domingo, 24 de junio de 2018

PANFLETO: ¡MUNDIAL ES LA MISERIA! ¡NADA QUE FESTEJAR!

Una vez mas, como cada 4 años, el Mundial de Fútbol nos invade. Otra vez la burguesía internacional hace correr a sus soldaditos del deporte y el comercio. Otra vez el deporte como disciplina de control de los cuerpos y como mejor camino hacia el bombardeo mediático de mercancías.

Cada país participante aprovechara mejor la actuación de su equipo. Empezando por Rusia, en el ojo del turismo mundial para tapar con dinero y fanatismo la sangre que derramó bombardeando Siria.

Del lado argentino la hiper-explotación del empresario Messi, como ejemplo del débil que se convierte en fuerte y tiene que hacer lo imposible para triunfar… y la exigencia constante de que gane un titulo para Argentina, la sed de tener un fundamento para sentirnos “los mejores del mundo”. Que más puede querer el Estado argentino... en estos años marcados por la expansión de la miseria y la represión. Nada mejor que una pelota de fútbol para complementar el palazo del policía. Aunque no tengamos que comer, brindaremos en unidad nacional con quienes nos cagan, en un éxtasis de patriotismo, xenofobia y machismo.

En el caso ruso, la apología de una masculinidad competitiva, agresiva, fundada en el individuo que todo lo puede y que siempre tiene que dar más es complementaria con la hostilidad hacia la comunidad gay y trans característica de la Federación Rusa. Esta llega a su punto máximo en Chechenia con sus campos de concentración, donde se encierra y se tortura e incluso, según algunas versiones, se ha llegado a ejecutar a disidentes sexuales.
También en campos de concentración se hacina a los trabajadores nepaleses en Qatar- la próxima sede- durante la construcción de los estadios. Engañados para viajar, y una vez allí se les retiene pasaportes y documentos para mantenerlos cautivos entre larguísimas jornadas bajo un calor sofocantes. Ya son mas de 2000 las personas que han muerto construyendo esos estadios.

Contra los festejos de los explotadores gritamos bien fuerte: ¡Mundial es la miseria! ¡Nada que festejar!

Junio de 2018. Región argentina.



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domingo, 10 de junio de 2018

EL PESO MUERTO DE LA ECONOMÍA

A fuerza de repetírselo una y otra vez, la ciudadanía argentina acaba creyéndose que no es el peso el que se devalúa sino el dólar el que sube. «Dios es argentino», y el sol giraría alrededor de la República Argentina. Macri sería el responsable del ajuste, la presión sería ejercida desde fuera del país por buitres extranjeros, una política nacional acorde podría frenar estos embates de la economía, y para qué mirar más allá del ombligo de la patria.

El Capital, representado por Macri, el Fondo Monetario Internacional, los empresarios, pero también por cada uno de sus gestores, es ante todo una relación social que se da en todo el planeta. Por tanto, ni Macri, ni Dujovne, ni tampoco Lagarde del FMI pueden controlar la economía mundial. A lo sumo pueden definir tal o cual medida económica, pero es la ganancia la que se impone. Es el peso muerto de la economía que oprime lo vivo, deforestando bosques e imaginaciones, envenenando ríos y relaciones humanas, destruyendo la tierra e hipotecando el futuro. En territorio controlado por el Estado argentino como por cualquier otro Estado. Para el Capital, las fronteras que nos impone son inexistentes, su única patria es la ganancia, su búsqueda de crecimiento ilimitado.

La opresión que sentimos por no llegar a fin de mes, eso que conocemos como “ajuste”, efectivamente es un ajuste en nuestras condiciones de vida. Nuestros salarios reales bajan porque cada día aumenta el costo de todas las mercancías que consumimos para reproducirnos mientras que, en comparación, el salario sube en un porcentaje ínfimo. Esta pauperización de la vida de los desposeídos no es un invento del actual gobierno argentino, porque es neoliberal, porque el macrismo es malo o porque sus ministros son gerentes, estos procesos son históricos en la sociedad capitalista y responden a sus necesidades más profundas. A lo que apunta el ajuste no es a otra cosa que a la recomposición de la tasa de ganancia de los burgueses. Se quitan las retenciones a los empresarios agrícolas, se devalúa el peso, aumentan los costos de los servicios e impuestos, se imponen techos salariales, se entablan unas mejores relaciones con las potencias centrales para generar un clima de negocios confiables que incentive la inversión y estimule un nuevo ciclo de acumulación capitalista.

