Una vez más la guerra es la paz.
Las fuerzas armadas se concentran en la Patagonia bajo el nombre de
Comando Unificado, e incluso sin nombre, cualquier pretexto es útil para
la militarización.
Y ahí estaban
en Neuquén, en los techos y en el suelo de la dependencia de
Gendarmería. Dispararon balas de goma con la brutalidad que solo ellos
saben desplegar. El objetivo: una manifestación en memoria de Santiago
Maldonado. Cuando la gente llegó al edificio de Gendarmería gritaron y
recordaron otras represiones y otras víctimas. Una vez más, pasado y
presente se perpetuaron bajo el signo del terror y la lucha social.
En La Plata
reprimieron a trabajadores del Astillero Río Santiago y no mataron
porque los explotados supieron resistir con fuerza. Cinco personas
detenidas, heridos, cabezas rotas, un embestido por una patrulla, pero
los atropellados somos todos.
En Punilla,
Córdoba, avanzó la policía defendiendo el proyecto de la autovía de
montaña. Esta autovía de casi 2.000 metros es parte de la increíble
cantidad de devastaciones que está generando el Plan IIRSA en el Cono
Sur.
Luis Chocobar, el policía que asesinó a Juan Pablo Kukoc, de 18 años, se reincorporó a las Fuerzas.
La represión
también se reforma y las Fuerzas Armadas se están reorganizando para
«ejercer la custodia de objetivos estratégicos». Se inauguró en la
Quiaca un aguantadero militar con una primera tanda de 500 soldados que
ascenderá a 3000 para fin de año.
Premio a los
que reprimen y castigo a los que luchan, eso y no otras cosas es lo que
vamos a seguir viviendo hasta que paremos la represión.
En Neuquén se
violentó una conmemoración, un ejercicio de memoria sobre un compañero
caído en lucha. En Córdoba a quienes intentan detener la devastación de
la tierra.
El Estado se está endureciendo para reprimir y estigmatizar cualquier movimiento de protesta. Tanto
a los que se proponen “democratizarlo” para salvarlo, como a los
sectores combativos. A Santiago Maldonado y Rafael Nahuel intentan
presentarlos como un aviso de lo que puede pasar a quienes navegamos
contra la corriente por el mar muerto del Capital.
Quieren meter miedo, porque buscan su estabilidad en esta crisis imparable. Y con los debates de reformas y la propaganda mediática permanente, buscan forjar la unidad del partido del orden.
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