lunes, 5 de enero de 2015

¡ARRIBA PARIAS DE LA TIERRA!

[por razones de espacio este artículo no está incluído en la versión en papel del boletín]
 
Una molotov es encendida en el barrio de Exargia en Atenas. Su parábola ilumina el cielo de un barrio negro en Ferguson y estalla en la puerta del Palacio Nacional de México DF.

GRECIA. El día 10 de noviembre el anarquista Nikos Romanos, de 21 años,  preso desde febrero del 2013 y salvajemente torturado por expropiar un banco, se declaró en huelga de hambre y la mantuvo durante 31 días  negándose a recibir cualquier tipo de suero. El motivo era exigir salidas para educación negadas por parte del Estado griego.

En el ínterin que duró su postura, en toda Grecia -pero también en Madrid, Estambul, Buenos Aires, Santiago o Bruselas- hubo manifestaciones de solidaridad: enfrentamientos con la policía, quema de cajeros automáticos, marchas pacíficas, etc.

La situación de Nikos le agregaba un tinte especial a la convulsionada realidad griega. Él era quien estaba con Alexis Grigoropoulos el día de su asesinato a manos de la policía el 6 de diciembre de 2008.(1) Este crimen del Capital, desató la revuelta más grande en la historia del país helénico, propagándose por más de un mes. Cada aniversario se conmemora, no con marchas de silencio ni festivales, sino con lucha callejera, barricadas y tomas de edificios públicos. Este 6 de diciembre no fue la excepción. Finalmente Nikos Romanos obtuvo el permiso para asistir a la universidad con una pulsera electrónica.

ESTADOS UNIDOS. El día 9 de agosto es asesinado a balazos en Ferguson, Missouri, el joven negro Michael Brown por el policía blanco Darren Wilson. ¿Su crimen? Ser negro y pobre. Al otro día, y durante una semana,  se extienden los disturbios en la ciudad. El gobierno moviliza a la Guardia Nacional e impone el toque de queda,  lo que va disminuyendo los enfrentamientos.

El día 24 de noviembre Wilson es absuelto y la furia popular nuevamente se expande,  aunque esta vez no sólo en Ferguson. Más de 170 ciudades vieron sus calles abarrotadas de cientos de personas negras, blancas y chicanas, algunas en protestas pacíficas y otras atacando a la policía. Hubo saqueos, cortes de ruta, sabotaje a comercios y al infame “Black Friday”, el día de la estupidez consumista.

El 4 diciembre también es exonerado el policía que en julio asfixió y mató a Eric Garner,  recrudeciendo las protestas. Incluso en Palestina hubo demostraciones de solidaridad al respecto. El lema: «I can't breathe» («no puedo respirar»), sus últimas palabras.

Obviamente esto no es nuevo. Por motivos similares se dieron las revueltas de Watts (1965), Detroit (1969) y Los Angeles (1992). (2)

MÉXICO. Desde la desaparición de los 43 estudiantes en Guerrero (ver La Oveja Negra nro.22) las diferentes demostraciones de los explotados mexicanos siguen en pie al día de hoy.

El 8 de noviembre una enorme multitud se congrega en el Zócalo de México DF. La consigna general es «Fue el Estado» y en el piso de la plaza inscriben un gigante «Que se vayan todos», la histórica consigna de la revuelta del 2001 por esta región. Un grupo de incontrolados intenta asaltar el Palacio Nacional. Llueven las molotov a la puerta y los cimbronazos con las vallas o a patada limpia. La policía reprime y desde los sectores más ciudadanistas intentan instalar la idea de que los encapuchados son agentes del Estado. Mientras tanto se continúan buscando los restos de los estudiantes que, si bien no aparecen, sí se encuentran otros cuerpos en fosas comunes a lo largo y ancho de Guerrero. México es una enorme fosa común. El 15 de noviembre tras varios meses de asedio la policía tirotea el Okupa “Che” en las instalaciones de la UNAM. Los estudiantes resguardan el lugar con barricadas y se enfrentan a la policía.