Quien impondrá las medidas de austeridad brutales que se nos están viniendo encima no será el FMI, sino la burguesía como clase internacional. Esos mismos que nos saquean día a día, que nos ajustan, vienen de afuera pero también están aquí dentro. ¿Por qué diferenciarlos? ¿Por qué debería importarnos la nacionalidad de quienes nos oprimen y explotan?

El ajuste es una realidad. Aunque algún paliativo se vote en el congreso o se vete por el ejecutivo, la devaluación baja los salarios a la fuerza y eso no se modifica, aunque se debata o se haga barullo fuera del congreso.

Basta con comparar en dólares nuestro salario de hace un año con el de hoy. Nuestras desgracias son la contracara de lo que la burguesía persigue. Es inevitable que la integridad de nuestra clase se oponga al Capital, porque a mayor ganancia del capitalista mayor nuestro sufrimiento.

Pero también es preciso no perderse en estériles oposiciones al gobierno de turno y a tal o cual medida; cualquier gobierno y todos los Estados son parte elemental de la organización capitalista de la sociedad, y existen para garantizar mejores condiciones a los capitalistas.

La patria es el peligro

En el mes de la patria, el Estado argentino sacó a relucir nuevamente su poder de fuego. Sea en el rubro de los frigoríficos, del transporte, la especulación inmobiliaria o la impunidad de los milicos, sus represiones con distintos grados de violencia nos muestran que, por idiotas que puedan ser sus planes de gobierno, mantienen por completo el control armado del proceso de reestructuración capitalista.

Ya sea que «la patria está en peligro», que «la patria es el otro» o en vísperas de un nuevo mundial de futbol, el ya clásico «somos todos argentinos», es la comunidad del dinero la que continúa siendo la base sobre la cual se articula no solo la conciliación de clase, sino también el brutal despliegue de las fuerzas armadas para detener la conflictividad social y la lucha en las calles.

La lucha por nuestras necesidades no puede votarse ni vetarse, pero puede ser detenida con violencia, asimilada por la política y mistificada por la religión.

La función básica del Estado y sus representantes se refleja expresamente en las reformas laborales y en la represión a cualquier protesta. Y frente a una situación de crisis mundial no está en manos de uno u otro presidente, de uno u otro partido, detener nada.

De todos modos, la economía burguesa es una timba y la casa siempre gana.

El 25 de mayo, día histórico de represión a la protesta social y de imposición de los explotadores sobre los explotados, se pudo ver una masiva reacción espectacular de la oposición frente al nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

La respuesta, blanda como la mierda que la propuso, tuvo lugar bajo la consigna «La patria está en peligro».

Y esta nueva procesión no hizo más que destilar incapacidad y obediencia, bajo una fórmula recurrente, de la que puede participar desde un actor hasta una vecina. Hablar el lenguaje de los amos, movilizarse, pero solo como modo de validar la dominación y la imposición de la lógica democrática sobre el ser colectivo.

Nuevamente, bajo el signo de la cruz y la patria, se ejerce una represión, limpia, si se quiere, y bajo el signo de la prepotencia armada, otra represión, tanto más sucia e indignante.

La voz de los papistas interviniendo en el acto nos recuerda que en las distintas intervenciones de la Iglesia en los conflictos sociales, ambientales o laborales, la religión está siempre aliada con la tiranía. Y más aún, fijémonos cuando los adoradores de lo divino, que pueden llegar a maldecir a los poderosos, continúan impulsando una doctrina de sangre, divulgando a cada palabra su disciplina inmunda, en la que la humanidad tiene que sacrificarse.

Las acciones del aparato represivo y del aparato judicial del Estado, tanto en las jornadas del primero de septiembre como en los enfrentamientos de diciembre del año pasado, están a punto de ser ampliadas y legitimadas a través de la reforma del Código Procesal Penal tratada a fines de abril, que de ser aprobada implicará, entre otras cosas, la vigilancia acústica de las comunicaciones, lo que permite realizar grabaciones de conversaciones privadas de imputados por fuera de sus domicilios; vigilancia de equipos informáticos; y acceso a toda la información que las personas poseen en sus dispositivos electrónicos. Esto posibilita el uso de rastreadores para conocer la ubicación de la persona, el acceso a sus contactos, perfiles de redes sociales, fotos, y también la activación de los micrófonos de las computadoras para grabar conversaciones.

