domingo, 6 de diciembre de 2015

CULTURA MACHISTA Y VICTIMIZACIÓN

La cultura machista no defiende al hombre, lo condena de una manera un tanto sofisticada —al igual que a la mujer: a la explotación, a la represión, a la sumisión, al maltrato y a la muerte. Los hombres encabezan las estadísticas de muerte por asesinatos, suicidios, adicción y hasta por accidentes viales. El machismo permite y alienta la muerte de hombres y mujeres, sin embargo no todo es lo mismo.

Muchos hombres, aún dañados por esta misma cultura, defienden su pequeña parcela de poder frente a la visibilización de la violencia contra la mujer. Argumentan pobremente desde un nuevo discurso políticamente correcto sobre la igualdad: «ni machismo ni feminismo», «la violencia es violencia, venga de quien venga». Veamos que, siendo que en los casos de violencia contra las mujeres son los hombres los que se destacan como agresores, la cuestión no se resuelve si encima se opina desde la pose del machito agresivo, o del bienpensante machista moderno que no dice abiertamente lo que piensa: que las mujeres son inferiores. Las estadísticas arriesgan ciertos números: el 90% de los hombres son asesinados por hombres y el 95% de las mujeres también. Pero cuidado, las estadísticas jamás revelarán ciertos “datos” de la realidad: las condiciones materiales de existencia de las que emanan todas estas situaciones.

Hay cuestiones generales, sociales que debemos analizar: cada agresión no es simplemente un hecho aislado y privado, una a una son constitutivas de un problema social, y por lo tanto no hay soluciones aisladas y privadas. De esa manera hablamos del hombre y de la mujer en general, no haciendo referencia a cada individuo, sino al sujeto social. A sabiendas de que tampoco ni todos los hombres ni todas las mujeres están en las mismas condiciones,  y nos referimos explícitamente a que cada hombre, así como cada mujer, integra una de las dos clases sociales antagónicas en esta sociedad. Y no se trata de todo o nada, de dejar de lado los casos puntuales hasta que se resuelva el problema completamente, de lo que se trata es de no perder de vista ni el enfoque general ni la raíz del problema. Se trata de salir de las vidas privadas que nos impone esta forma de privación de la vida, esta no–vida bajo el capitalismo.

Se trata de hacer fuertes a las niñas y niños para que sepan defenderse y detectar a los agresores antes de que pasen a la acción. Se trata también de combatir una cultura misógina que se concreta en cada uno desde la infancia. Sin embargo, toda lucha es incompleta si no atacamos una sociedad que nos objetiviza y cosifica, no sólo frente a la mirada del violador o del violador reprimido que manosea cuerpos con su mirada y en silencio.

¿Cómo enseñar a las niñas y niños a no ser violadas o a no violar mientras nos veamos unos a otros como objetos de satisfacción individual? Satisfacción que puede ser sexual, emocional o económica pero con un denominador común: el egoísmo de emplear al otro como un instrumento para complacerse a uno mismo. ¿Cómo crear una nueva cultura del respeto mientras se fomenta el ascenso social, el pisarle la cabeza al de al lado, el egoísmo y el narcisismo? ¿Cómo plantear relaciones respetuosas si están basadas sobre el ideal de la propiedad privada? ¿Cómo proponer una plenitud humana si somos fragmentados como seres?

Somos cosificados, separados, medibles, cuantificables, pero aún somos seres humanos, en una existencia contradictoria, y es esa contradicción la que queremos hacer estallar. Y la lucha por hacer volar este orden social precisa necesariamente de otra forma de abordar nuestro mundo. Bajo el capitalismo, en la contradictoria existencia de sobre–vivir, somos empujados a ser seres frustrados, pasivos, traumatizados, aburridos, ansiosos y banales, sumidos en la necesidad del dinero. Es en la lucha contra esta forma de no–vida que vamos descubriendo diferentes maneras de relacionarnos, limitadas pero de una fuerza indomable.

Es en esta lucha que debemos combatir, entre tantas otras cosas, la imagen que crea la cultura machista y un gran sector de la ideología feminista, de una mujer frágil e indefensa, prácticamente estúpida y víctima de la violencia del hombre. Esta caricatura es ampliamente utilizada por el Estado, pues así desearía que fuera cada ciudadano. Y cada patriarca la instrumentaliza para sí y para mantener intacto el orden social, sea actuando de padre, marido o hermano protector, de militante–mendigo de leyes, de patrón o de gobernante.

Es imposible, desde la construcción de una identidad propia en función del rol de víctima, aspirar a la destrucción de esta sociedad opresiva porque esto amenazaría la seguridad de ese y otros roles fijados. Esto no implica desconocer el sufrimiento de las víctimas, pero sí advierte que ese rol que se autoperpetúa sólo genera más víctimas, cuando puede haber otra forma de pararse frente a la violencia. Desde el victimismo se busca aliados y culpables mas no solucionar la situación, incluso se refuerzan los vínculos de agresión y opresión. ¡Seamos sujetos que toman su destino en sus propias manos y no víctimas!

