En
Rosario, ciudad chata y cuadrada, surgida para la exportación de
granos, el día 27 de julio de 1854 en la esquina sudeste de las calles
Comercio y Aduana, actuales Córdoba y Maipú, nacía Estanislao Severo
Zeballos.
Fue uno de
los principales ideólogos e impulsores de la Conquista del Desierto y de
la teoría “mapuche indio chileno”. Vale decir además, es reconocido por
ser un pionero científico en este país gracias a la cantidad de tumbas
que profanó luego de ese genocidio.
Como dato de
color desde 1916 y hasta la actualidad funciona en su antigua casona la
sede de los mejores representantes de su repugnante clase: El Jockey
Club.
El 4 de
octubre de 1923 fallecía en Liverpool. «Jurista, diplomático, político,
militar, periodista, catedrático, historiador, geógrafo, etnógrafo y
novelista» rezaba un artículo del año pasado de un periódico local
titulado «Estanislao Zeballos, un brillante rosarino».
En 1878 este tipo, de quien a lo sumo conocemos la calle que va de este a oeste de la ciudad, escribió el libro La conquista de quince mil leguas. Estudio sobre la traslación de la frontera sud de la República al Río Negro.
Trasladar la frontera del país hasta el Río Negro obligaría a los
mapuche a habitar las tierras que se encontraban al sur, junto a los
tehuelches, a quienes no veían como enemigos. Como vemos, es un
precursor de aquello tan actual de otorgarles nacionalidades extrañas a
diferentes comunidades.
«Estamos en
la cuestión fronteras como en el día de la partida: con un inmenso
territorio al frente para conquistar y con otro más pequeño a
retaguardia para defender, por medio de un sistema débil y
desacreditado. No incumbe su responsabilidad a un hombre ni a un
gobierno. Es la herencia recibida de la Madre Patria, que conservamos
fielmente, a pesar de haberla hallado controvertida y de que nuestra
corta bien que dolorosa experiencia la condena. Avanzar por medio de
líneas artificiales y permanentes para ir conquistando zonas sucesivas:
tal es el sistema español de frontera, reducido a su expresión más
sencilla. Lo pone de manifiesto una ligera ojeada sobre el mapa de
Buenos Aires. Los españoles marchaban previsora y firmemente, llevaban
sus armas y la colonización al desierto, clavando la cruz y levantando
la escuela al lado del fortín, como bases de la fundación de pueblos.
Así, la mayor parte de nuestros centros de población rural, derivan de
antiguas guardias, que ocupan en el mapa direcciones armónicas, formando
líneas paralelas de Nor–Oeste a Sud–Este, rumbo general de la Conquista
en su movimiento de avance tradicional sobre la pampa.» (La conquista de quince mil leguas, Capítulo I)
«El vasto
territorio comprendido entre Choele–Choel y Carmen de Patagones es
recorrido frecuentemente por los indios que van de la Pampa unas veces y
de los valles orientales de los Andes las otras; pero una vez realizada
la gloriosa batida en la llanura, acampadas en triunfo nuestras tropas
sobre la margen del río Negro, sin enemigos a retaguardia, aquellos
campos se verán libres de salvajes, y las estancias de argentinos y de
ingleses que ya se acercan a Choele–Choel, prosperarán tranquilas y
seguras, sirviendo de base a nuevos centros de población y de trabajo.
(Capítulo III)
«Ofrezco,
pues, al Gobierno la obra, de la cual puede hacer el uso que convenga a
sus planes» escribía el autor al comienzo del libro. Julio Argentino
Roca mandó a imprimir 500 ejemplares con fondos del Tesoro Nacional. Y
le comunicó: «Pero sus patrióticos y desinteresados trabajos no deben
detenerse aquí y no serán completados sino cuando Vd. haga la historia
de esta cruzada, una de las más fecundas que habrá realizado el ejército
argentino desde los tiempos heroicos de la Independencia, y la
descripción científica de la vasta región que vamos á conquistar,
demostrando al mismo tiempo la importancia económica que adquirirán los
nuevos territorios cuando se derrame en su seno la inmigración que en
busca de un suelo fértil y de un clima benigno, arriba á nuestras playas
de todos los puntos del continente europeo.»
No lo decimos
nosotros, lo dijeron los patrióticos invasores que destruyeron las
vidas humanas y el territorio mediante la ciencia y el ejército al
servicio de la economía.
El artículo, al final, no dice absolutamente nada sobre Zeballos...
ResponderEliminar