jueves, 8 de diciembre de 2016

HABLANDO LAS PAREDES: «...»

Los inconformes hacen hablar a las paredes para reflexionar, para agitar, para sorprender al transeúnte distraído. Nosotros queremos hablar con las paredes para profundizar lo que gritan. Sin embargo, en las últimas semanas muchas de ellas han sido blanqueadas, hidrolavadas, tapando o removiendo mucho de lo que había quedado plasmado luego de pasado el Encuentro Nacional de Mujeres. Estas paredes vacías también expresan algo: un silencio. Silencio que, dicen, le costó al municipio unos 900 mil pesos.

Mucho se opinó sobre las pintadas que cubrieron gran parte del mobiliario del centro y macrocentro. «La marcha del domingo pasado dejó 300 inmuebles dañados», publicaban los empleados del diario La Capital, que hicieron una campaña feroz contra muchas de las expresiones de las participantes del ENM. Por otro lado, y en oposición a toda esa propaganda reaccionaria, algunos simpatizantes con las pintadas en general querían argumentar que las pintadas, todas, eran defendibles. Muchas personas se indignaron de que los buenos ciudadanos se molestaron más por las paredes “dañadas” que por los femicidios. Es para indignarse y llenarse de odio cómo la normalidad cotidiana hace que muchas personas se molesten más por las cosas que por sus semejantes, o incluso que le molesten ambas cuestiones. Pero más indignante es que puedan compararse una pared y un ser humano en tanto que propiedades, eso es lo que tenemos que discutir.

Ahora bien, otra cosa es suponer que con más pintadas se estaría combatiendo más a los femicidios, cuando encima, en realidad, la mayoría de las pintadas no hicieron referencia al tema, sino que tenían más bien la necesidad de provocar, o la menos interesante intención de publicitar diversas identidades sin más motivo.

«Queremos que los vecinos vuelvan a disfrutar de la ciudad como corresponde» decía Luciano Marelli, director de Higiene Urbana de la Municipalidad. Es decir, una ciudad sin interrogantes, sin provocaciones, sin debate. Unas calles donde no recordemos que policía y trata están íntimamente relacionadas, que el piropo es acoso, que la despenalización del aborto es una necesidad, que la heteronormatividad no es natural. «Como corresponde» para transitar la ciudad, para ir de casa al trabajo, al ocio programado, de un punto a otro sin rechistar.

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