El domingo 20 de mayo Todo Noticias emitió un programa titulado «Mapuches. La guerra por la tierra». El mensaje fue claro, según el canal de noticias del grupo Clarín en la comunidad mapuche hay buenos y malos. Los primeros son pacíficos, quieren integrarse a la sociedad argentina y hasta se ven perjudicados ellos y sus negocios por la violencia de los malos que se empeñan en la “lucha anticapitalista” (sic) y por un "socialismo paleolítico" (sic).
Podríamos pasarnos párrafos y párrafos señalando los errores cometidos por los periodistas de dicho canal y sus historiadores entrevistados, sus desprecios y su malicia a la hora de informar. Sin embargo queremos señalar dos cuestiones fundamentales:
La primera es subrayar, al igual que nuestros enemigos de clase, que no hay conciliación posible. O se está en contra del capitalismo o se está a favor. Se está por la ruptura con el orden dominante o se colabora en su gestión. Se está con las comunidades rebeldes o se está en contra. Mientras tanto podemos debatir fraternalmente nuestras diferencias, pero otra cosa es defender a los rebeldes a la vez que se defiende el Estado argentino, pedir por la libertad de Facundo y posicionarse contra las acciones que el compañero reivindica públicamente.
La segunda es señalar la estrategia de separar a los explotados entre buenos y malos, para que los "buenos" también luchen contra los "malos". Sería por culpa de los mapuche rebeldes que los mapuche ciudadanos y obedientes son perseguidos, discriminados y violentados. Del mismo modo que en cualquier manifestación, sería por culpa de los tildados de violentos que la policía reprime y no porque ésta sea el brazo del monopolio estatal de la violencia.
Es importante prestar atención porque son estrategias muy simples de identificar en el enemigo, tanto a nivel discursivo como a nivel práctico. ¿Acaso no es obvio que en ciertas manifestaciones que se desbordan la policía en vez de atacar a los más certeros en los ataques reprime a los que están pacíficamente marchando? ¡Claro! Porque eso sirve para que los que van pacíficamente marchando se encarnicen más con los otros que entonces pasan a ser sospechosos, infiltrados, etc.
Infiltrados hay, como también gente que juega para lo que dice combatir. Pero prestemos atención para no comernos estas prácticas de los explotadores y sus lacayos que solo generan confusión y distracción.
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