domingo, 3 de enero de 2016

HABLANDO CON LAS PAREDES: «TENÉS UNA SOLA VIDA Y VALE LA PENA GASTARLA BIEN»

Los inconformes hacen hablar a las paredes para reflexionar, para agitar, para sorprender al transeúnte distraído. Nosotros queremos hablar con las paredes para profundizar lo que gritan.

En esta ocasión nos topamos con una declaración quizás bien intencionada, aunque demasiado anclada en el sentido común. El sentido común dominante, claro. Aquel que recurre cotidianamente a emplear palabras propias del ámbito económico para expresar deseos o emociones. Que de tanto en tanto necesita reafirmarse en héroes de la clase dominante… ya sea en Steve Jobs o incluso Da Vinci cuando escribía que «El que no valora la vida no se la merece».

Así, aunque se pudiera, nos negamos a gastar nuestras vidas, aunque haya seres humanos que están empecinados en gastárnosla. Quienes nos explotan repiten que somos mercancías, que estamos ahí para vendernos, para que nos compren y nos usen, para gastarnos o, mejor dicho, desgastarnos lenta o rápidamente, y lo hacen simplemente porque obtienen ganancia de ello.

Se vuelve importante retomar algo que decíamos hace algún tiempo (Mi cuerpo es mío, La oveja negra nro.31). No tenemos nada que gastar porque no somos algo diferente, exterior a nuestra vida. Si bien esta sociedad hace estragos con nuestra psiquis, nos desdobla, nos hace hablar con nosotros mismos, nos dice que son “nuestros” cuerpos, todavía su potencia ideológica no ha podido hacer efectiva esa escisión. Ese supuesto dominio de una parte de nuestro ser sobre otra es todavía ilusorio.

A la vida no deberíamos ganárnosla, ni gastarla, ni valorarla, ni apreciarla. No tenemos “una vida” para usar con astucia porque no somos personajes de un videojuego, ni nos tragamos el cuentito del individualismo burgués. Aquellos y aquellas tristezas andantes que permiten y alientan este orden social lo hacen solo porque su horizonte no admite nada más bello.

Queremos hablar, sentir, hacer y ser la vida, la vida general y no una vida individual. Afirmar la vida es afirmar el hecho colectivo, trascendente e indivisible de la comunidad humana, aquella de la que somos parte y que ansiamos ver realizada en su totalidad.

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