El 20 de noviembre se lleva a cabo la huelga general en México con una participación masiva en las calles. Hay enfrentamientos con la policía camino al aeropuerto del DF y en el Zócalo. El Estado responde encarcelando en penales de máxima seguridad a 11 personas, acusándolas de terrorismo. El 14 de diciembre la policía reprime violentamente un recital en apoyo a los estudiantes desaparecidos en Chipalcingo. Se da un nuevo enfrentamiento donde un participante de la revuelta toma una camioneta y atropella algunos policías. El día 26 de diciembre padres de los desaparecidos, estudiantes y maestros anuncian que sabotearán las elecciones. México es un polvorín y el Estado no da marcha atrás.(3)

¿Qué podemos decir de las protestas y disturbios que hemos visto en los últimos meses en México, Grecia y Estados Unidos? En esta región del mundo, donde la paz social parece inquebrantable, donde acostumbramos a aguantarlo todo, donde la palabra luchar parece haberse transformado en sinónimo de procesiones, tambores y urnas… Desde aquí queremos hablar de las luchas pero también escuchar su mensaje en común. Mensaje que en muchas ocasiones puede parecer poco explícito por no estar codificado en comunicados rimbombantes ni en el programa de algún partido político, pero no por ello pierde precisión: la paz del Capital no es perenne y la violencia cotidiana que éste nos ejerce se puede devolver.

¿Qué une a un afroamericano con un joven blanco de Grecia con unos estudiantes mexicanos de origen campesino? Su condición de explotados y oprimidos, de ser –al igual que nosotros– considerados mercancías por el Capital, que cuando dejan de servir pueden ser reemplazadas por otras.

En el caso de Nikos Romanos y sus compañeros, de los estudiantes de Guerrero y de otros núcleos radicales de explotados mexicanos, se da la acción consciente de pasar a la ofensiva. De buscar, atacando, una vida distinta a la cotidiana. Es ahí cuando la violencia del Estado se redobla, con cárceles, desapariciones y represión. Comienza el circo de los infiltrados, de la estigmatización de los que luchan, de la caracterización -por parte del Poder-  de los explotados como unos tontos que para todo necesitan jefes y caudillos. Los periodistas y especialistas de todo tipo lloran porque estos episodios no se pueden definir. ¡Como si la miseria material y espiritual no fuera motivo más que suficiente para querer derribar este sistema!

Muchos proletarios que son parte de la revuelta intentan ir más allá de ella, buscan generar situaciones de no retorno a la normalidad, de ir afilando los ataques y de hacer de esa fuerza arrolladora un golpe colectivo que hiera de muerte al Capital. Lejos de la ira proletaria colectiva estas acciones quedarían en la nada. Bien decía Bakunin hace más de 100 años: «La insurrección popular, por su misma naturaleza, es espontánea, caótica y despiadada; supone siempre la destrucción de su propiedad y de la ajena.(...) Esa pasión destructiva, sin embargo, está lejos de elevarse a la altura de la causa revolucionaria, pero sin ella la revolución sería imposible, porque no puede haber verdadera revolución sin una destrucción arrolladora y apasionada, una destrucción beneficiosa y fecunda, pues sólo de ella nacen y surgen mundos nuevos.» (Métodos del período preparatorio en Tácticas Revolucionarias).

Estos episodios recientes, contra todos los pronósticos de socialdemócratas y académicos, vuelve a confirmar la vieja guerra de clases siempre latente y la necesidad de ataques a nivel mundial al Estado y al Capital. En 2 meses, y casi en los mismos días,  oprimidos de latitudes diferentes atacaron los mismos objetivos: policías, bancos, sedes de partidos políticos, oficinas estatales. Incluso saludándose entre ellos a miles de kilómetros. El internacionalismo no es una bonita idea, sino la condición necesaria para que triunfe la Revolución ¿Cuánto más habrá que explicar las cosas?

Hermanos explotados de otras partes del mundo gritan su rabia que también es la nuestra. Estemos atentos y empecemos a gritar juntos.

Notas:
1 Al respecto recomendamos los documentales: Vamos a iluminar la Oscuridad (Grupo Anarquistas Rosario) y La potencialidad de asaltar el cielo (anónimo).
2 Recomendamos: La decadencia y caída de la economía espectacular-mercantil (Guy Debord) y
La llama del suburbio (Proletarios Internacionalistas).
3 Recomendamos: Caso Ayotzinapa desde una posición anarquista-comunista

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