La Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos (SRMU) inicia la lucha en los Talleres Vasena
Esta organización
fue fundada en 1918 como una ruptura dentro de la FORA del IX Congreso
(de influencia sindicalista y socialista) e impulsada por sectores
vinculados al anarquismo, pero no únicamente.
La industria metalúrgica era reducida en
Argentina. Tras haber ganado ciertas mejoras en distintos talleres que
tenían entre 20 y 50 operarios, el 2 de diciembre los miembros de la
SRMU se dispusieron a realizar una medida en un punto central de la
industria metalúrgica: los Talleres Vasena.
Metalúrgicos Unidos inició entonces un
reclamo por mejores condiciones laborales elaborando un petitorio que
fue presentado a la empresa, que la patronal se negó a recibir y a
tratar con la delegación. La empresa buscó quebrar a los huelguistas
recurriendo a rompe huelgas y matones armados que servían de fuerza
parapolicial.
Los obreros en huelga montaron guardias
alrededor del lugar, ubicado en el humilde y emergente Barrio de Villa
Pompeya. Allí, en San Cristóbal, donde estaban los depósitos de los
Vasena y en el local social de la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos
Unidos, sucederían graves y sangrientos hechos, de los que hablaremos a
continuación.
Entre el 13 y el 20 de diciembre se
produjeron balaceras a domicilios de huelguistas y contra las barricadas
que impedían el paso de los carneros. El 23 de diciembre, un carnero
murió al lanzarse al riachuelo, tras ser perseguido por los obreros. El 3
de enero, luego de un mes de huelga, la policía aumentó su grado
represivo en la zona fabril y cercana al local de Metalúrgicos Unidos.
El 4 de enero los huelguistas levantaron barricadas y rompieron los
caños de agua para inundar las calles. Finalmente echaron a la policía
que custodiaba la fábrica, con la muerte de un vigilante como resultado
del enfrentamiento. Los huelguistas fueron apoyados por el barrio que
reaccionó virulentamente a la represión. El entierro del policía fue el 6
de enero.
La Semana Trágica
El 7 de enero más de cien policías y
bomberos armados dispararon salvajemente. El ataque duró dos horas.
También balearon el local de la SRMU. Hubo cinco muertos y más de
treinta heridos, muchos de los cuales no eran obreros metalúrgicos.
Esta masacre convocó a miles de obreros a
la huelga general. Un velatorio se realizó en el local del sindicato de
la FORA del IX y el resto en el de la SRMU, destruido por los balazos en
puertas, paredes y ventanas. En este punto los comerciantes decidieron
no abrir sus puertas en señal de luto y la Federación Obrera Marítima
(importante organización adherida a FORA IX), declaró la huelga en torno
a un problema del gremio.
El 8 de enero los establecimientos
metalúrgicos suspendieron sus tareas. La SRMU volvió a llevar un
petitorio pero nuevamente no fueron recibidos por la empresa. Al
terminar el día, la FORA del IX expresó su solidaridad con los
huelguistas y la FORA del V (de orientación comunista anárquica) declaró
la huelga general para el día siguiente. El 9
de enero Buenos Aires se paralizó, una multitud llegó desde los
suburbios. Se formaron barricadas, piquetes, se realizaron sabotajes,
los canillitas solo difundían boletines de huelga, y la gente se
agolpaba en calles y veredas esperando despedir a las víctimas.
En la fábrica, los Vasena,
custodiados por cientos de mercenarios armados, fueron rodeados por
barricadas. A las dos de la tarde partió el cortejo fúnebre con algunos
obreros armados a la cabeza, que pronto comenzaron a saquear las
armerías que encontraron a su paso. Empezaron los primeros
enfrentamientos y muertos, el cortejo rodeó la fábrica y marchó hacia el
cementerio de la Chacarita. A las cuatro de
la tarde se produjo otro hecho de importancia, los manifestantes se
metieron en un templo destruyendo y saqueando todo a su paso, los niños
rompían los vidrios, mientras otros intentaban incendiar la Iglesia, comenzando
distintos focos en el establecimiento. El hecho sangriento había
enervado a los explotados, pero aún faltaba más violencia y
enfrentamiento.
En el cementerio comenzaron a sonar los
fusiles del ejército, disolviendo la manifestación, quedando los cuerpos
sin sepultar, a los que se le sumaron nuevos muertos. La FORA del IX
intentó asumir la conducción de un movimiento auténticamente proletario y
decidido. El 10 de enero grupos policiales y parapoliciales patrullaron
asesinando y baleando con total impunidad. Mientras tanto, nuevos
gremios adhirieron a la huelga y, para el día 11, la FORA del V buscó
concretar su objetivo de una «huelga general revolucionaria», luchando
además por la libertad de todos los presos sociales, entre ellos el
compañero Simón Radowitzky, encarcelado desde hacía diez años.
Pero la burguesía tenía sus fuerzas
represivas bien pertrechadas y salió a la caza de “judíos”, “rusos”,
“marxistas”, “maximalistas”, “anarquistas” y “bolcheviques”, irrumpiendo
en casas y locales, destruyendo y violando, matando niños y golpeando
viejos. La huelga se extendió al interior del país y los dirigentes de
la FORA del IX, con Sebastián Marotta al frente, intentaron terminar el
conflicto negociando en nombre de la SRMU, a lo que sus miembros se
opusieron.
El lunes 13 de enero finalmente la
SRMU obtuvo respuesta a su reclamo, después de casi cincuenta días de
huelga. La FORA del V y La Protesta
fueron duramente perseguidas, sus militantes encarcelados y sus locales
destruidos, a pesar de que habían negociado un cese del conflicto al
ver solucionada la cuestión metalúrgica.
El verano continuó. Enero dejó casi mil
muertos, decenas de desaparecidos (entre ellos gran cantidad de niños),
miles de heridos, decenas de miles de detenidos, locales, casas y
familias destruidas. Desde 1919, el primer mes del año es de una
dolorosa conmemoración: el aniversario de la “Semana Trágica”: una de
las huelgas más largas y sangrientas ocurridas en territorio argentino.
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