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Luchamos contra el olvido, porque el principio del olvido es la muerte misma. Porque la muerte de un compañero que nos da la represión es muerte que nos cruza en el camino de la vida y la lucha. Eso no la hace menos mortal, pero sí menos individual. Y es esa misma lucha, la que no nos permite olvidar que este y tantos compañeros y compañeras que hoy no nombramos, existieron y combatieron sus leyes, su normalidad, su paz.
A un mes de su desaparición decíamos: «No hablemos el lenguaje de los amos, sino el de los rebeldes, con las heridas abiertas y los puños cerrados.»
Aunque el manojo de palabras y actos no alcancen para detener el látigo feroz que nos azota, con nuestro grito damos cuenta de la magnitud de la herida y el porqué de esa herida que irradia luz como un rayo que, en estos días oscuros, es aún más luz. Con el peso pesado de saber que mientras exista el Estado habrá asesinados, torturados y desaparecidos. Pero ¿cómo callar?
Contra el silencio, el terror, la violencia del Estado asesino, es que publicamos estas palabras a tres años de la desaparición seguida de muerte del compañero anarquista Santiago Maldonado. Reafirmando el significado del 1° de agosto como fecha de lucha y de memoria activa, transformadora. Su contracara, el olvido activo de los asesinados por el Estado, tiene como sentido la aceptación pasiva de la normalidad capitalista. Somos parte de esa memoria rebelde, de luchas, de experiencias y teorizaciones subversivas que no pueden ser simplemente repetidas, y que deben ser permanentemente regeneradas.
A un mes de su desaparición decíamos: «No hablemos el lenguaje de los amos, sino el de los rebeldes, con las heridas abiertas y los puños cerrados.»
Aunque el manojo de palabras y actos no alcancen para detener el látigo feroz que nos azota, con nuestro grito damos cuenta de la magnitud de la herida y el porqué de esa herida que irradia luz como un rayo que, en estos días oscuros, es aún más luz. Con el peso pesado de saber que mientras exista el Estado habrá asesinados, torturados y desaparecidos. Pero ¿cómo callar?
Contra el silencio, el terror, la violencia del Estado asesino, es que publicamos estas palabras a tres años de la desaparición seguida de muerte del compañero anarquista Santiago Maldonado. Reafirmando el significado del 1° de agosto como fecha de lucha y de memoria activa, transformadora. Su contracara, el olvido activo de los asesinados por el Estado, tiene como sentido la aceptación pasiva de la normalidad capitalista. Somos parte de esa memoria rebelde, de luchas, de experiencias y teorizaciones subversivas que no pueden ser simplemente repetidas, y que deben ser permanentemente regeneradas.
Asumimos que la lucha por la memoria de Santiago es más que una lucha frente a su desaparición y asesinato, e incluso más allá de él mismo. Ya que el propio Santiago se encontraba luchando y cortando una ruta en solidaridad con Facundo Jones Huala, hoy encarcelado en la cárcel de Temuco, así como había participado en tantos otros proyectos y luchas.
Queremos recordar y reivindicar a Santiago Maldonado, Brujo, Lechu, Vikingo, ese que jodía, que tatuaba, que pintaba, que rapeaba, a quien le hubiera gustado vivir sin amos ni reinos del dinero, que luchó con alegría y cuya muerte fue, justamente, en esa tensión entre lo posible y lo imposible.
A la vez, volvemos a hablar de terrorismo de Estado y hacer presentes otras ausencias que surgieron durante este confinamiento obligatorio. El encender en la memoria la chispa de la rebeldía está impregnado de saber que ni los muertos están seguros ante el Estado si este no es combatido y señalado como lo que es.
Este sábado 1 de agosto la memoria y la lucha nos convocan nuevamente. En Rosario nos encontramos a las 16hs. en plaza Sarmiento.
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