Se prevé la exención de responsabilidad para los policías y miembros de las fuerzas de seguridad que actúan en cumplimiento del deber y con su arma reglamentaria.

En el mismo capítulo, aparecen reguladas con detalle las figuras de “infiltrado” (agente encubierto), “provocador” (agente revelador), “buchón” (agente informante) y “traidor” (arrepentido). Si miramos apenas algunos casos contra anarquistas o el pueblo mapuche del lado “chileno”, podemos ver inmediatamente que la utilización de estas figuras abre un campo enorme para la fabricación de evidencias y falsas incriminaciones.

También, en torno a las manifestaciones, se pena con hasta 3 años a los que detengan o entorpezcan la marcha de un medio de transporte mediante piquetes y a quienes tiren “proyectiles” contra las fuerzas armadas. Lo que, sumado a la exención de responsabilidad de los perros del Estado, deja la puerta abierta a la represión sin asco.

Al cierre de esta edición se cumplen diez meses de la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado por parte de la Gendarmería. El presidente anunció que se va a modificar la normativa vigente para involucrar a las Fuerzas Armadas en el “apoyo logístico” a tareas de “seguridad interior”. Como primer paso, esto implica enviar militares a las fronteras para así liberar más gendarmes asesinos a fin de utilizarlos en la represión interna y el control social.

Bajo la vieja excusa de “narcotráfico” y “terrorismo internacional”, lo que antes se pudo realizar bajo un “estado de excepción”, se convierte ahora en la norma general.

El triunfo de la humanidad frente al capitalismo es incompatible con la supervivencia de la religión, de la patria y de la política. Solo la revolución social puede destruir la dominación existente. Solo los explotados tenemos una verdad distinta por la que luchar.

La salida de la iglesia, el gobierno, partidos, sindicatos y movimientos “sociales” preponderantes es la de siempre, al no poder proclamar abiertamente que su programa de gobierno consiste en el mantenimiento por todos los medios de la esclavitud cada vez más vergonzosa de los explotados. Pero en vista de ganar aliados burgueses, realizan su programa, cada cual según sus capacidades, reprimiendo, calumniando y manteniendo las luchas en su parcela: boicoteando todo reclamo emergente.

Reconocer y nombrar a todos nuestros enemigos es la condición previa para poderlos combatir victoriosamente. En situaciones como estas, saber lo que no hay que hacer, es tan importante como saber lo que efectivamente hay que hacer.

... Y EL PESO MUERTO DE LA LEY

La ley nos da desconfianza a quienes somos sometidos por ella, es decir, a la mayoría de la población. Es un secreto a voces que la ley solo existe para mantener la riqueza del rico y la pobreza del pobre. Sin embargo, en algunas ocasiones y por diferentes motivos, los oprimidos recurren a la ley, a los tribunales, a la Justicia, pero no como acusados, sino como acusadores. Y es sobre esto que queremos compartir una reflexión.

Sabemos que en estos tiempos de posverdad se distorsiona deliberadamente la realidad con el fin de crear y modelar la opinión pública. Y los hechos objetivos tienen menos importancia que apelar a las emociones y a las creencias personales. Intentar una reflexión razonable es un pecado, pero acá vamos. Porque nunca habrá tiempos de paz para poder sacar lecciones de la historia sin estar apenados por las injusticias, con miedo a los asesinos o con urgencia por los agobiantes sucesos cotidianos que nos duelen.

Pondremos en común algunos hecho para intentar sacar alguna lección. Más aún sabiendo que muchos modelos de montaje que pasan por Italia y España luego son lucidos en Chile y se intentan imitar también en Argentina.

Para comenzar, pondremos un ejemplo breve pero no poco importante. No olvidamos cuando en 2003 cinco compañeros anarquistas en Barcelona debieron declarar ante el juez Baltazar Garzón, bajo la acusación de “banda armada–organización terrorista”, en uno de los tantos montajes del Estado español que luego se cayó. Se trata del mismo jurista–héroe que combatió los denominados crímenes de lesa humanidad, a E.T.A., el terrorismo de Estado y la corrupción política. Es el caso de quien no quiere nada fuera de la ley, ni por derecha ni por izquierda, ni lucha anarquista, ni nada que perturbe la paz social del Capital y su democracia. Es importante retener la trayectoria de estos personajes, en tanto defensores de la ley, para comprender que, si bien se podría coincidir con alguno de sus reclamos, estos no pueden separarse de un plan general. La intención de los defensores de esta sociedad no es acabar con los problemas sino reglamentarlos.

