domingo, 23 de octubre de 2016

HABLANDO CON LAS PAREDES: «NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL»

Cada cierto tiempo las miserias que viven los inmigrantes asoman su rostro espantoso en nuestra cotidianidad en razias represivas contra indocumentados, la muerte de miles de desplazados, el “descubrimiento” de talleres de trabajo cautivo, cuando no en la crónica tendenciosa que los ubica como la fuente de los males sociales que invaden la venerada nación ciudadana.

Esta realidad no ha de provocar menos que solidaridad de quienes nos asumimos pares de estos migrantes forzados. Si bien el ser humano ha debido moverse a través del territorio desde hace cientos de miles de años, este movimiento de supervivencia que podríamos tildar de natural, hoy es determinado por la economía.

«Ningún ser humano es ilegal» entona una verdad demasiado grande para este mundo: no hay ley capaz de contener nuestra humanidad, haciendo eco en lo absurdo del orden existente que delimita cómo movernos y vivir en sociedad.

Cobra una elocuencia indiscutible en la voz de los reclutas griegos cuando dicen «¡No combatiremos, no reprimiremos, no perseguiremos a los inmigrantes!». Pero la solidaridad y el proyecto de dar sentido y fuerza a la comunidad de lucha mundial también se nutre en la intimidad de nuestras acciones cotidianas, donde dejamos de distinguirnos por lugar de origen, color de piel u otra distinción que en su aspecto ideológico nos divide, separa y clasifica. Nuestras manos deben tener fuerza para el combate así como para alimentarnos y contenernos colectivamente en un mundo perverso y desarraigado.

Pero como todo en este reino de la mercancía, esta afirmación contiene un sentido capaz de ser subsumido por aquellos reformistas, recuperadores de lucha y gestores de la miseria que buscan regular la inmigración afirmando el orden social existente. Es ahí cuando «ningún ser humano es ilegal»(1) resuena demasiado parecido a «todo ser humano es legal y portador de derechos»: derechos para consumir y libertad de movimiento para ser explotados, faltaría añadir. Y esas sutilezas también las debemos combatir por el fin de todo lo que nos separa y destruye.


Notas: 
  1. Manifiesto de los reclutas griegos, Red de Soldados Libres “Spartakos”– Comisión de Solidaridad Militante. Octubre de 2015.

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