sábado, 19 de agosto de 2017

PANFLETO ANÓNIMO DE COMPAÑEROS CERCANOS A SANTIAGO

El 1 de agosto, como tantas otras veces, el Estado argentino hizo uso del monopolio de la violencia.

Desde ese día buscamos a Santiago Maldonado, el Lechuga o el Brujo, para nosotros. Un joven anarquista que se encontraba por solidaridad en la comunidad mapuche de Cushamen.

La Gendarmería atacó a la comunidad, que viene resistiendo con dignidad una pelea por su vida, teniendo que enfrentar al Estado argentino, el chileno y a una multinacional como Benetton. El Estado ataca, como lo hace con cualquiera que levante la cabeza. No le importa que sea un pibe o una piba de barrio, laburantes que se organicen, comunidades originarias o militantes sociales. Atacaron, quizás sin saberlo, a la solidaridad porque no la entienden, no les entra en la cabeza que una persona tenga convicciones, quiera cambiar este mundo de mierda y actúe en consecuencia.

Que digan lo que quieran, que inventen las historias que más les sirvan para encuadrarnos en su Código Penal. Sabemos que el Estado secuestra, mata o tortura para conservar el privilegio, los medios de vida y la tierra en manos de sus socios. No nos importa, porque no somos estadísticas. 

Santiago, el Lechuga, no es un número en la lista de la que se pueda jactar el Estado. Es una persona de carne y hueso que falta a la familia y, a la vez, un compañero que estamos buscando.

La comunidad permanece en el territorio, con la dignidad que jamás va a tener un burócrata del Estado, sea del color que sea, y mucho menos esos tipos armados al servicio del poder de turno o al patrón de siempre. Facundo Jones Huala sigue preso y en huelga de hambre, jugándose su propia existencia por su gente y sus formas de ver y entender la vida. Santiago Maldonado, el Lechuga, sigue desaparecido por ser solidario.

A Facundo: como dicen ustedes, newen peñi, seguimos en la calle.
A Lechuga: te estamos buscando compañero y no vamos a bajar los brazos.

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