Yéndonos nuevamente a otro ejemplo español, podemos sacar alguna lección más. Carlos Palomino, antifascista de 16 años fue asesinado por Josué Estébanez, soldado del ejército de 24 años. El 11 de noviembre de 2007 iba a realizarse una manifestación xenófoba convocada por Democracia Nacional. Carlos acudió junto a tantos otros a una contramanifestación impulsada por varios colectivos antifascistas. El soldado lo apuñaló en el corazón en un vagón del metro. Lo registrado por las cámaras de seguridad muestra a este neonazi gritando «guarros de mierda», «os voy a matar», «Sieg Heil». Logró huir del metro, no sin antes apuñalar a un compañero de Carlos en las costillas. Finalmente, fue alcanzado y golpeado por un grupo de personas frente a una comisaría cercana, donde agentes municipales lograron separarlo y detenerlo.

«Hombre, sí, sabíamos que era de derechas, que tiraba para la derecha, pero nada más. No era ningún fanático, o al menos no lo dejaba traslucir», dijo uno de los camaradas del milico en una entrevista. Al comienzo, los medios hasta se encargaron de ocultar su profesión.

Finalmente, fue condenado a 19 años de prisión por asesinato y otros 7 por tentativa de homicidio. Por primera vez en España se incluía el agravante de “motivos ideológicos” en una sentencia, reconociendo a la violencia fascista dentro del marco de los “delitos de odio”.

Desde el año pasado y en el mismo país, esta figura de “delito de odio” quiere aplicarse a quien se defendió de un fascista. Por tanto, vemos cómo la festejada dureza de la ley rápidamente se vuelve en contra (claro, si se supone que alguna vez estuvo a favor). Se trata del caso de Rodrigo Lanza, chileno de 33 años quien, el 8 de diciembre de 2017 en un bar de Zaragoza, se topó con un nacionalista y en la trifulca este último terminó muerto. «Un crimen por los colores de una bandera», titularía la noticia el diario El País. El origen sudamericano del supuesto atacante solo echaría más leña al fuego. Ese hombre, que llevaba unos tiradores con los colores de la bandera española, no era un simple nacionalista, sino un simpatizante de la Falange y partícipe de un grupo de motoqueros reaccionarios que juraron vengar su muerte y que están acechando okupaciones y “guarros” por las calles de Zaragoza.

La paradoja está en que la mayoría de los antifascistas festejaron anteriores penas por “delito de odio” a nazis y/o fascistas y hoy se encuentran enfrentados a ellos pero en el banquillo de los sospechados. Remarquemos que no se trató de una caza de nazis ni de una contramanifestación o boicot organizado, sino de una pelea callejera y que la pena se agravó por la pertenencia de la víctima a tal o cual corriente política e ideológica.

A fines de abril, en el Estado español, fueron condenadas ocho personas por un supuesto ataque a dos guardias civiles y sus parejas en un bar. Las penas van de ¡12 a 62 años de cárcel! por delitos de lesiones y amenazas con carácter terrorista (¿?). El fiscal considera que hay “prueba suficiente” de que el ataque no fue ni una “trifulca” ni una “pelea de bar”, como sostienen las defensas, sino que se trató de «una acción organizada, planificada y premeditada» cuyo fin era expulsar a la Guardia Civil del pueblo e «infundir terror» en quienes no piensan como ellos.

En Argentina, el juez Bonadío ya más de una vez buscó imputar a diferentes personas, entre ellos anarquistas, por “prepotencia ideológica”. Y es el mismo juez que hoy mantiene preso al compañero anarquista Diego Parodi, aún cuando su defensa y la fiscalía están de acuerdo en la excarcelación. Evidentemente, con la ley o sin ella se puede encarcelar igual.

El 6 de marzo, en Mar del Plata, comenzó el juicio oral y público a ocho militantes neonazis acusados de doce hechos de amenazas, daños y lesiones ocurridos entre 2013 y 2016. A comienzos de mayo, en un fallo inédito, el Tribunal Oral Federal en lo Penal N°1 impuso a este grupo de neonazis penas de hasta nueve años y medio de prisión de cumplimiento efectivo, muy por encima de las requeridas por el Ministerio Público.