Desde la construcción de una identidad propia basada simplemente en función de nuestros genitales o deseos sexuales tampoco es posible aspirar a la destrucción de una sociedad opresiva.

Cuando nos referimos a explotadores y explotados, no nos referimos a aislados vínculos interindividuales, sino a relaciones sociales, de clases sociales. Decimos que no están aisladas no simplemente porque son casos que pueden sumarse, sino que son hechos que forman parte de una totalidad. Ocultar la existencia de clases antagónicas y reducir los problemas sociales a situaciones personales o grupales, fomenta y consolida la ideología dominante. De este ocultamiento parte la imposibilidad de pensar y actuar en comunidad y en función de ser y hacer un cambio revolucionario de este modo de organizar la vida social.

Mujeres y hombres, proletarias y proletarios estamos juntos en esto, en una realidad inseparable, y sólo abordando esta realidad como un todo y unidos es cómo podemos luchar por una vida mejor.

CAMBIAMOS DE AMO

El domingo 22 de diciembre se realizó en toda la República Argentina el ballotage presidencial para dirimir quién manda en el poder ejecutivo durante los próximos 4 años. Los contendientes eran el oficialista Daniel Scioli y el opositor Mauricio Macri, quien venció luego de una dura carrera en la cual tuvo que buscar montones de alianzas entre todo el arco opositor.

Breves horas después de triunfar, dio una conferencia de prensa en la cual se centró especialmente en reforzar las promesas en torno a las políticas económicas que desarrollará durante el principio de su mandato. No hay que ser experto en economía ni ser muy memorioso para concluir que estas son terriblemente contradictorias entre sí. Repasémoslas:
  •     Apertura de las importaciones
  •     Fin del cepo al dólar
  •     Unificación del tipo de cambio a 1 dólar = 15/16 pesos
  •     Subir de forma real (ajustado a la inflación) la base imponible del impuesto a las ganancias
  •     Reducción de la inflación a un 5% anual
  •     Mantenimiento y mejora de las asignaciones sociales
  •     Eliminación de las retenciones al trigo y el maíz y reducción de las de la soja
  •     Aumento de la jubilación
  •     Cese de emisión monetaria
Ejemplificando, la inflación no hará más que crecer si se quita el cepo al dólar. Ni tampoco se podrán otorgar igual o más asignaciones sociales si el Estado continúa el camino deficitario de los últimos años, recaudando incluso menos con la baja de retenciones.

Pero no buscamos comprender estas inconsistencias para repetir el clásico «los políticos mienten», lo hacemos para reforzar el hecho de que son inconsistentes con las necesidades de acumulación del Capital en la región, que es a quién realmente debemos enfrentarnos. Tenemos que comprender de dónde proviene nuestra miseria, rechazando las distintas formas que nos proponen para administrarla. Que los proletarios nos volquemos a tratar de intervenir en política monetaria, política fiscal, deuda externa, etc.; no puede hacer más que reforzar la explotación, confundirnos y separarnos cada vez más de nuestros intereses. Una cosa es comprender la economía y la política para criticarlas y atacarlas, y otra cosa muy distinta es participar en ellas o pensar que pueden resultarnos útiles. No podemos pretender salir de esta situación con la misma lógica que nos trajo hasta aquí. Con esta distinción clara, pretendemos comprender un poco…

Para Macri será imposible cumplir con sus propuestas, más aún con un banco central prácticamente sin reservas de dólares, en un contexto de profundización del déficit fiscal, y con el grueso de los fondos de la ANSES invertidos. Posiblemente el nuevo gobierno hará un pacto con el sector burgués de su preferencia, la burguesía agraria, bajando de inmediato las retenciones para que vendan la soja almacenada en los silos, que se calcula en un valor de U$S8800 millones, buscando así el ingreso de dólares al país.

Pero aún eso no sería para nada suficiente. La única perspectiva viable con este panorama es el pedido de crédito al mercado internacional. ¿Vuelta a la deuda? ¿O será que nunca se abandonó esa estrategia? Dos de las históricas enseñas kirchneristas —superávit fiscal y desendeudamiento—, volverían, luego de años extremadamente ventajosos para el país en los mercados internacionales, a su estado habitual. Y si bien los K pondrán el grito en el cielo, sabemos que esta vuelta al endeudamiento y déficit fue un producto evidente de las políticas económicas de su gobierno, un desenlace que hábilmente se fue postergando para lanzárselo al que siguiera, ya fuera alguien completamente ajeno –Macri– como alguien cercano pero no tanto –Scioli–, con la ¿esperanza? de sentar las bases políticas para el retorno del “verdadero” kirchnerismo en 4 o menos años, con credibilidad renovada.

