora de civil, desarmaran y quemaran las
carpas.
El 1
de junio se desarrolló una movilización con paro de los obreros del gas
contra el tarifazo. La huelga, las manifestaciones y la lucha siguen en
Tierra del Fuego, a pesar del aislamiento que encuentran todas las
luchas de los trabajadores en la actualidad.
En
Santa Cruz, particularmente en la localidad de Rio Gallegos, también los
proletarios viven momentos de lucha y conflictividad contra las medidas
de ajuste que quiere aprobar el gobierno provincial, se levantó además
un acampe frente a la Casa de Gobierno.
La
policía levanta militantes y compañeros en lucha, para golpearlos y
apretarlos. Las medidas de fuerza continúan con piquetes en las rutas y
huelgas. A continuación reproducimos un texto escrito por los compañeros
del boletín Chenque Negro, donde nos permiten acercarnos más a la situación vivida en el sur:
Santa cruz: conflictos
«(…)
en vez de ir a la raíz del problema (el Capital), se llama a un
frenético activismo, siempre sobre causas diferentes, contra tal
gobierno, contra el liberalismo o el neoliberalismo, contra tal ajuste
de cinturones o contra tal supresión de subsidio…, haciendo que cada
lucha quede sin un mañana cuando el gobierno de turno cambie o el plan
tal es cambiado por otro.» (Revolución, revista Comunismo Nº 62, noviembre de 2012)
Santa
Cruz, provincia de la región argentina, viene manteniendo hace ya
varios años, cantidad de conflictos sociales, con altibajos que se han
acentuado en momentos con mayor intensidad, siendo el más significativo
el periodo del 2007, y el impulsor de un método de lucha caracterizado
por volcarse en las calles, con carpas instaladas frente a casa de
gobierno, movilizaciones constantes, entre otros, llevando ciertas
reivindicaciones laborales. Este momento histórico generó una ruptura
con la cotidianidad laboral y social, más no con la concepción del
trabajo y la explotación, por lo cual, una vez agotados los métodos de
lucha, y tras la presión física (represión) y psicológica hacia los
trabajadores por parte del Estado, culminó en una derrota que le llevó
años poder recuperarse. Actualmente, la provincia se encuentra en un
estado de “emergencia económica”, como lo llaman los parásitos del
Estado, con déficit y desfinanciamiento, además de despidos, salarios
pendientes y/o insuficientes, falta de servicios, con hospitales que no
dan abasto o que se caen a pedazos, al igual que los edificios
educacionales, entre otras cosas que empeoran aun más la situación de la
gente. Ya el año pasado (2015) trabajadores municipales representados
por el sindicato SOEM, llevaron un extenso y agotador paro sin
resultados, exigiendo al día de la fecha la actualización de salarios y
pagos pendientes, y sumándose este año al conflicto trabajadores de
otros sectores. Con esto, aparece nuevamente la figura de la MUS (Mesa
de Unidad Sindical), surgida en el conflicto 2007, la cual está
conformada por los sindicatos ATE (sanidad), APEL (legislativos), ADOSAC
(docentes), SOEM (municipales), empleados judiciales, Autoconvocados de
la Ley 591
(empleados públicos sin representación gremial por su grado de
precariedad), y jubilados, como forma de unificar y encarar los
conflictos y las acciones a seguir. Es así que el 1 de marzo convocan a
una movilización con gran concurrencia, acordando además la
formulación de un reclamo permanente por paritarias y la realización de
paros en conjunto, en toda la provincia. Pasan los meses, siguen las
medidas de fuerza, con acampes y movilizaciones permanentes, y con la
negativa del gobierno de sentarse a negociar. El 16 de mayo, se lleva a
cabo un congreso convocado por el gremio docente ADOSAC, realizado en la
localidad de Puerto Santa Cruz, donde se decide por mayoría un paro de
72 horas, y en seguir con la medida en caso de no llegar a un acuerdo.
Lo cierto es que desde el gobierno no ofrecerán más que un 10% de
aumento para trabajadores estatales, pero si, como se concretó hace unas
semanas, se le asignó un aumento del 20% a la policía provincial del
“valor punto”, lo que lleva a un agente ingresante a cobrar
aproximadamente entre 19 y 21 mil pesos. Las fuentes del gobierno,
advirtieron que con la Fuerza, la gobernadora Alicia hizo una excepción,
debido a que, «ante un conflicto generalizado, será indispensable
contar con la obediencia de la policía, para contener a los sindicatos».
Muy
claros son nuestros enemigos al afirmar, sin pelos en la lengua, que
necesitan de las fuerzas policiales para mantener el control de la
situación social, y que cuando la situación se desborde de los límites
soportables, allí tendrán a sus perros bien alimentados, entrenados y
obedientes para cumplir su función, y rompernos la cabeza.
La
realidad nos está dando datos, nos está hablando sobre el accionar de
las partes, es decir, sobre nosotros, que para poder seguir viviendo
debemos acudir a las calles a exigir un poco de mejoría a nuestra
detestable rutina, o soportar la miseria de nuestros días. Y del otro
lado, los gobernantes y empresarios que con sólo decir «estamos en
crisis», o «no hay plata», asumen la situación como dada, y a curtirse
cada uno como pueda. Eso sí, ellos lo miran desde el sillón de sus
lujosas casas. Y sin embargo y a pesar de las experiencias históricas
lejanas y recientes, se sigue apelando al derecho democrático, al
derecho a la huelga, al derecho a la vivienda, a la “negociación de las
partes”, etc., y mientras estamos hundidos en el mismo barro, reclamando
siempre los mismos puntos y volviendo a la larga derrotados a trabajar.
No existe el cambio social bajo los términos reformistas. Hoy tendremos
quizás dos mangos más que nos servirán para comer un poco mejor de vez
en cuando, hasta que los aumentos vuelvan a aplastarnos, o hasta que
debamos trabajar más y más horas para sostenernos.
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