Uno de los motivos para que las penas fueran tan altas fue considerarlos miembros de una misma organización que, desde lo penal, se advierte como una asociación ilícita. El voto fue unánime, los tres jueces consideraron que los delitos perpetrados por los acusados y probados durante este juicio oral y público «incitan al odio» y «generaron un envenenamiento del clima social». Como sabemos que la justicia es ciega, esto nos da un poco de terror, porque tanto vale para unos imbéciles neonazis como para un grupo de desocupados, fumigados, hambreados o cualquier otro grupo que se proponga luchar contra las condiciones impuestas.

Evidentemente no tenemos una propuesta para parar a los nazis en una ciudad. A sabiendas de que el castigo estatal tampoco lo para, como no puede acabar tampoco con la violencia machista, ni con la trata, ni con nada de lo que dice castigar. Porque, recordemos, es el propio Estado el que cuenta con el monopolio de la violencia y está detrás del narcotráfico, la trata, el machismo, el rascismo y la xenofobia. Lo que también sabemos es que el castigo estatal tampoco podrá parar la lucha que enfrenta toda su violencia. Estas reflexiones solo pueden hacer sentido en quienes intentan o al menos desean acabar con el estado de cosas actual. Apelar al endurecimiento de las leyes no puede ser una posibilidad para quienes intentamos subvertir lo existente. Y no por una cuestión de principios, sino de previsión.

Porque, cuando se parte de meros principios, estos pueden ser dejados en espera en nombre de la urgencia y el realismo. Y esto ocurre porque el idealismo principista no surge de los balances de la lucha, históricos y actuales, no parte de comprender las relaciones sociales que dominan este mundo, sino de cerebros pretendidamente iluminados que quieren que su conciencia determine la existencia social. Cuando la realidad les pasa por encima, siguen depositando todo en su conciencia, pretendiendo ilusamente tener todo bajo control, mientras están empantanados en el terreno del enemigo. La total oposición a la Ley no surge de unas bellas ideas, sino de nuestra realidad y nuestra historia como clase.

ACTUALIZACIÓN DE INFORMACIONES SOBRE LAS COMUNIDADES MAPUCHE EN LUCHA

Benetton insiste en denunciar a miembros de las lof en resistencia del departamento Cushamen por usurpación. A pesar de que la fiscalía retiró los cargos en mayo, el proceso se realizará nuevamente. Del mismo modo, el poder judicial está intentando embargar e impedir que compañeros y compañeras crucen la frontera.

El 15 de mayo, la Sala III de la Cámara de Casación Penal decidió revocar la excarcelación de Fausto Jones Huala y Lautaro Gonzáles, la cual había sido otorgada por el Juez Federal de Bariloche Gustavo Villanueva.

Ellos fueron quienes bajaron el cuerpo de Rafael Nahuel, asesinado el 25 de noviembre por el grupo Albatros de la Prefectura en Bariloche. Según se conoció recientemente, Francisco Javier Pintos fue el responsable de la muerte de Rafita. Pero él no estaba solo, dispararon 114 balas que podrían haber causado una masacre. Hoy todos los verdugos siguen libres.

Facundo Jones Huala cumple el 27 de junio un año de prisión en Esquel. El día 30 de mayo pasado inició una huelga de hambre: «Este año, ni siquiera me permiten realizar el we xipantu, quieren encarcelar a los peñi por tratar inocentemente de salvar a Rafa, invito a reflexionar a todos y actuar. Dejen de esperar Mesías, nos salvamos nosotros entre todos, no hay milagros.»

NUEVOS MATERIALES: CUADERNOS DE NEGACIÓN NRO.11

Cuadernos de Negación nro.11: Contra la valorización de la vida

El fundamento de la sociedad capitalista es la dictadura del valor en proceso y la utilidad de los objetos producidos son solo un medio, el llamado valor de uso es solo un soporte del valor de cambio, del valor valorizándose.

Pero nada en ninguna parte posee naturalmente una cualidad tal como el valor. Esta es consecuencia del modo en que la sociedad organiza su producción. El valor y la mercancía, así como el dinero o el trabajo no son datos neutrales y transhistóricos, y mucho menos naturales y eternos, se trata de categorías básicas del capitalismo.

Valorizar la vida no significa poner la vida en el centro sino, por el contrario, situarla en la balanza.

Disponible en la feria de la Biblioteca y en la web: cuadernosdenegacion.blogspot.com

LOS BUENOS Y LOS MALOS

El domingo 20 de mayo Todo Noticias emitió un programa titulado «Mapuches. La guerra por la tierra». El mensaje fue claro, según el canal de noticias del grupo Clarín en la comunidad mapuche hay buenos y malos. Los primeros son pacíficos, quieren integrarse a la sociedad argentina y hasta se ven perjudicados ellos y sus negocios por la violencia de los malos que se empeñan en la “lucha anticapitalista” (sic) y por un "socialismo paleolítico" (sic).
 
