martes, 7 de febrero de 2012

SOBRE EL ASESINATO DE TRES MILITANTES DEL FRENTE POPULAR DARIO SANTILLAN


Extraído del boletín informativo nro. 641 de CORREPI (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional) - correpi.lahaine.org
En la noche del año nuevo, tres militantes del FPDS, Jonathan Brasante, Claudio Suárez y Adrián Leonel Rodríguez, de 17, 19 y 21 años, fueron acribillados, en el Barrio Moreno de Rosario, por sicarios vinculados a barras bravas de fútbol y al narcotráfico. No es difícil advertir la mano de la policía santafesina detrás de estos asesinatos.
Como es común en estos casos, los medios de desinformación masiva, levantando la fuente policial, hablaron de “ajuste de cuentas” entre delincuentes, de enfrentamiento y de víctimas con antecedentes penales. En los barrios más populosos y pobres, de los que abundan en Rosario, son frecuentes este tipo de ejecuciones, luego presentadas como “ajustes” entre bandas.
Es innegable la vinculación de las barras bravas con la policía, que gerencia el delito en los barrios, y con los políticos y burócratas sindicales, que los utilizan como fuerza de choque.
En el Barrio Moreno tiene jurisdicción la Comisaría 15ª de Rosario, conocida porque en sus celdas, en 1996, los presos Acosta, Ramírez, Olivera, Comesaña y Bocutti murieron quemados y, porque Claudio Ramón “Caiola” Moreira, fue fusilado por un policía de esa dependencia mientras estaba tendido en el suelo.
Todo indica que los ejecutores son sicarios enviados por Sergio “Quemado” Rodríguez, traficante de cocaína desde hace 30 años, en el barrio La Tablada, en connivencia con la policía, que quiso vengar un ataque sufrido por su hijo Maximiliano a manos de otros barras bravas. Uno de los asesinos, que se encuentra prófugo, Ariel Sebastián “Teletubi” Acosta, estuvo involucrado hace años en el ataque contra un micro de Newell’s, donde murió Walter Cáceres, de 14 años, ataque que pudo realizarse gracias a las armas que proveyó un suboficial y, que fue organizado por el secretario de un comisario. Al otro prófugo, Damián “Damiancito” Martínez, le encontraron un chaleco antibalas en el allanamiento de su domicilio.
Es tan evidente la complicidad policial con las barras bravas, que el mismo gobernador “socialista”, Antonio Bonfatti, lo reconoció al declarar que “hay relaciones en las que es parte la policía, abogados penalistas, barras de fútbol y el narcotráfico”. Olvidó mencionar que los políticos y los burócratas sindicales utilizan a estos mercenarios como fuerza de choque.
Sin embargo, pese a este reconocimiento, su ministro de Seguridad, Leandro Corti, anunció mayor presencia de la policía en los barrios pobres, designados eufemísticamente como “zonas con altos índices de delitos”.

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