Hace varios años ya que los políticos vienen haciendo malabares para que el desacople económico de la región no sea tan notorio, pero finalmente hemos entrado en una situación crítica. Ya no hay más consumo financiado por el Estado que valga, ni emisión de dinero para pagarle a la creciente mano de obra estatal. Llegó la hora del ajuste y el kirchnerismo tuvo la habilidad de retardarlo lo suficiente.

El panorama para nosotros los explotados es clarísimo: disminución del salario real, quita de ayudas sociales, aumento de las tasas de interés, mayores cargas impositivas, recortes en subsidios a servicios como gas, energía y transporte. A la burguesía de la región se le terminó esta breve época dorada y no dudará en hacernos sentir todo el peso de la catástrofe económica. Tampoco hay ninguna duda que el grado de represión callejero, hacia militantes y jóvenes —récord y orgullo kirchnerista si de gobiernos parlamentarios hablamos— se mantendrá, y probablemente profundizará.

Si no cambia todo no cambia nada
 
En pocos períodos históricos de esta región nuestra clase ha estado tan desorientada, tan falta de sus posiciones históricas, de todo lo que la hace ser una clase revolucionaria, y no solo una clase para la reproducción de Capital.

Sobrarán razones para salir a la calle, y lo importante será entonces intentar disminuir o mitigar el efecto del anti–macrismo que se desarrolló en los últimos años y más específicamente en los últimos meses. Es vital entender que si bien Macri y todos sus lacayos se merecen nada más que una muerte horrible, él no es el epicentro de todos nuestros problemas, es solo un representante más del Capital en esta región, y como tal cumple su rol de manera adecuada. Estar contra Macri pero no contra el resto de las expresiones políticas equivale a defender y avalar la tragedia capitalista, y colabora en la confusión de otros y otras proletarias.

A los jóvenes K no les faltará ocasión para salir a reclamar y hacer barullo ante la menor amenaza del gobierno. Formaran filas ordenados detrás de sindicalistas, referentes regionales y todos sus jefecillos. Junto con inocentes izquierdistas ya están pidiendo a través de redes sociales que el mismo gobierno que impulsó la ley antiterrorista ahora la derogue. Llamarle ilusos es quedarse cortos… Lamentablemente comparten con gran parte de la población una enorme ignorancia respecto de la dinámica capitalista que rige nuestras vidas, llegando a ridículas nociones, como considerar que el conflicto interburgués es mucho más poderoso y relevante que el antagonismo entre clases sociales.

No es nuestra primera expresión en torno a este tema y nuestras posiciones al respecto son invariantes. Sea quien haya sido el ganador de estas elecciones, nos encontrará en pie de lucha y esperando que seamos cada vez más los que expresemos en la práctica posiciones anticapitalistas y antidemocráticas.
 
Afirmamos nuevamente ¡Contra el Estado y el Capital! ¡Revolución social!

NO VAMOS A PERDER LAS CONQUISTAS LOGRADAS...

Macri no va a derogar la ley antiterrorista que la década ganada supo conseguir. Los petroleros de Las Heras van a continuar condenados así como todos los que se animen a asomar la cabeza frente al atropello patronal y estatal. En materia de represión, tortura y asesinatos Cambiemos va a mantener, y quizás hasta superar, los records alcanzados por el Frente para la Victoria.

Podremos seguir pagando en cuotas, sacrificándonos y endeudándonos para alcanzar la felicidad mediante el consumo. Eso nos enseñaron ya en “los 90” y nadie nos los va a arrebatar.

Barrick Gold, Chevrón y Monsanto ni se enterarán del cambio de gobierno de turno y podrán seguir, desde este país, destruyendo el planeta y a nosotros con él.

El aborto va a permanecer ilegal así como la santa Iglesia lo requiera. Y la Argentina continuará adulando al papa “Francisco” y sintiéndose orgullosa de él.

Por un futuro más futuro habrá que olvidar las diferencias de clase y tirar todos para el mismo lado, que estén los chupasangre de Cambiemos en el gobierno es una buena excusa con la que intentan entretenernos en pugnas interburguesas y olvidar que nuestros intereses son antagónicos a los de los opresores y explotadores.

MEMORIA: LOS CONDENADOS DE LA PATAGONIA

La tierra pronto va a dar otra vuelta alrededor del sol y nuestros compañeros siguen luchando. A veces en localidades vecinas al pueblo santacruceño de Las Heras; otras cerca nuestro en actividades solidarias y de difusión lejos de su casa, donde los campos ya no son sinónimo de operadoras petroleras sino de agro–tóxicos y fumigaciones.