Podríamos pasarnos párrafos y párrafos señalando los errores cometidos por los periodistas de dicho canal y sus historiadores entrevistados, sus desprecios y su malicia a la hora de informar. Sin embargo queremos señalar dos cuestiones fundamentales:
 
La primera es subrayar, al igual que nuestros enemigos de clase, que no hay conciliación posible. O se está en contra del capitalismo o se está a favor. Se está por la ruptura con el orden dominante o se colabora en su gestión. Se está con las comunidades rebeldes o se está en contra. Mientras tanto podemos debatir fraternalmente nuestras diferencias, pero otra cosa es defender a los rebeldes a la vez que se defiende el Estado argentino, pedir por la libertad de Facundo y posicionarse contra las acciones que el compañero reivindica públicamente.
 
La segunda es señalar la estrategia de separar a los explotados entre buenos y malos, para que los "buenos" también luchen contra los "malos". Sería por culpa de los mapuche rebeldes que los mapuche ciudadanos y obedientes son perseguidos, discriminados y violentados. Del mismo modo que en cualquier manifestación, sería por culpa de los tildados de violentos que la policía reprime y no porque ésta sea el brazo del monopolio estatal de la violencia.
 
Es importante prestar atención porque son estrategias muy simples de identificar en el enemigo, tanto a nivel discursivo como a nivel práctico. ¿Acaso no es obvio que en ciertas manifestaciones que se desbordan la policía en vez de atacar a los más certeros en los ataques reprime a los que están pacíficamente marchando? ¡Claro! Porque eso sirve para que los que van pacíficamente marchando se encarnicen más con los otros que entonces pasan a ser sospechosos, infiltrados, etc.
 
Infiltrados hay, como también gente que juega para lo que dice combatir. Pero prestemos atención para no comernos estas prácticas de los explotadores y sus lacayos que solo generan confusión y distracción.

UN DÍA EN PALESTINA

«Es un gran día para la paz» anunció el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu el pasado 15 de mayo. Ese mismo día se trasladaba la embajada estadonunidense de Tel Aviv a Jerusalén Oriental, convirtiéndose en el primer país en reconocer el reclamo israelí sobre su capital. «Israel tiene derecho a designar su capital» dijo Trump. Pero se trata de algo más que eso, se trata del reconocimiento de Jerusalén como «capital eterna e indivisible de Israel y el pueblo judío» de acuerdo a una ley aprobada por el Parlamento israelí en 1980. Incluso ante la ONU, que en castigo a esta anexión aconsejó a sus Estados miembros trasladar sus embajadas a la ciudad de tel Aviv. «No tenemos mejores amigos en el mundo (que los Estados Unidos), ustedes defienden a Israel y a Jerusalén» agregó el primer ministro.
 
El mismo día, en las protestas contra el traslado y en la víspera de Nakba, el ejercito israelí masacró a más de 60 personas e hirió a más de 2400 (más de la mitad con plomo).
 
Aquel día la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este comenzaron sin actividades comerciales ni educativas en señal de duelo. Mismo día en que se conmemora la Nakba (Catástrofe en árabe), cuando los palestinos debieron comenzar su exilio, desposesión y desarraigo a causa de la creación del Estado de Israel. La creación de todo Estado es una catástrofe y así deberían ser conmemorados todos.
 
Esta masacre de uno de los ejércitos mas equipados del mundo contra una población armada de piedras y hondas fue publicada por los diarios del mundo como «una jornada de tensión», o presentada como un enfrentamiento entre las fuerzas del orden isralíes y los terroristas de Hamás. Pero es otro episodio de la masacre contra el proletariado de aquella región.
 
Y como decía un panfleto de hace algunos años: «Todos los Estados del mundo participan de una u otra manera en esta matanza. Los Estados occidentales, con el de Israel a la cabeza, masacrando; Hamas, la autoridad nacional palestina y demás organismos del Estado palestino, junto con los Estados propalestinos, impidiendo la estructuración en fuerza autónoma de esa masa de subversión, encuadrándola y dirigiéndola al matadero en actos suicidas, desarmándola, pacificándola, reprimiéndola y apresando a los irreductibles.» (Masacre proletaria en palestina, Proletarios Internacionalistas)