sábado, 19 de agosto de 2017

BENETTON, MACRI Y MÁS ALLÁ

The Argentinian Southern Land Company fue fundada en Londres en 1889 para realizar actividades comerciales en la Patagonia. En 1896 fue beneficiada con la donación de diez estancias, de casi noventa mil hectáreas cada una. A cambio de financiar la Campaña del Desierto, obtuvo tierras estratégicas para el desarrollo del ferrocarril que le sirvió para exportar la producción ganadera. En 1982, la empresa tradujo su nombre –Compañía de Tierras del Sud Argentino– e integró su directorio con un 60% de directores argentinos. Ese paquete accionario fue comprado en 1991 por Benetton por cincuenta millones de dólares.

Allí y ahora se enfrenta a Benetton, como otras luchas deben combatir los desalojos de diferentes burgueses extranjeros y locales, como Marcelo Tinelli. Muchas veces, quienes señalan a una multinacional, no lo hacen de manera inocente, quieren acusar a los capitales extranjeros para beneficiar a la burguesía local. Pero esos problemas interburgueses no deben preocuparnos, quienes trabajamos para ellos somos despedidos, desalojados y hasta reprimidos. Y somos siempre los mismos.

Del mismo modo, no es posible que otro tipo de gobierno «más a la izquierda», «más progresista», «más democrático» pueda oponerse a las multinacionales.

Como ya hemos publicado: los últimos años de gobiernos progresistas en la región latinoamericana han demostrado la profunda implicación de la izquierda y el progresismo en el desarrollo capitalista. No solo no han cuestionado los modelos productivos heredados, sino que los han profundizado enormemente. El extractivismo con monocultivos transgénicos y agrotóxicos, la carrera energética que desconoce todo tipo de límites e impulsa proyectos como el de Vaca Muerta en la cuenca neuquina, y los planes megalómanos de infraestructura para el transporte, como el IIRSA, son algunos de los principales ejemplos.

Pero, lo que es esencial entender, es que el antagonismo social entre burguesía y proletariado no se soluciona con diferentes políticas. Y que nunca, jamás, la burguesía va a defender la tierra ni nuestras vidas. Y, por burguesía, no nos referimos solamente a millonarios de la talla de Benetton o Lewis, sino también a los Macri, los Kirchner y a todos aquellos que viven de extraer y devastar la vida ajena.

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