Parece increíble, pero aún hoy puede haber quien no sepa sobre la adversidad que enfrentan los amigos, familiares y, fundamentalmente, los condenados de Las Heras, acusados sin pruebas de asesinar a un perro de la burguesía, a un policía.

Así que lo diremos brevemente: el día 12 de diciembre del año 2013 la Cámara Oral Criminal de Caleta Olivia (Provincia de Santa Cruz) condenó a diez trabajadores del petróleo, una de las actividades productivas más comunes de la zona. «Los condenados fueron llevados a juicio acusados por el homicidio del policía Jorge Sayago, ocurrido durante una pueblada en 2006, la cual fuera provocada tras la detención de un referente petrolero en el marco de una lucha que éstos venían librando para lograr su encuadramiento sindical en la rama productiva que les correspondía, incorporándose así a un convenio colectivo con mejores escalas salariales y condiciones de trabajo. También demandaban la suba del mínimo no imponible, monto a partir del cual los asalariados tributan el impuesto a las ganancias.

Ramón Inocencio Cortez, José Rosales y Hugo González fueron condenados a prisión perpetua por homicidio agravado. Franco Padilla, por tener 14 años en el momento del hecho, fue sometido a “tratamiento tutelar”. Pablo Mansilla, Carlos Mansilla, Daniel Aguilar, Néstor Aguilar y Rubén Bach recibieron cinco años de prisión por coacción agravada. Darío Catrihuala, quien supuestamente disparó el arma contra Sayago y otros dos policías, recibió también cinco años de prisión por lesiones graves calificadas. Juan Pablo Bilbao y Alexis Pérez, quienes nunca fueron mencionados en ninguna declaración durante ni previa al juicio, fueron sobreseídos.» (Extraído de libertadalospetroleros.blogspot.com.ar).
Los compañeros fueron detenidos sin prueba alguna entre los años 2006 y 2009, y torturados física y psicológicamente para arrancarles testimonios, tras lo cual se les rearma la causa en el año 2010. Causa en la que ya se sabe solo pudieron probarse los apremios ilegales y las torturas recibidas.

La historia también es el tiempo presente

La Gendarmería, el Estado, la huelga, la cárcel y la policía, las noches de terror que se vivieron: realidad social de los explotados que no es solo patrimonio de antiguas gestas heroicas, sino que reaparece permanentemente en nuestro devenir histórico a través de la contradicción que estalla entre el Capital y el proletariado, entre las fuerzas opresoras y las fuerzas oprimidas. Tales contradicciones, que se expresaron ayer y hoy, constituyen el motor fundamental para desencadenar procesos de transformación en los que el potencial históricamente acumulado de los oprimidos se enfrenta a la opresión unilateral e indiscutible del mundo burgués. Asumir nuestro lugar en el conflicto entre dos clases antagónicas implica necesariamente comprender el proceso completo de la realidad, no solo sus efectos con sus posibles responsables en lo inmediato, sino también sus causas. En definitiva, las contradicciones sociales que generan dichos efectos. Para abrirle paso a una actividad realmente transformadora en nuestro medio social, para que ésta barra con las falsas criticas al reino del Capital, aquellas que hablan por ejemplo de males menores en la competencia de las fuerzas dominantes de nuestro tiempo, que hablan de “criticar lo criticable”, y que con esa gradualidad tan recurrente en boca de los imbéciles, exclaman que no todo es opresión y desigualdad, que existe una dominación justa, aceptable.

La realidad social a la que nos referimos es también una construcción histórica. Así, todas las explicaciones de lo real están también atravesadas por los intereses de los grupos de poder construyendo consenso y disciplinamiento en torno a naturalizar y asumir ciertos hechos que nada tienen de naturales, y mucho tienen de contingentes. La contingencia no golpea a cualquiera, no es azarosa. Presente y pasado, según lo vemos, son fundamento uno del otro, y en esa unidad contienen la miseria y la rebeldía que fermenta tras siglos de penurias vividas entre todos nosotros, por todas nosotras.
A través del ejercicio crítico de la memoria proletaria podemos vincular estrechamente la particularidad a la vez que la generalidad en la que el capitalismo se reproduce y transforma mediante la explotación del trabajo humano. Que esta condena sea un punto de llegada a comprender las implicancias de la Justicia impartida por los tribunales de la burguesía también puede ser un punto de inicio si asumimos las tensiones sociales y potencialidades disruptivas de nuestro tiempo: «¡Quien tiene el hierro tiene el pan!»

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Jornada de difusión en Rosario:
A dos años de la condena: ¡Libertad a los petroleros de las Heras!
¡Contra el Estado y sus cárceles! Los gobiernos pasan, ¡la lucha continúa!
Viernes 11 de diciembre a las 18 hs. Plaza Sarmiento